¡El Hechizo Maternal!

Por Fabiola Guerra Ugalde

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¿Qué pasa cuando crías a tus hij@s como homo agresivus depredatorius?

Nada consume tanto la materia gris y empaña el espejo de la realidad, como, cuando; la idolatría sustituye el lugar que debería ocupar el amor. Tan sólo un mito es suficiente para creer en todo y nada. Hay un mito que reza que “la mujer adentro y el hombre afuera”, aún, cuando la actividad conyugal se vaya apagando, aún cuando los hij@s se van crecen y no regresan nunca-.

Hay padres que se casan con el castigo y la sobre-exigencia pero, hay que entender que los sacrificios deberían de venir con fecha de caducidad, no son para perpetuarlos hasta la eternidad, ¿No crees? Cuando el sufrimiento es el pago de nuestras obras la infelicidad es la consecuencia de nuestra vida así, como, la despersonalización; la perdida de identidad y de creencias de nuestra propia trascendencia. Creo que la peor familia es la que formas para ser tu propio depredador.

El auto-de-formal-prisión, llega al padre o madre y trae agarofobia –entre otras cosas-, reacciones de obediencia, endiosamiento a los hijos o conyugue. El ser humano es profundamente idólatra aunque sólo reciba el trato de juguete. El ser humano es potencialmente propenso a ser huésped de un campo de concentración auto-creado. Siempre buscando un pretexto para no salir : “tengo que esperar a mi hijo, “tengo que lavarle a mi hijo”, “tengo que plancharle a mi hijo”, “tengo que servirle a mi hijo”, “tengo que cuidar a mis nietos”, etc, etc, etc.

He conocido a tantos familiares que hacen de la privación su acomodo –para colmo se encuentran muy solos, sus familiares no los visitan-. Sucede que el ídolo creado (llámese hijo, padre, etc) llega a ser un monstruo y provocar miedo y misticismo –trayendo un sentimiento de inutilidad al “adorador o esclavo” en el corazón, nace entonces un sentimiento de estar en pecado y falta perpetua-.

Tenemos que reconsiderar miles de veces nuestras reverencias y creencias porque, estás, pueden dejarnos sin defensa. Hay padres que no se dan cuenta que educan en el odio no en el amor y al final de sus días sólo reciben de sus familiares indiferencia –en el mejor de los casos-. Sucede que hay padres que le dan una importancia infinita a los deberes y ellos mismos viven rechazados, denigrados, menospreciados y escarnecidos con deliberación. Parece que, “Dogmatizar a ciertas personas” es la única experiencia fortalecedora de los sufrientes”.

Amar como maniáticos es una mala estampa, exagerada, caricaturesca. abandonarnos a la reverencia eterna, a la veneración del hijo o conyugue como héroe o Dios es muy malo para la salud.

El ser sometido no reconoce ni recompensa ni salario y sólo fuerza la crueldad y el sacrificio.

GRACIAS por leerme