¿QUÉ CAMINO DE LA ROTONDA TENGO QUE TOMAR?

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                                             “El viaje más largo es siempre el viaje hacia adentro. El viaje hacia casa para encontrarse a uno mismo dura toda la vida… y tal vez más. “

                                                           JÜRGEN  MOLTMAMN  

 

Imaginemos que integramos un grupo de personas que nos estamos desplazando en un vehículo por una carretera y que en determinado momento vemos un inmenso cartel que nos está señalando que unos metros más adelante vamos a toparnos con una rotonda desde la cual es posible tomar varios caminos diferentes. Somos cuatro las personas que viajamos en ese vehículo imaginario y cada uno, de acuerdo con el itinerario que se fijó previamente, quiere tomar un camino distinto  al que van a tomar los demás. ASÍ ES LA VIDA. También tú llegas a rotondas imaginarias en las que tienes que elegir un camino. Y para hacerlo es necesario recorrer muchos kilómetros antes de poder ver cuáles son las herramientas que sabemos que poseemos y aquellas que están en la profundidad de nuestro ser esperando que vayamos a buscarlas para utilizarlas en la concreción de nuestro proyecto personal.

Cuántas veces nos sucede que nos encontramos ante una disyuntiva. Tenemos que tomar una decisión, tenemos que tomar un camino. ¿Qué herramientas tengo? ¿Con qué elementos cuento? ¿Qué experiencia tengo en la vida que avale la decisión que yo puedo tomar?

Y hay determinadas circunstancias en la vida de los seres humanos que nos indican que debemos optar por un camino distinto al que venimos transitando, quizás durante toda la vida, o quizás durante mucho tiempo. Cómo nos damos cuenta si tenemos que cambiar ese camino? Nos damos cuenta porque indudablemente el grado de satisfacción con lo que nos está sucediendo no es lo suficientemente adecuado como para poder seguir por ese mismo camino. Por lo tanto, ese es un indicador de la necesidad de un proceso de cambio.

Frente a esa decisión es necesario revisar nuestro interior para ver qué  encontramos y elegir cuáles son los instrumentos más adecuados para poder, entonces sí, cumplir con nuestros sueños. Sueños, anhelos y deseos que tenemos todos los seres humanos. Y es absolutamente saludable que así sea. Porque esos sueños, esos deseos, esas necesidades, actúan como un factor motivacional importante para que cada mañana nos levantemos, después de nuestro descanso, para ir en busca de ellos, sabiendo hacia donde queremos llegar.

Cuando por distintas razones las herramientas y las metodologías que utilizamos no nos dan el resultado que esperamos, entonces tenemos que recurrir a algo que en general nos olvidamos que existe en nosotros y que es EL POTENCIAL. ¿Qué potencial guardo yo dentro de mi persona? ¿Qué potencial tienes tú dentro de tu persona? Y no pienses ahora en tu trabajo, en tu profesión, en tu oficio, en lo que tú haces habitualmente; piensa en lo que yace en lo más profundo de tu ser y a lo que deberás recurrir en momentos en que justamente estás pensando y sintiendo que no estás llevando la vida que quieres, o que la vida no te está dando las satisfacciones que tú mereces. A ese potencial hay que descubrirlo, a ese potencial hay que acercarse, ese potencial tiene que ser el trampolín que nos impulsa hacia un nuevo estilo de vida.

Es por eso, que ese potencial se descubre en los períodos críticos, en los períodos difíciles de la vida, porque es allí donde se torna una emergencia instaurar cambios y transformaciones que nos permitan hacer frente a los desafíos.

No es posible que un ser humano fracase una y otra vez y no haga nada para evitar ese fracaso. Porque el sentimiento de frustración frente al fracaso va pulverizando su autoestima. En la medida que no tiene confianza en sí mismo, que no respeta su propia persona, cada vez tiene menos ganas de hacerle frente a la vida.

Y en esa búsqueda intensa de soluciones para esa situación por la cual hipotéticamente podemos estar atravesando, en ese diálogo interno en el que cada uno se plantea qué es lo que va a hacer de aquí en más, allí aparece ese descubrimiento extraordinario que nos permite acceder a otras alternativas, que nos van a confirmar que el ser humano es capaz de emerger satisfactoriamente de las situaciones conflictivas conociendo su propio potencial. Es justamente ese potencial el que te permitirá explorar caminos y aplicar soluciones adecuadas a los problemas que van a ir surgiendo en el ejercicio de VIVIR CON DIGNIDAD.

Y yo creo que cada ser humano tiene su momento, cada ser humano tiene su espacio, cada ser humano tiene una capacidad de tolerancia que es totalmente diferente de otros. Hay quienes toleran determinadas situaciones durante muchísimo tiempo y hay otras personas que inmediatamente comienzan un proceso de cambio, un proceso de sustitución de determinados valores que eran importantes para esa persona hasta cierto momento de la vida, hasta que comprendió que no puede seguir viviendo de ese modo.

Por otro lado, los deseos y las necesidades requieren también de una buena dosis de paciencia y de tolerancia porque las cosas no pueden darse, y no se dan habitualmente en la vida, de un día para otro. Pero ese momento llega. Ese momento de desborde cuando tu capacidad emocional dice ¡BASTA!, allí se produce esa mirada interior, esa mirada en el espejo del alma, ese sentarse a tomar un café con uno mismo y decir: ¿QUÉ CAMINO DE LA ROTONDA TENGO QUE TOMAR?...

Piénsalo!

 

Dr. Walter Dresel

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com

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