DIÁLOGOS

En una ocasión estando de paseo en un centro comercial, me encontré con una exposición de varios artistas plásticos que consistía en esculturas de formas humanas representadas de diferentes maneras, una de ellas llamó poderosamente mi atención, consistía en una figura estilizada de mujer que en lugar de cabeza tenía una jaula y dentro de la jaula había un espejo. Contemplar esta obra me impresionó de gran manera, de inicio me impresionó percatarme de la posibilidad de ver mi rostro reflejado en esa jaula, una vez que la seguí repasando en mi mente pude ver más allá que la simple imagen de mi rostro dentro de la jaula, pude ver que los pensamientos dentro de mí me pueden “encerrar en una jaula” o me pueden “liberar”.

 

A través de la palabra, ya sea el diálogo interno o el diálogo externo, creamos nuestra realidad. En lo que me gustaría centrarme en esta ocasión es en el diálogo interno, ya que es el que más fácilmente nos puede pasar inadvertido, muchas veces podemos ir como en piloto automático.

 

Los pensamientos están presentes todo el tiempo y necesariamente nos sacan de estar presentes aquí y ahora, ya sea que nos lleven al pasado o al futuro; tenemos alrededor de 60,000 pensamientos al día de los cuales aproximadamente el 95% son los mismos cada día, de los cuales cerca del 80% son negativos, al no poner atención en nuestro diálogo interno, éste se torna en una conversación repetitiva y cansada que nos lleva al mismo lugar y aproximadamente el 80% de las veces ese lugar es “no tener paz”.

 

¿Tú qué te dices? En esas constantes y muchas veces repetitivas conversaciones internas ¿qué te estás diciendo una y otra vez?, y eso que te dices ¿cómo lo estás viviendo?, ¿qué efectos estás viendo en tu vida como resultado de tus conversaciones internas?, ¿te llevan a estar en tranquilidad o en desasosiego?

 

Y entonces, ¿cómo hacer ante el torrente de pensamientos?, existen diversas formas de romper la inercia de los pensamientos, por ejemplo, hacernos conscientes de nuestra respiración ya que mantenemos nuestra atención en respirar y volvemos al momento presente; puede ser también cuestionando los pensamientos con un método muy simple creado por Byron Katie que se llama “El Trabajo” y consiste en pasar el pensamiento por cuatro preguntas ¿es eso verdad?, ¿tengo la absoluta certeza de que eso es verdad?, ¿quién soy cuando tengo este pensamiento?, ¿quién sería sin este pensamiento? Otra forma que me parece muy simple, pero me ha resultado muy efectiva es una técnica que escuché de Eckhart Tolle, él lo llama “un pequeño experimento” y consiste en cerrar los ojos y decirte lo siguiente “me pregunto ¿cuál será mi próximo pensamiento?” esta simple pregunta nos ayuda a volver al momento presente; estos son sólo algunos ejemplos, ¿a ti qué te funciona?

 

Lo que todo esto tiene en común es que requiere que seamos nuestro propio observador, observarnos es necesario para salirnos del piloto automático y volver al momento presente “aquí y ahora” donde podemos construir nuestra realidad; y esa es la buena noticia, en todo momento podemos elegir regresar al presente y decidir lo que queremos construir. ¿Con qué te quieres comprometer el día de hoy, con tu paz o con mantener los pensamientos que no te funcionan?

 

Gracias por leerme, me encantará saber de ti…  iselamch@hotmail.com

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