Anatomía de una infidelidad parte II

Según el diccionario de la real academia española infidelidad es:  La falda de fidelidad que a su vez se define como “Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona” se entiende por fe en este contexto a la palabra que se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad, estas conceptualizaciones son objetivas pues las encontramos dentro de las paginas frías de un diccionario ampliamente aceptado, sin embargo desde el punto de vista afectivo ¿Cómo podemos determinar que una persona le es infiel a otra? ¿Son los mensajes de texto insinuantes o con contenido sexual entre personas del sexo opuesto, infidelidades? ¿Son las relaciones por internet y lógicamente a distancia, infidelidades?  o ¿Se requiere de la existencia de la “copula”?  mismo que es otro concepto también objetivo, físico y muy real distinto de las relaciones virtuales.

Cuando hablamos de la palabra dada a alguien con cierta solemnidad inmediatamente me viene a la mente la frase que se pronuncia en el altar y ante la presencia de testigos que dice “te prometo ser siempre fiel en lo prospero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida”, considero que más solemne que eso no puede poner. En adición a ello, tenemos la firma del contrato matrimonial, el cual además de solemne es formal y contiene básicamente la expresión de la voluntad de ambos contrayentes y en lo sucesivo cónyuges, de unirse en matrimonio, todo esto está muy bien…pero… ¿hasta cuándo? En el fondo de mi mente escucho una voz que me susurra “haaassta que la mueeeerte los ssepareeee” y en términos jurídicos “de manera indefinida y/o hasta que sobrevenga una causal de divorcio”.

Comprendo con suficiente claridad que hablar de la infidelidad es sumamente complicado, sin embargo no es imposible si consideramos sus elementos más básicos dentro del contexto de nuestra realidad mexicana; desafortunadamente en este punto debemos adentrarnos en las múltiples creencias machistas con las que hemos vivido y crecido dentro se nuestra sociedad, mas beata que liberal y mas hipócrita que autentica. Hemos escuchado decir infinidad de veces a nuestras abuelas y posiblemente a nuestras madres: “Todos los hombres son iguales”, “Ellos tienen sus necesidades, además, no las pueden satisfacer con la madre de sus hijos”, “esas relaciones no cuentan, son pasajeras mijita, tu aguanta y ya verás que pronto regresa” “la mujer debe hacerse de la vista gorda, porque si lo enfrentas te va a decir que si es cierto y luego ¿que vas a hacer?” o el clásico y como si fuera su culpa : “La que busca encuentra “ o “esas son sus capillitas pero YO la catedral”, en realidad todo este asunto se puede poner inclusive más ridículo, pero no es el caso, lo importante es saber cómo se desarrolla una relación amorosa sana, para ello diremos primeramente que existen autores que afirman que el concepto de fidelidad refleja una necesidad psicológica, la necesidad de una cierta seguridad, de que la pareja no va a abandonar al otro o la relación en cualquier momento. Así también interpretamos el sentido simbólico del contrato matrimonial: los cónyuges dicen uno al otro haciendo una especie de pacto: “yo necesito que no me abandones en cualquier momento para poder vivir con cierta seguridad, confiabilidad, poder invertir en un proceso o historia de amor, para poder entregarme a ese proceso sin dudas y completamente. Así como yo preciso de eso, sé que tú también lo precisas, porque es un proceso de a dos, y por eso yo me comprometo a no abandonar la relación. Todo eso por un tiempo razonable, por lo menos, y si sentimos la necesidad de cortar o terminar el proceso, deberemos compartirlo y conversarlo mutuamente, pues forma parte de la confiabilidad”. Sin embargo creo que el comprometerse en una relación amorosa debe tender a satisfacer las propias necesidades y no las necesidades o miedo al abandono del otro, no obstante pienso que es sano que al asumir en compromiso sea natural esperar que el otro igualmente se comprometa con nosotros, de lo contrario estaríamos en una situación de desigualdad que a la larga podría conducir a la separación y/o sufrimiento.

Una vez asumido el compromiso y siendo este reciproco ¿Que sigue? .

