¿CÓMO AFECTA LA ANEMIA A LA SALUD?


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Cansancio, manos frías, palpitaciones... Podrían ser síntomas de anemia. Sus causas pueden ser diversas y hay que renediarlas para evitar cuanto antes los daños en los órganos y tejidos.

Se denomina anemia al descenso de los niveles de hemoglobina (Hb) y de glóbulos rojos en la sangre, teniendo en cuenta los valores considerados como normales para cada persona. Estos varían en función de la edad, del sexo y de otros factores como su estado físico y de salud. Pero en general, se considera que hay anemia si los valores de hemoglobina son inferiores a estos:

Hombres adultos: 13 g/dl.

Mujeres adultas: 12 g/dl.

Embarazadas: 11 g/dl.

Si entre una analítica y otra la hemoglobina desciende 2 g/dl o más, también se habla de anemia, aunque los niveles se mantengan dentro de lo que se considera como normales para su condición.

Si entre una analítica y otra la hemoglobina desciende 2 g/dl o más, también se habla de anemia, aunque los niveles se mantengan dentro de lo que se considera como normales para su condición.

Hemoglobina... 

La hemoglobina es una proteína presente en la sangre, la que le da su característico color rojo. Se encuentra en el interior de los glóbulos rojos (también denominados hematíes y eritrocitos).

Como función principal, se encarga del transporte del oxígeno (O2) desde los pulmones hasta el resto de los tejidos del organismo, y también del dióxido de carbono (CO2) de los tejidos hasta los pulmones para su eliminación.

Síntomas de la anemia 

La anemia suele manifestarse con una serie de señales muy características, aunque no siempre aparecen todas ellas:

Cansancio excesivo, o durante todo el día, aun habiendo dormido bien.

Palidez de la piel y las mucosas, sobre todo en la conjuntiva del ojo, en las encías y debajo de las uñas.

Manos y pies fríos, incluso cuando hace calor.

Palpitaciones y dolor en el pecho.

Mareos y dificultad para respirar con normalidad. La respiración suele ser acelerada.

Presión arterial baja, debilidad y dolores de cabeza.

Si reconoces los síntomas que hemos explicado, acude al médico para que te pida un análisis de sangre. 

Como puede afectar la anemia... 

El cansancio que provoca la anemia

El cansancio que provoca la anemia puede llegar a resultar incapacitante para quien la padece y dificultar la realización de las actividades de la vida diaria con normalidad.

Pero además, es muy importante tratar la anemia ya que, de lo contrario, como el oxígeno no llega adecuadamente a los tejidos y los órganos, estos pueden sufrir daños. De hecho, según un reciente estudio del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, el 61% de los pacientes con angina o infarto agudo de miocardio presenta déficit de hierro.

 

Lo primero es averiguar la causa de la anemia para poder ponerle remedio y evitar que vuelva a aparecer. En el caso de hemorragias digestivas, por ejemplo, puede ser necesario recurrir a la cirugía. O si la anemia es debida a problemas en la médula ósea, podría estar indicado un trasplante de células madre de la sangre o bien un trasplante de médula ósea.

Además de averiguar el origen, en función de los valores de hemoglobina y de los síntomas que provoque la anemia, el médico puede prescribir diferentes tratamientos, que pueden ir desde introducir cambios en la alimentación, hasta la administración de hierro por vía oral o suplementos nutricionales de vitamina B12, ácido fólico y vitamina C.

Por otro lado, a veces el médico puede recetar otros fármacos, como anticonceptivos orales para regular las menstruaciones muy abundantes.

En situaciones más graves, cuando las medidas anteriores no son suficientes, puede ser necesario realizar una transfusión al paciente. 

Seguir una dieta sana y equilibrada es fundamental no solo para prevenir la anemia sino también para combatirla, sobre todo en el tipo llamado anemia ferropénica, en la que hay una carencia de hierro. 

¿Qué comer si tienes anemia? Estos son los alimentos que no pueden faltar en tu dieta:

Legumbres, en especial lentejas.

Legumbres, en especial lentejas.

Verduras de hoja verde, como las espinacas.

Proteínas, preferiblemente pescado y carnes blancas (pollo y pavo).

Frutos secos.

Cereales integrales.

Uvas y ciruelas pasas.

Cítricos, kiwis, pimientos rojos... y en general todos los alimentos ricos en vitamina C, ya que esta facilita la asimilación del hierro de los 

  

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