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En medio del bombardeo de ideas y noticias alarmantes, cargadas de negatividad y pesimistas augurios, poder conservar nuestra mente en una actitud optimista y positiva puede ser un gran reto.

Lo que pensamos, las cosas que nos decimos a nosotros mismos tienen una influencia muy grande en las emociones y sentimientos que experimentamos. 

Las ideas y voces de los demás a nuestro alrededor influyen en mayor o menor medida en los pensamientos que pueden llegar a nuestra mente y evocan emociones en nosotros.

La mayoría de las personas no nos damos cuenta y simplemente permitimos  que aparezcan y permanezcan en nuestra mente ideas negativas que de tanto repetirse una y otra vez pueden llegar a dispararse cada vez con más frecuencia e intensidad. Sin embargo, hay muchas cosas que podemos hacer para procurar tener en nuestra vida pensamientos positivos y experimentar más bienestar.  Cuando seguimos estas prácticas en nuestro día a día vamos construyendo intencionadamente y de manera paulatina una actitud positiva que nos invite a la esperanza y el optimismo.  A continuación, mencionaré algunas de ellas:

• Comenzar el día agradeciendo al menos tres cosas buenas que tenemos en este momento. Puede ser “nuestra salud”, “la presencia de nuestros seres queridos”, “nuestro trabajo” o simplemente, “que tenemos un día más de vida”.
• Procurar prestar atención y mirar el lado bueno de las cosas. En todas nuestras experiencias, aun las más difíciles y dolorosas suelen haber algunas partes buenas y positivas, si sabemos encontrarlas.  Puede ser “que la familia vuelve a unirse después de que alguien ha sufrido alguna crisis de salud” o “descubramos cuanta gente está dispuesta a ayudarnos cuando atravesamos por alguna adversidad”.
• Decirnos a nosotros mismos afirmaciones, esto es, frases o aseveraciones positivas que nos ayuden a sacar de nuestra mente a los malos pensamientos, a cambiar el cassette de nuestra grabadora interna y nos inviten a programarnos positivamente. Frases del tipo: “Hoy es un buen día y ya estoy pudiendo empezar a salir adelante a pesar de lo que pase”. “mi felicidad y bienestar dependen solo de mi”, “puedo tranquilizarme porque todas las cosas están en orden divino”.
• Esforzarnos por mantenernos conscientes en el presente y en las cosas buenas que nos rodean en cada momento.  
• Rodearnos de personas optimistas que vean la vida con esperanza. Paulatinamente, uno se vuelve en gran medida,  como la gente con la que convivimos más. Entonces, escoger nuestras relaciones cotidianas, es importante para cuidar nuestra felicidad.
• Conocer nuestras fortalezas, aquellas cualidades en las que destacamos y ponerlas en práctica cada día en nuestra vida diaria.
• Saber qué cosas nos hacen fluir, absorbernos tanto en ellas disfrutándolas que perdemos la noción del paso del tiempo. Tener nuestra “dosis” diaria de esas cosas con las que fluimos.

El bienestar puede ser mas una decisión que simplemente algo que nos pasa y ante lo que no tenemos mucho control. Cuando aprendemos cómo procurárnoslo y hacemos las cosas que nos llevan a sentirnos bien, alimentamos nuestro bienestar y magnificamos las oportunidades de experimentar emociones positivas.