Y sí… por momentos vemos y nos damos cuenta que esta oración conlleva un sinnúmero de implicaciones.
Cuando estamos enamorados de alguien, no importan sus defectos o cualidades. Estamos enamorados del amor, no de la persona. Por tanto somos invidentes frente a lo que el otro realmente es…. El problema no es nuestra pareja, sino nuestra ceguera….
No somos capaces de vernos a nosotros mismos y reconocer que somos invidentes para ver al otro… y para nosotros mismos, también.
Cuando el amor cuenta con ceguera, nadie puede ayudarnos, todo lo justificamos, nos damos a la tarea de tapar, de enmendar y además, de cubrir todo aquello que no le va a nuestra pareja.
Pensamos y creemos que nuestro amor hará desaparecer por arte de magia, aquellos malos tratos, aquellos malos ratos y también aquellos sufrimientos de nuestra vida en pareja.
El amor es ciego, pero solo a nuestra ceguera, porque para el resto de las personas, pareciera que todo es muy claro. Nos dicen, nos previenen, nos dan consejos, pero lo vivimos como una agresión.
Ellos, los otros, los familiares y amigos, no se dan cuenta de nuestro gran amor, de nuestra comprensión y de nuestra vida de a dos, que es tan maravillosa, pero que está llena de antifaces, de un velo que nadie puede ver sólo nosotros conocemos, pero no queremos, al menos en el momento, reconocer.
Estamos cegados por nuestro gran amor. Por la ilusión, por las historias que nos contamos en soledad, y con nuestra pareja. Es tan maravilloso, que no me atrevo a develar la verdad. Nos engañamos.
Es una condición humana, a todos nos ha pasado, todos hemos vivido una ceguera en el amor, tal vez, un amor adolescente, un amor imposible, un amor de amalgama, un amor adictivo, pero no podemos ver, no estamos capacitados, nos envuelve su belleza, su candidez, y por momentos, hasta su agresión.
Estar cegados a la realidad es una condición de la fase de enamoramiento, pero no dura toda la vida. El amor es ciego y no vamos al oculista, creemos que es lo mejor que nos ha pasado en la vida. Un amor lleno de amor y nada más.
El problema surge con el tiempo, con los meses, con los años. Y cuando nos dimos cuenta, han pasado muchos días con una ceguera irremediable.
Eres ciego para el amor. O eres ciego para el tipo de amor que vives, lleno de sufrimiento, de dolor y de maltrato. Lo primero que necesitas es abrir tus ojos a tu realidad interna y eso sólo puede decírtelo tu experiencia interna. No te engañes más, o te ciegas al amor a tu pareja, o te mantienes invidente al amor por ti.
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Soy Ana Giorgana
Terapeuta
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