Hay estados de la realidad que en algunas ocasiones no podemos evitar. En nuestra planificación deberíamos incluir un espacio para la decepción, la frustración, la pereza y el rechazo. Por supuesto tendremos que decidir cuánto días malos nos vamos a permitir. Pero cuándo uno de éstos días de depresión, malhumor o improdutivos llegan debemos relajarnos y permitirnos sentir la emoción. No sería mucho mas sencillo sobrevivir a estos días si en lugar de culpabilizarnos por ellos les diéramos la bienvenida y nos concediéramos permiso para experimentarlos?
Puede que pienses que darles una bienvenida sea crear un patrón permisivo, pero en realidad sucede justo lo contrario: cuando te rindes y recibes cualquier emoción sucede algo mágico y de pronto ésta puede pasar a través de ti. Cuando te resistes y luchas contra un estado de ánimo, emoción o pensamiento que crees que no debería aparecer, entonces éste cobra fuerza y los sentimientos se intensifican.
Los días improductivos pueden ser una señal que nos indica que hay que hacer cambios o establecer unos límites mas consistentes. En lugar de luchar contra ellos, algo que normalmente no funciona. Por qué no escucharlos y ver hacia donde nos guían? .
Sin espacio para respirar o flexibilidad para adaptarnos a los cambios podríamos asfixiarnos.
Así que démosle la bienvenida y un lugar en la agenda a los días malos porque hay algo para reflexionar en éstos días, algo que puede cambiarnos el rumbo, darnos un nuevo comienzo, un verdadero sentido.
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