Tengo que admitir algo, “Yo era adicto al azúcar, la cafeína y adrenalina”. Tardé muchos años en darme cuenta que vivía en estrés, y corría tras venenos que me daban dopamina momentánea. Cuando uno está en el mundo de la publicidad y los negocios, la premisa es “sobrevivir” y “ser el mejor”.

 

Tengo muchos años estudiando y practicando para ser un Life and Style Coach, pero no fue fácil darme cuenta que el ejercicio no lo era todo, y que comer a mis horas, dormir de verdad, comer comida real y no porquerías procesadas y el descanso no eran lujos,  sino necesidades.

 

De hecho, a pesar de que siempre supe acerca del estilo de vida saludable y la nutrición, siempre empujaba a mi cuerpo a los límites. Mucho ejercicio, muchas horas de trabajo, comer en 5 minutos y dormirme tarde. Yo vivía en un perpetuo estado de fatiga y corriendo tras la adrenalina.

 

Durante años así fue mi vida, trabajar 12 o 14 horas al día, ejercicio, más cursos que tomaba, eventos de noche, y hasta entrenamiento que yo mismo daba los fines de semana. Y a eso se sumó la enfermedad de mi mamá con un cáncer muy dañino, que me llevó a buscar millones de opciones para salvarla, siendo ella muy joven, 56 años. Todo fue estrés, más estrés y más estrés.

 

¿Cuál era la reacción de mi cuerpo? Pedir azúcar, café, y alimentos que me mantuvieran despierto.

 

Aprendí a mantenerme despierto a pesar de mi cansancio. Yo no tenía un botón para detenerme. Yo vivía en la adrenalina, hasta que mi adrenalina me llevó a la enfermedad con el síndrome de fatiga crónica. Los sistemas en mi cuerpo se rompieron.

 

Mi cuerpo decidió por mí. Fue entonces cuando tuve que aprender a reconstruir mi vida y mi energía, y respetar la forma en que mi cuerpo trabajaba. He aprendido la dura lección de que mi cuerpo es un organismo biológico que necesita cuidado y atención, que no estaba allí para sostener mis abusos y mis extremas necesidades.

 

Con la enfermedad de mi madre, me di cuenta de que si quería disfrutar de mi vida, yo tendría que aprender las instrucciones de cuidado y alimentación necesarios para ser un ser humano sano.  Si yo no estaba bien, ¿a quién quería salvar? Así nace mi primer libro “Detén el tiempo”, junto a Lupita Jones.

 

Siempre digo en mis conferencias que nosotros NO hemos nacido con un manual de instrucciones de nuestro cuerpo. Hacemos o accionamos de acuerdo a lo que aprendimos de nuestros padres, y ellos de nuestros abuelos, o lo que nos enseñaron en la sociedad, que vaya a saber, si está bien o mal. 

La mayoría de nosotros no aprendemos a manejar nuestra energía, ni nuestro cuerpo de forma adecuada. Las drogas como el azúcar, la cafeína, el alcohol, la adrenalina, y fármacos; algunos los usamos para subir nuestra energía y no estar tristes, y otros para bajar y poder dormir. Y peor aún, no podemos, ni sabemos administrar nuestra

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