Hijos seguros en un México inseguro

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Uno de los mayores regalos que podemos darle a

nuestros hijos e hijas es el sentido de confianza

para enfrentar al mundo sin miedo.

 

Sin embargo, esta parece una tarea difícil en una ciudad

en donde impera la incertidumbre y violencia.  

Desearíamos verlos crecer seguros en un entorno

confiable y tranquilo, pero, cuando las condiciones sociales

no son tan favorables, ¿cómo podemos fomentar su sentido

de seguridad aún en las situaciones adversas?

 

  1. Superar el temor desarrollando una visión serena y con esperanza, ya que la falta de tranquilidad nos produce inestabilidad emocional, la cual transmitimos a nuestros hijos, ya que nuestro comportamiento influye inevitablemente en el suyo.

 

  1. Hablar sobre lo que sucede, fingir que no pasada nada no es de ayuda, tampoco lo es el llenarlos de miedo, lo importante es hablarles con sinceridad, no sólo para transmitirles algunas medidas de prevención, sino también porque la verdad los hará sentir seguros y les ayudará a construir su fuerza interior.

 

  1. Establecer medidas de seguridad de acuerdo a la edad, las psicoterapeutas Beatriz Potgieter y Maud Ntanjana (2010) sugieren:

 

 

De dos a cinco años

Los niños comienzan a querer tomar sus propias decisiones. Podemos empezar por limitar sus propias elecciones y alertarlos de manera que no les infundamos miedo. Evite explicaciones detalladas, es importante evitar hablar sobre monstruos, gente mala o situaciones extremas.

 

De seis a diez años

Esta etapa se caracteriza por la exploración de su entorno por su propia cuenta, amistades externas a la familia. ¿Qué hacer? Podemos elegir junto con ellos un sitio seguro para jugar y aconsejarles que lo hagan en grupo. Hay que advertirles acerca de situaciones en las que algunas personas pueden hacer daño a otras. Es importante que sepan que si ven a alguien extraño o sospechoso, como en un automóvil estacionado, deben abandonar el lugar.

 

De 11 años en adelante

Los medios de comunicación y los compañeros juegan un papel fundamental en la información. Debemos establecer límites en cuanto a las salidas y fiestas, por ejemplo, no ir solos, proporcionar el nombre de los padres y la dirección, e insistir en recogerlos. También hay que pedirles que se reporten “cada cierto tiempo”. Es fundamental fomentar una relación abierta con ellos, pues si sienten su libertad demasiada restringida, comenzaran a mentirnos.

 

Hay que dar consejos como:

  • No hablar por celular mientras caminan por la calle.
  • Evitar publicar información personal en las redes sociales como

face book  (nombre, domicilio, teléfonos, lugar donde estudian, lugares o clubes visitados, fotografías de viajes).

 

  • Grabar los números de seguridad en el marcado rápido del celular.

 

Hacer que nuestros niños y jóvenes se sientan preparados para afrontar situaciones difíciles es la clave. Y que como padres y madres sepamos cómo actuar en un caso extremo puede ser el mayor recurso que podemos brindarles.

 

 

 

 

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