(7/10)
Por Concepción Zurita C.
El desmerecimiento es la causa de muchos de nuestros asuntos no resueltos, la religión es una de las más grandes causantes, porque nos han hecho creer que debemos ser buenos para merecernos las cosas, las relaciones, ¿qué te gusta? ¡Todo!
Sin embargo es momento que pongas atención y te cuestiones, si realmente algún día puedes llegar a ser buena, y buena para quien, y quizás me digas para Dios, y te contestare, ¿quién se califica? Tú te calificas de acuerdo a una serie de “estatutos” que hasta el día de hoy han hecho los hombres, aun el libro sagrado bíblico fue interpretado por los hombres, pero y todo lo que has vivido, sufriendo, padeciendo, aun el desamor de la descalificación, vale la pena para que creas no eres una buena persona, aun cuando tienes tus días sombríos vale la pena seguir quedándote fuera de tu vida, pensando que cuando seas completamente “buena” inclusive en todo, entonces valdrás algo, tendrás un valor, serás digna de una vida completa…
¿Dueña de ti misma?
Ser “buena” para que o para quien, y tú, donde estas y que es lo que realmente quieres vivir, no lo sabrás hasta que no te salgas de esta madeja de hilos muy enredados para no ser cuestionados porque no sabrías por dónde empezar, todos están muy bien arraigados para que creas no hay salida.
La buena noticia es que mientras sigas dándoles cuerda solo se enredarán más, a diferencia de que si paras todo esto y empiezas a darte cuenta que mereces una vida tuya, que sea como siempre la has soñado y hagas todo lo que está en tus manos para que suceda, en eso momento lo “otro” dejara de existir, de tener peso, de crear lo que ya no quieres ni necesitas…
Sigue a tu corazón, solo son pensamientos erróneos los que te tienen, pero, hoy los puedes cambiar…
“Si hablo las lenguas de los hombres, aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena, o un platillo discordante. Y si hablo de Dios y entiendo sus propósitos secretos y sé todas las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero, no tengo amor, no soy nada” (Hasta aquí me quedo, no necesito más que escuchar lo que va dirigido a mi).
Y el amor somos nosotras…de ahí venimos en un origen primigenio, o primer origen después lo hemos venido desvirtuando, con tantos miedos de no “ser”, lo que debería ser…tristemente.
Hoy puede ser diferente está en ti…
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