YO TE MANIPULO Y...¿TÚ QUE HACES?

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          La manipulación es una de las formas más perversas de comunicación entre los seres humanos. Puede presentarse a nivel de las relaciones afectivas, a nivel de las relaciones laborales o a nivel de las relaciones interpersonales.

          Adquiere relevancia a nivel de las relaciones afectivas, por el altísimo índice de violencia doméstica que el manipulador pone de manifiesto, cuándo su víctima intenta defender su espacio, o intenta hacer valer sus derechos.

          Las relaciones son siempre asimétricas, dónde aparece una figura dominante la del manipulador, y una o más víctimas, que van lenta y progresivamente perdiendo la confianza y el respeto por sí mismas, hasta perder su identidad como consecuencia de la desaparición de su autoestima.

          La herramienta preferida por el manipulador para someter a sus víctimas es la agresión bajo todas sus formas, desde el chantaje emocional, hasta la inoculación de la culpa, pasando por la amenaza económica, la violencia psicológica y la violencia física.

          Lo importante es que la víctima en determinado momento, ya sea porque se ha dado cuenta de que no quiere seguir viviendo de ese modo, o porque alguien le ha advertido que se puede vivir de un modo diferente, reacciona e intenta enfrentar al manipulador. 

          Es muy importante tomar conciencia de que a vivir mal también nos acostumbramos, pero una vez que deseamos el cambio, también debemos admitir que aún no estamos preparados para ello. De lo contrario, no habríamos soportado el destrato durante tanto tiempo.

          Con ello quiero significar que habrá un período de transición para tomar un café con nosotros mismos, y evaluar cuál ha sido nuestra historia personal, en la búsqueda de motivos que nos hayan hecho soportar la desconsideración, y la devaluación de nuestra persona.

          Intentaremos negociar, definiendo lo que queremos para nuestra vida, de aquí en adelante, y de no lograrlo, las decisiones quedarán definitivamente en nuestro territorio. Cada ser humano tiene derecho a su espacio y a ser respetado en sus ideas y en su forma de pensar, aunque no estemos de acuerdo. En este tipo de relaciones la víctima cede todos los espacios, creyendo falsamente que de ese modo logrará la armonía y la paz con su pareja.

          Esto no sólo no es así, sino que el manipulador cada vez toma más espacio, limitando a su víctima a vivir a la sombra de sus decisiones.

          La actitud está en tus manos. Reflexiona acerca de cómo vives y actúa en consecuencia.

 

Dr. Walter Dresel

 

wdresel@adinet.com.uy

 

www.exitopersonal.org  

 

www.walterdresel.blogspot.com

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