EL SENTIDO DE LOS REGALOS

Con cierta frecuencia me pregunto qué puede sorprender en Navidad, Reyes Magos o de Santa Claus a una niña o a un niño que recibo todo lo que quiere.

          Generaciones atrás, cuando las familias eran numerosas y la economía familiar más limitada, los regalos y adquisiciones no eran cosa de todos los días, sino momentos extraordinarios. El Día de Reyes, Navidad, su cumpleaños, solían ser fechas esperadas por muchas razones, una de ellas: el anhelo de recibir un regalo especial. El resto del año trascurría sin adquisiciones ostentosas.

          Pero, ¿qué pasa cuando un niño lo tiene todo? ¿Cuando en lo ordinario recibe regalos extraordinarios? ¿Cuándo de manera indiscriminada y a destiempo se les obsequian objetos, juguetes o artefactos impropios para su edad o etapa de desarrollo? Suceden muchas cosas.

          Para empezar, aniquilamos la posibilidad de experimentar una gran gama se sentimientos como los arriba mencionados, sentimientos que se convierten en oportunidad de disfrutar lo gozoso y en oportunidad para aprender a manejar y superar los sentimiento no gratos.

          Sucede que pierden la capacidad de sorpresa, de disfrute, de gratitud. Basta ver cómo se vuelven recurrentes las escenas de un niño maldiciendo a los Reyes Magos por haberles traído una “simple y chafa pelota”; un niño de seis años o más retorciéndose de coraje porque no le regalaron tal cosa del color y características exactas; un niño refunfuñando porque en su cumpleaños solo recibió siete u ocho regalos…

          Sucede que niños así, terminan convertidos en consumidores compulsivos precoces, individualistas, insatisfechos crónicos. Niños que vacían de sentido las fechas especiales, incapaces de otorgarles un significado al regalo, discapacitados para valorar la intención del prójimo…

          Sucede que no adquieren la capacidad de valorar el esfuerzo que sus padres o de las personas que procuran su bienestar.

          No matemos su potencial para el disfrute, para la sorpresa, para la ilusión llenándolos de cosas que no necesitan y que rápidamente se convierten en basura que contamina al planeta. No aniquilemos su capacidad para otorgarle un sentido y un significado a los detalles de la vida.

Enseñémosles a valorar lo que reciben, lo que tienen. De esta manera se valoraran a sí mismos y a los demás, a los otros, a aquellos que se esfuerzan porque crezcan bien. Tal cosa no sucederá en el exceso sino en el diálogo y la convivencia ratificada en las fechas especiales donde el regalo solo es una manifestación de aprecio, de amor.

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Comentarios

  • Totalmente de acuerdo gracias

  • a los niños se les debe desarrollar la capacidad de amar...

    “….No se es amado accidentalmente; el propio poder de amar produce el amor, tal como el estar interesado lo que hace a uno interesante. Los individuos se preocupan por el tema de si son atractivos, mientras que olvidan que la esencia de la atracción es su propia capacidad de amar…” Erick Fromm. Ética y Psicoanálisis, “No somos seres humanos tratando de vivir vidas espirituales somos seres espirituales dedicados a vivir humanamente” Paula Reeves.

    aparte de todo cuando los niños crecen sus papás les dicen que no tienen obligación con ellos y son abandonados por su monstruos. bien por el artículo. gracias. saludos y feliz año fabi

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