No se requieren pensamientos rebuscados ni contar con el don de la clarividencia para saber que habrá dificultades y problemas que resolver durante la vida de la relación, siendo este un punto muy importante, puesto que en la mayoría de las parejas en lo particular las muy jóvenes podemos notar que no se cuenta con suficientes herramientas para la solución de conflictos, no existe además un autoconocimiento adecuado y profundo para establecer con toda precisión que se quiere y espera de uno mismo y la pareja en cuestión, entonces entran en juego las propias creencias del individuo, por ejemplo en el caso de los hombres tal vez podrían pensar que la mujer debe permanecer en el hogar y atender al marido o que la mujer es igual en el sentido profesional y crecimiento económico y debe aportar de manera equitativa al sostenimiento del hogar; y así diversas y muy variadas creencias entran en acción, ni hablemos todavía de cuando se adicionen a dicha pareja uno o dos hijos. He escuchado a muchos expertos opinar que el principal problema en las parejas es la falta de comunicación, honestamente como yo no soy experta no puedo afirmar lo mismo, sin embargo tiene bastante lógica y es del más elemental sentido común puesto que la comunicación entre los individuos fomenta los lazos de afecto, de amor, filiales y  de amistad, etc.

Nos dice la terapeuta familiar Annette Kreuz que en la terapia de pareja, las pautas y las estructuras de poder son el campo de trabajo terapéutico constante. En la fase de constitución de la pareja, ésta elabora unas pautas de interacción que son la base para las expectativas que tendrá cada uno del otro en el futuro común. Algunas reglas que surgen de estas pautas pueden ser explicitas, como por ejemplo “Ambos vamos a apoyarnos para poder finalizar los  estudios” o “como yo odio a mi familia, sólo tenemos contacto con la tuya”. Sin embargo, la gran mayoría de las reglas alrededor de cómo, cuándo y quien hace que, se elaboran de manera implícita. Muchas veces, ninguno de los componentes sabe a nivel consiente la regla que espera seguir. Se habla de contratos implícitos e inconscientes. Estos contratos implican toda clase de aspectos vitales, tanto cognitivos, como emocionales y comportamentales. Lo que uno espera del otro, con respecto a la fidelidad, implica la cabeza, el corazón y los órganos sexuales. Hay autores sistémicos que parte de la idea de que la base de cualquier interacción significativa lo constituyen triángulos y no diadas. Goldbeter habla de terceros más o menos pesantes. En una relación de pareja estable, la distancia entre los dos cónyuges es menor (es decir, hay mas intimidad) que la que pueda existir con cualquier otra persona. En el momento en que aparece una relación extramarital, la distancia entre la persona involucrada y su pareja habitual aumenta, mientras que disminuye con la o el amante, pudiendo invertirse totalmente los lugares.

En este orden de ideas debemos entender que entre mayor sea la intimidad (psicológica y sexual) entre los miembros de la pareja, llamémosle para efectos prácticos, marido y mujer, mayor será su apego, puesto que la pareja ( ejem: la esposa) en la vida adulta es la mayor figura de apego y principal confirmadora de la propia identidad (del marido), luego entonces, al aparecer una tercera persona en la escena se pierde esa vinculación de apego e identidad y entre menor sea la intimidad con la esposa, mayor el distanciamiento y mayor posibilidad de ruptura, los enfados y los conflictos afectan a la pareja en el sentido de disminuir tanto la intimidad psicológica como la sexual. Se sabe que existen parejas que son evitativas de los conflictos y niegan sus diferencias tratando de ser muy amables entre ellos y cuando se presenta la ruptura suelen decir “pero como pasó esto si nosotros nunca peleamos”. No obstante LA NO EXPRESION DEL ENFADO IMPLICA SU ACUMULACIÓN y tarde o temprano deberá liberarse esa presión, en ocasiones y de las más comunes es la somatización presentando dolores musculares de espalda, caderas (mujeres), cabeza o cualquier otra parte del cuerpo.

Por otro lado están las parejas evitativas de intimidad que utilizan las peleas como una forma de interacción circulante, esta circularidad es vivida como algo sumamente desesperante.

Por lo tanto podemos sanamente concluir que entre mayor sea la intimidad psicológica y sexual entre la pareja mejor el pronóstico para la perpetuidad de la relación amorosa entre ambos.

 

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