Antes que nada es importante que una relación de pareja está compuesta por dos personas. La relación su bienestar o malestar no puede estar por encima de cada uno de los integrantes de la misma. Por tanto, si uno de ellos se encuentra en una posición mejor que el otro, existen ya, situaciones de desventaja y desequilibrio en la relación de pareja.
Lo que no podemos comprender desde fuera del amor es que la relación de pareja es un “pacto” entre dos personas que unen su existencia en un momento determinado y que sus reglas y comportamientos tienen son específicas y siempre están en relación directa de:
- La atracción.
- Las expresiones de amor y cómo cada uno de ellos las comprende.
- La cultura.
- Las familias de las que se proviene.
- Las creencias.
- Los roles que se juegan dentro de la misma.
Y cuando se violan las reglas de este pacto que en la mayoría de las ocasiones no son dichas sino asumidas o dadas por hecho, es cuando surgen los conflictos, el sufrimiento y el dolor.
Así establecen una relación con personas que sufren alguna adicción como: alcoholismo, ludopatía, enajenados del trabajo. O bien se relacionan solo con aquellas personas que se muestran débiles e inmaduras para resolver sus problemas, como por ejemplo: no tienen dinero, se quedan sin trabajo, en fin, creen que al ayudarlas se están ganando su gran amor y reconocimiento.
Algunas parejas rompen esos pactos momentáneamente y luego llegan llenos de dolor y arrepentimiento pidiendo el perdón, para luego volver a repetirlo y es aquí cuando se instaura el ciclo del dolor.
Este ciclo es inconsciente y generalmente está en relación directa con el sufrimiento y la violencia en las parejas.
En otros momentos se transgreden otros pactos como son:
- La infidelidad.
- El engaño.
- La traición.
La infidelidad es uno de los pactos o acuerdos no dichos que con mayor frecuencia se traicionan. Un hombre es infiel una, dos o tres veces y la mujer reclama por lo mismo varias veces y siempre es motivo de conflicto.
Pero ni la mujer se va ni el hombre deja de hacerlo y entonces este se convierte en un nuevo pacto que aunque sea conflicto y destructivo para la pareja lo siguen actuando una y otra vez y hasta el infinito.
Es indudable que existen acuerdos inconscientes para que esta transacción amorosa siga en pie, de lo contrario, alguno de los dos ya hubiese terminado la relación desde la primera vez de sucitado el conflicto.
Las personas sufren y se desgarran porque se ha roto ese pacto de amor fiel. Sin embargo, quedan suspendidas en el aire, en la relación atormentándose por el hecho, en lugar o de hacer nuevos acuerdos o de solucionar su circunstancia personal y de pareja.
Por el contrario entonces viene la fase del despecho, de la venganza, de la ira incendiaria, del inquisidor y del control. Además de hacer que el otro pague su culpa a la traición.
Los estragos de la infidelidad son a largo plazo no se superan de una vez y para siempre y se necesita una cierta dosis de madurez para tratar continuar con esa pareja, pese a todo.
Las parejas no siempre lo logran, sin embargo, se requiere hacer un proceso de reflexión para decidir qué haremos de ahora en adelante que esos pactos se han roto.
Tanto el seguir unidos como decidir la separación cuenta con costos altamente emocionales para ambos integrantes de la pareja. No importa quién haya traicionado el pacto.
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