AMA CON LOCURA, QUIERE CON CORDURA

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Siendo conscientes de la realidad energética de la que formamos parte, donde la palabra tiene un papel clave en la configuración de nuestra realidad, debemos estar atentos a lo que decimos y a cómo lo decimos.

Acostumbramos a utilizar los términos “te quiero” y “te amo” indistintamente, prácticamente como sinónimos, cuando en realidad transmiten cosas muy diferentes, y por lo tanto, nos llevan a generar realidades distintas, en algunos casos las contrarias a las que deseamos.

Querer es deseo, y está totalmente relacionado con el apego. Consiste en buscar en los demás eso que me complementa. Está basado en una visión propia como un ser incompleto, y en una concepción de la felicidad como algo a buscar fuera de mí mismo.

Cuando le digo a alguien “te quiero”, sin saberlo están entrando en juego todas esas creencias limitantes del tipo “necesito otra persona para yo estar bien”, “mi felicidad y bienestar no están en mis manos”, “yo no tengo el poder”,…  Ese es el verdadero mensaje que estamos enviando. Esa es la energía que estamos generando. Y esa será la realidad que estaremos creando en nuestra vida.

Cuando quiero a alguien tengo la expectativa de obtener reciprocidad, y si esta no se da, pues a sufrir. Querer está relacionado con el placer, o lo que es lo mismo, con la obtención de una sensación agradable por el hecho de disfrutar temporalmente de algo externo a nosotros mismos.

Amar es algo muy diferente. Consiste en vibrar en una emoción de elevada frecuencia que proporciona libertad y da poder. El amor es incondicional y está libre de expectativas. Es algo que sale de uno hacia los demás.

Cuando amo, soy yo quien está emitiendo una determinada vibración con el objetivo de impactar positivamente en los demás. Cuando quiero, en realidad estoy buscando lo contrario. Espero que una determinada energía de elevada frecuencia emitida por otros llegue a mí.

Cuando amamos tenemos nosotros el poder, y nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Sin expectativas ni sufrimiento.

Cuando queremos trasladamos nuestro poder a aquel o aquello que deseamos, con un cierto nivel de apego por el resultado.

Sé consciente que amar atrae amor, mientras que querer atrae deseo y necesidad. El amor conduce a un estado interior de paz y felicidad, mientras que el deseo y la necesidad conducen al placer o al sufrimiento.

Ahora bien, amar y querer no son incompatibles. Amar no significa renunciar al querer, como tampoco es obligatorio renunciar al placer para ser feliz. La clave está en apego al resultado.

Ama con locura, sin límites, ya que el amor no se agota, al contrario, crece cada día más. Y quiere con cordura, de forma racional, sin poner en peligro tu equilibrio y tu felicidad interior.

 

Ricardo Eiriz

Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”

www.eiriz.com

www.metodointegra.com

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