SANAR: UNA HERRAMIENTA PARA CRECER EMOCIONALMENTE.

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En la Medicina tradicional, sanar es restituir la anatomía y la función de un órgano o de un sistema que transitoria o definitivamente está alterado. Pero en la vida cotidiana no sólo el cuerpo físico enferma, sino que también tu cuerpo emocional sufre el embate de pensamientos y emociones negativas que se van acumulando, sumiéndote en la angustia, en la ansiedad y a veces también en la desesperación.

¿Qué es lo que sucede en estos casos? Es bien interesante destacar que nuestro cuerpo físico tiene mecanismos bien determinados para eliminar no sólo las sustancias que no le sirven, o lo que en forma muy inteligente descarta de nuestra alimentación, sino todo aquello que puede “intoxicar” nuestro organismo.

Sin embargo, no sucede lo mismo con nuestro cuerpo emocional, dónde por largo tiempo vamos acumulando situaciones que se convierten en emociones negativas que nos paralizan, sin encontrar la salida para dejarlas a la vera del camino. Una vez que ese cuerpo emocional se desborda, proyecta su malestar a tu cuerpo físico, y aparecen allí las denominadas enfermedades psicosomáticas, dónde hay alteraciones del funcionamiento de casi todos los órganos que componen el cuerpo humano.

Esta carencia debemos aprender a suplirla con nuestros propios mecanismos de sanación. Una buena salud mental, preservará tu cuerpo físico de alteraciones inútiles, y deberás recorrer el camino para liberarte de culpas inexistentes, y de mochilas que cargas en tu espalda y que sutilmente te han colocado a lo largo de tu vida, haciéndote responsable de hechos que quizá ni siquiera te tuvieron como protagonista.

¿Qué es una emoción? Una emoción es la respuesta que tú acuñas frente a un hecho que te tiene como protagonista. Hay personas que tienen la tendencia a producir siempre emociones negativas que consumen su energía vital, bloqueando su capacidad de pensar, de sentir y de generar ideas y proyectos para su vida presente y futura.

No es que no existan los problemas. Tú los tienes y también los tengo yo y todos quienes nos rodean. Lo que nos diferencia a unos seres humanos de otros, es lo que hacemos con esos conflictos. ¿Cómo los enfrentamos, con qué instrumentos contamos para resolverlos?

 Aquí aparece en toda su dimensión la importancia de la autoestima para poder crecer emocionalmente.

Asentada en sus dos pilares fundamentales: la confianza y el respeto por uno mismo, la autoestima aparece habitualmente hecha trizas, cuándo nuestro cuerpo emocional está enfermo.

Por lo tanto quizá sería importante no acudir tan rápidamente a los psicofármacos en la búsqueda del alivio de nuestro sufrimiento, y sí trabajar en la profundidad de lo que nos sucede, aunque las lágrimas bañen nuestras mejillas. No aceptar la realidad, nos lleva siempre por caminos equivocados. Sin embargo aceptarla es siempre el primer escalón de un proceso de reingeniería personal o de cambio, tendiente a que podamos encontrar las herramientas para poder sentirnos mejor con la vida.

 

Algo que nadie puede hacer por nosotros, y que tampoco podemos delegar por la sencilla razón de que nadie puede saber mejor que tú lo que necesitas para sentirte bien.

 

Crecer emocionalmente es aceptar el reto y los desafíos a los que la vida nos expone con dignidad y con altura. Aciertos y errores seguramente cometerás en la búsqueda de tu bienestar. Pero comienza por sanar aquellas heridas abiertas del alma que hoy te duelen y que no te permite sonreír y mirar el futuro con una sana esperanza.  

 

Habrá situaciones que podrás resolver con facilidad y con rapidez. Habrá otras que serán de más difícil resolución porque han calado hondo en la confianza y en el respeto por ti mismo. Comienza por lo que te resulte más sencillo. Aprende a decir que no cuándo así lo sientas, y a decir que sí, cuándo estés de acuerdo con lo que te proponen. Poner límites te hará crecer emocionalmente y sobre todas las cosas hará que los demás te respeten y acepten tus cambios.

       Es algo así como cambiar tu identidad. Seguirás siendo la misma persona. Tu esencia no cambiará, pero te mostrarás frente al mundo mucho más sólido, mucho más consistente y sobre todas las cosas habrás aprendido a escuchar los susurros de tu corazón.

 

       No puedes evitar que te juzguen por cada uno de tus actos y por cada uno de tus pensamientos. Pero lo más importante es que aceptando el juicio que te merece tu propia persona, y modificando aquellos aspectos que hoy te merecen una sana autocrítica, reducirás significativamente la importancia que le otorgas a lo que piensan los demás, ubicándote en un lugar de privilegio en tu vida.

 

       Crecer emocionalmente, lleva un proceso de introspección y de conocimiento interior. No existen atajos. Sí existe la férrea voluntad de sentir que mereces el bienestar al igual que cualquier otro ser humano que al igual que tú, puebla la Tierra. No lo dejes para mañana. Comienza hoy ya esta noble tarea de sanar las heridas del alma.

 

Dr.  Walter Dresel

 

wdresel@adinet.com.uy

 

www.exitopersonal.org

 

www.walterdresel.blogspot.com

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