A pesar de que un alto número de mujeres padece Depresión Posparto (20%), MUY POCAS buscan ayuda y acuden a tratamiento.
Una de las principales razones, es que la mujer con DPP suele negar, minimizar, ignorar o rechazar sus síntomas, además de considerar que cualquier otro gasto (pediatra, vacunas, pañales, ropa, etc.) es MUCHO más importante que pagar un tratamiento.
Así mismo, creer que no hay una posible solución a sus problemas: “Nadie me puede ayudar”, “Esto es un castigo y lo tengo que soportar” o “No merezco ser feliz”.
Aunado a esta situación, existe un gran estigma social para hablar de los aspectos negativos de la maternidad, por lo que las mujeres prefieren no decir que se sienten mal, tristes, angustiadas o con miedo. Esto debido a que temen ser juzgadas o incluso, rechazadas por parte de su familia, amigos o de las instituciones a las que pertenecen.
Otro aspecto que impide que se puedan atender, es pensar que no tienen tiempo o que nadie les ayudará a cuidar a su hijo: “¿Quién tiene realmente tiempo, yo si estoy trabajando/tengo que cuidar al bebé/tengo que cocinar y limpiar la casa?”
Y finalmente, la falta de conocimiento sobre la DPP por parte de los profesionales de la salud, quienes en ocasiones la confunden con la Tristeza Posparto (o Baby Blues), piensan que la mujer está exagerando o consideran que con una actitud positiva y descanso, saldrá adelante por sí misma.
Si te sientes mal después de haber tenido a tu bebé, busca ayuda. Recuerda: ¡NO ESTÁS SOLA, NO ES TU CULPA y CON EL TRATAMIENTO ADECUADO, TE VAS A RECUPERAR!
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