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Nadie valora lo que tiene en su propia casa

Por: Becky Krinsky e Iliana Berezovsky

Quizá una de las frustraciones más grandes que hay, es saber que la gente que podría apreciar y beneficiarse de la experiencia, los consejos y los conocimientos de uno, son de hecho los últimos en hacerlo. Es común que los familiares y las personas más cercanas, rara vez reconozcan que en casa se cocina mejor, se sabe más o se conoce mejor. Basta para que alguna persona de afuera lo mencione para que se haga obvio aquello que se ha tenido por mucho tiempo frente a uno. ¿Cuántas veces hay que ir a otro lugar para ser verdaderamente reconocidos? Como dice el dicho: “nadie es poeta en su pueblo”.

Los días en familia y con amigos íntimos a veces traen sorpresas inesperadas. Así le sucedió a David, un médico de buena reputación que aprendió más en un dia que en muchos años de profesión.

Varias familias se habían reunido para gozar de la buena compañía, el clima de confianza, la tranquilidad y la alegria que sólo los buenos lazos de amistad pueden producir. Todos llegaron con buena disposición y con gusto de reencontrarse como lo hacen cada año en el mismo lugar y en la misma fecha.

Poco a poco se comenzó a llenar la mesa con las distintas especialidades de cada familia. Cada una se veía más apetitosa que la otra. A la hora de servirse era realmente difícil escoger que comer, pero sin duda, uno de los platos que tuvo más éxito fue una deliciosa y fresca ensalada de atún. Todos quisieron probarla. En pocos minutos el platillo más popular se vació por completo. Muchos se quedaron con las ganas de servirse otra porción y casi todos los presentes quisieron obtener la receta.

¡Qué gran sorpresa se llevó David cuando se enteró que el mejor platillo del evento lo había preparado Delia, su mujer! Todos y cada uno de los amigos la alabaron por su receta tan sabrosa. Al principio, David creyó que se trataba de una confusión. Había comido algunas veces esa ensalada en su casa, pero no le había prestado demasiada atención y no la recordaba tan sabrosa. No creía que su mujer fuera capaz de cocinar tan bien. David le comentó a algunos de sus amigos “Yo no creo que esto lo haya hecho mi mujer. ¿Seguro que no fue Alicia? Ella es una gran cocinera” Los amigos comenzaron a reír al ver su cara de desconcierto. A David le llevó aún un rato hasta poder convencerse de que su esposa era capaz de cocinar tan bien. No porque la pensara como una mala cocinera, sino simplemente porque nunca le había prestado suficiente atención a la comida que ella prepara y por ello no la valoraba tanto.

Lamentablemente, esta es una escena que se repite en los hogares de muchos y no necesariamente por un simple platillo de atún. Hay veces que la propia familia no es capaz de apreciar las virtudes, habilidades o la sabiduria de los miembros de la casa. La gente no valora o reconoce que muchas veces, los mejores recursos y los consejos más sabios y desinteresados se pueden encontrar en el propio hogar.

Recetas para la Vida® 
Dando valor a lo nuestro

Ingredientes:

  • 2 tazas de atención
  • 1 cucharada de reconocimiento
  • 2 sobrecitos de aprecio
  • 1 cubo de asombro
  • 1 taza de gentileza
  • Una pizca de emoción

Condimentos: 
Anticipación, gratitud y admiración

Nota: el asombro y el aprecio sazonan deliciosamente la vida

Modo de preparación:

  1. Apreciar y valorar lo que se tiene todos los días. Para vivir plenamente y disfrutar es necesario poner atención a todas las pequeñas cosas que la vida ofrece. Hay que tomarse el tiempo para observar lo que se posee.
  2. Encontrar las cualidades únicas y especiales de los seres queridos. Recordar que no hay nada seguro en esta vida. Cada día es una nueva oportunidad de reconectarse, nutrir y cultivar la relación. Cuando se olvida este principio se pierde el encanto y fácilmente de cae en la rutina y se pierde el goce de vivir.
  3. No hay que esperar que suceda algo extraordinario para poderse asombrar. Cuando se puede integrar la admiración, el aprecio y la gratitud a la vida diaria, el resultado es una calidad única y verdaderamente excepcional en las relaciones personales. Adquieren un sabor grato y novedoso.

“Si nos recordamos diariamente que la vida es un regalo quizá podríamos agradecer y apreciar más a todos y todo lo que nos rodea”.

*Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente.
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¡Ya tenemos las tarjetas, pídelas!

 

 

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Comentarios

  • Hola Ohilda

    Sabes es de la adolesencia no escuchar y retar a los padres porque es la etapa en que esto sucede, sinembargo te recomiendo mucho que nunca y de verdad nunca dejes de dar tu opinion y tus consejos ya que aunquye creas que no los escuchan los toman mucho mas de lo que te imaginas!!! Ademas si mantienes una relacion cordial sera mas facil que regresen cuando se les pase esta edad tan pesada!!!  Gracias por tu comentario y por las bellas palabras que me escribes hoy me haz hecho mi dia mejor!!!

  • Tienes toda la razón, yo tengo en mi casa dos hijos, adolescentes, una muchacha de 14 años y un varón de 21, les aconsejo de acuerdo a mi esperiencia y capacidad intelectual, pero no es hasta que escuchan en otro sitio el mismo discurso, cuando entonces creen en él. Somos los padres, la familia, quien mejor que nesotros para desear lo mejor a nuestra descendencia, pero es tal como dices. Y permíteme elogiar tu comentario, siempre recurrente y educativo.
    ohilda
  • Asi es amiga, lo bueno es que cuando ya sabes es mas facil reconocer los regalos que tenemos en la casa y valorarlos no?
  • que hermoso! y es verdad, las mejores cosas las tienes en casa y aveces ni cuenta te das!!
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