¿Vives De La Autoexigencia?

Por Fabiola Guerra Ugalde

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Alimentar la competencia nos puede llevar a ser depredadoras del éxito o la permanencia voluntaria en un cargo, tenemos unas inclinaciones ardorosas y pasiones fortísimas en forma de “come fatiga”. Empezando por el culto a mil quehaceres. Yo he escuchado a muchas mujeres y hombres decir “¡Yo me voy cuándo yo quiera, tú no me cortas!”, “¡A mi ése no me va a quitar mi trabajo, antes lo echo yo!”; “¡No sabes con quién te estás metiendo!”, “¡Aquí mando yo!”.

Pesando, Contando y Midiendo

El miedo nos ha enseñado que sino te pones abusad@ alguien en la casa o en el trabajo puede sustituirnos prontamente, solemos sumergirnos en el vacío de las comparaciones y subir el nivel de autoexigencia para llenar el estandar afectando nuestro sistema nervioso de la siguiente manera PENSAMIENTO + EMOCION = ACCION.

Terminamos ultra- ocupad@s y cuando alguien nota tu nivel de producción es seguro que te suba la cuota de esfuerzo y rendimiento. En un mundo donde todo se vende y se compra nos mueve tanto la posesión como la pérdida. Pensamos y nos sentimos indispensables y sucede que cuando vemos las cosas como apetitos del “tener” –la búsqueda se vuelve imposición, incluso de intrigas- y empezamos a chorrear importancia- Aquí, cabe una frase que nos dice San Juan De La Cruz “Cinco daños causa cualquier apetito en el alma: el primero, que inquieta; el segundo, que la enturbia; el tercero, que la ensucia; el cuarto, que la enflaquece; el quinto, que la oscurece...”

¿Soy exitosa o feliz?, ¿Escucho a mi ego o a mi inteligencia? ...Al final nos vemos sin permiso para descansar o enfermar. nos dice Lizi Rodriguez

Las personas perfeccionistas o “come fatiga” en lo imposible de su empeño no reconocen sus logros, viven de la sobre-exigencia y sufren insatisfacción terminal. Cuando nada es suficiente se genera infelicidad y es una piedra que nos hará tropezar tarde o temprano ¿Cuántas veces nos hemos vistas en una atmósfera cargante, pesada y ni modo hay que resistir la burocracia por temor a qué alguien venga a comerse el mandado.

A veces el trabajo cae en saco vacío, derroche y terminamos impactados en un electrificado alambre de púas y pús. ¿Estoy haciendo los progresos que quiero y que me llevará a donde quiero estar en el futuro?

Todos los hombres sometidos al imperio la padecen vacías porciones del tiempo; pero te has preguntado; ¿Cuánto tiempo permaneceré aquí?

GRACIAS por leerme