Hija Mía, quisiera estar seguro de haberte enseñado...
A disfrutar del amor,
A confiar en tu fuerza,
A enfrentar tus miedos, entusiasmarte con la vida,
A que pidas ayuda cuando la necesites,
A tomar tus propias decisiones,
A ser una buena amiga de vos misma.
Quisiera estar seguro de que aprendiste...
A decir o callar según tu conveniencia,
A quedarte con el crédito de tus logros,
A no estar pendiente de la aprobación de los demás,
A no absorber las responsabilidades de otros,
A ser consciente de tus sentimientos y a actuar en consecuencia.
Quisiera estar seguro, hija mía, que aprendiste...
A poner límites, A sostenerlos, A tomar más riesgos, A aceptar los cambios, A realizar tus creencias, A ser capaz de llenar primero tu copa y luego la de los demás, A planear tu futuro pero no vivir en él. Me gustaría, hija mía, que hayas aprendido...
A valorar tu intuición, A tomar tus propias decisiones, A hacer de la comprensión y el perdón, tus prioridades, A aceptarte como sos, A disfrutar la diferencia entre los sexos, A aprender de los encuentros y de los fracasos.
Me gustaría, hija mía, que te permitas reír a carcajadas por la calle, sin ninguna razón.
Pero, sobre todo, quisiera que hayas aprendido A no idolatrar a nadie,
Y a tus padres, menos que a nadie
Jorge Bucay
Comentarios
Desde que nacemos necesitamos como el respirar las manifestaciones de amor incondicional, dedicación y respeto de mamá y papá. De papá en ocasiones es un poco más difícil debido a que antes no tomaban los señores tanto empeño y entrega a sus hijas como lo hacen la mayoría actualmente. Esperemos que sirva de inspiración para quiénes no lo expresen así , traten de manifestar lo a sus hijas. Es la formación, entriega, dedicación, amor, consideración, admiración, respeto y reconocimiento que nuestras jóvenes necesitan a raudales para ser mujeres completas y no dejarse manipular y violentar por nadie, absolutamente nadie,...empezando por nosotros como padres.