¿MANTIENES TUS ILUSIONES?

¿MANTIENES TUS ILUSIONES?

El origen etimológico de la palabra nos remite a una deformación de la realidad. Por eso se dice que el iluso es el que piensa absurdamente que algo es real o posible cuando todo indica lo contrario.

Si la ilusión es una falsedad o fantasía, ¿por qué es tan importante mantenerla en nuestra vida?

La ilusión es motivación, es confianza, alegría y esperanza. Estar ilusionado no significa vivir en un cuento de hadas irrealizable que nos mantenga lejos de quienes somos y de lo que tenemos o podemos llegar a ser o tener; ilusión es sentir el impulso de continuar avanzando, a pesar de las adversidades, con la confianza de que los caminos se abrirán para que los sueños, transformados en objetivos, se conviertan en realidad.

La ilusión tiene dos componentes cognitivos esenciales: las expectativas y las atribuciones. Para entender cómo se presentan estos elementos en eventos significativos, imagina que te has preparado muy bien para tu próxima entrevista de trabajo porque quieres incorporarte a esa empresa que, de acuerdo con tu percepción, ofrece las mejores oportunidades de desarrollo. Días después de haber estado ahí presentando todas las pruebas, con la plena seguridad de que tu desenvolvimiento ha sido excepcional, te das cuenta de que no te volverán a llamar. Tú puedes dar una atribución permanente o temporal a este hecho. En el primer caso, pensarás que todo ha sido inútil y que nada de lo que hagas, te dará una nueva oportunidad de trabajar para esa organización que es la mejor para ti. En tal caso, la expectativa se extingue y con ésta, la ilusión. Por el contrario, si la atribución que le das al evento es temporal, seguramente llegarás a la conclusión de que ha sido de gran valor ese proceso de selección, por todo lo que has aprendido de él y que si no te eligieron, es momento de continuar con la búsqueda de otra empresa, tan próspera como la anterior, donde seguramente tendrás una gran oportunidad de crecimiento.

No permitas que una atribución negativa y permanente frente a todo lo que te ocurre, te caracterice, porque en ese momento empezarás a lucir como una persona amargada, llena de desesperanza, pesimista ante cualquier halo de luz que se vislumbre, con absoluta certeza de que se perderá en la oscuridad, como el lugar donde habitas y que no da cabida a la sorpresa, a la emoción, a la sensación de que los sentimientos positivos prevalecerán sobre los negativos. La ilusión da fuerza para vivir, no podemos dejarla escapar entre las manos.

Como dijo Albert Schwitzar, Premio Nobel de la Paz en 1952, "los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma".

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