Una Montaña de Luz

El diamante "Koh-i-Nor" (que en Sánscrito significa "Montaña de Luz") es uno de los Diamantes legendarios en la historia de la humanidad. Con la friolera de 105 kilates (¡¡¡21.6 grs.!!!) su historia esta envuelta en guerras, conspiraciones, traiciones y todo tipo de pasiones desbocadas por poseerlo.Pero probablemente lo mejor es la leyenda que envuelve su descubrimiento hace aproximadamente 5,000 años, y que es lo que para mi en lo personal le hace honor a aquello de "Montaña de Luz".Cuentan que existió en una provincia de lo que alguna vez fue Persia, un humilde granjero de nombre Ahmed. De carácter tranquilo y trabajador, era dueño de su propia granja, la que trabajaba alegre e incansablemente en compañía de su esposa Soraya y sus tres pequeños hijos. La tierra era generosa y los animales completaban sus ingresos de forma cómoda, por lo que vivían sin lujos, pero holgadamente.Un día por la tarde, mientras Ahmed guardaba los utensilios de labranza y llevaba a los animales al corral, se acercó una pequeña caravana y un hombre se presentó a solicitarle le permitiera pasar la noche en su propiedad para no estar expuesto a los ladrones del camino, ofreciéndose a pagar por las incomodidades que su presencia pudiera provocarle a Ahmed o su familia. Aquel hombre le dijo que era un rico mercader de paso por la zona, y sólo requería donde pasar aquella noche.Tras comentarlo con su esposa, acordaron que sería un acto de bondad que sus dioses no despreciarían, y además el dinero que aquel hombre estaba dispuesto a darles no estaba de más. Por lo que le invitaron a cenar con ellos en su casa, mientras los sirvientes del comerciante llevaban a sus animales a descansar en un pequeño riachuelo que pasaba detrás de la casa.Tras la cena y picado por la curiosidad Ahmed le preguntó al hombre que era lo que comerciaba, a lo que este le respondió que diamantes y piedras preciosas. Siendo un granjero de origen humilde, Ahmed nunca había visto una piedra preciosa, mucho menos un diamante.El mercader saco una pequeña piedra no mayor que un garbanzo y la puso sobre la mesa, Ahmed se maravilló ante los fulgores que aquella piedra lanzaba, pero su asombro se volvió incredulidad cuando el mercader le aseguró que aquella pequeña piedra valía el peso de Ahmed en monedas de oro.Platicando con el mercader, se entero que en las tierras mas occidentales, más allá de los desiertos del mar muerto aquellas piedras yacían a flor de tierra, en los lechos de los ríos, y que cualquiera con la paciencia necesaria y cierta dósis de buena suerte, podría convertirse en un hombre de inmensa fortuna.En los siguientes días tras la partida del mercader, el ánimo de Ahmed cambió por completo, se volvió huraño y meditabundo, dejó de jugar con sus hijos y platicar con su mujer, descuido el trabajo y perdió el sueño… tal era la obsesión que ahora inundaba su alma por las palabras del mercader y los brillos de aquella piedra.Finalmente una mañana empacó unas cuantas cosas y abandonó todo, familia, posesiones, trabajo, techo y comida segura, para perseguir aquellas piedras en las tierras por donde se pone el sol. Tras años de miserias y desventuras, Ahmed murió solo y pobre, sin siquiera alguien que le diera sepultura a su cuerpo.Años después el mercader volvió a pasar por aquella granja, ahora en ruinas y devastada. Tras escuchar la historia de boca de la viuda el mercader se sintió responsable por la desgracia que había caído sobre aquella familia, así que ofreció comprarle la propiedad a la viuda.Aquella finca se convirtió en una parada de descanso en los viajes del mercader, y en una de esas paradas, aquel mercader decidió llevar a su caballo favorito al riachuelo para que abrevará y refrescará sus pezuñas. Mientras el animal caminaba lentamente en el agua, su dueño lo admiraba recargado en una palmera, cuando sus ojos observaron un resplandor singular entre la pezuñas del caballo, al acercarse cual no fue su sorpresa al descubrir un diamante del tamaño de un haba.Dice la leyenda que ese fue el origen de la "Golconda", mina que dió origen al mítico diamante "Koh-I-Nor".Pero para mi la verdadera riqueza se esconde en ésta historia. ¿Cuantas veces no actuamos como Ahmed?En cuantas ocasiones no buscamos fuera, lejos, nuestra felicidad… cuando solo debíamos voltear y revisar nuestras posesiones para encontrar todo aquello que necesitamos para ser felices.En cuantas situaciones no ignoramos nuestros propios recursos y capacidades, esperando que la solución llegue de fuera.Cuantas oportunidades para realizarnos habremos dejado pasar por estar suspirando en las "riquezas" que supuestamente nos esperan en no se dónde.Cuantas de nuestras decisiones no volvieron miserables a los que amamos por perseguir esa meta personal y egoísta que nos cegó los ojos y el corazón.Yo me rehuso a ser otro Ahmed…
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Comentarios

  • Me gustó tu historia Roberto!

    Hay otras lecturas que tratan esta misma premisa: “El tesoro enterrado” de Jorge Bucay, “El alquimista” de Paulo Coelho y en algún momento leí un cuento árabe que de hecho, me parece que fue donde se inspiró Coelho.

    Un abrazo
    Vero
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