En este mundo de nuestros días, parecen predominar los temas de la migración y el terrorismo, así sea por el momento que vivimos, incluso sobre la pobreza o las enfermedades que azotan a la humanidad.
Así, miles de seres humanos intentan traspasar desesperadamente las propias fronteras del país al que pertenecen, huyendo de la guerra, la violencia, la falta de libertades y en general a la búsqueda de mejores condiciones de vida y bienestar social.
Flujos humanos que habían recibido respuestas lo mismo solidarias que adversas y que ahora con los acontecimientos que tanto lamentamos, ocurridos en Francia con decenas de víctimas, han exaltado los prejuicios racistas y religiosos, recrudeciéndose el rechazo.
Cada vez queda más claro, que si bien existe una enriquecedora diversidad cultural, en otros casos se contraponen visiones revisionistas y radicales que generan intolerancia, y peor aún, fanatismos devastadores sobre todo por el pasado milenario de los pueblos que perviven en el llamado Medio Oriente.
Pero como dice el gran escritor israelí, Amos Oz, no se trata de una guerra cultural entre Oriente y Occidente, como se profetizó en el siglo XX, sino además de fanatismos religiosos minorativos, que desembocan en asesinatos.
Por eso, debemos alentar el encuentro de las más diversas expresiones culturales y de creencias, a la vez que buscar garantizar la evolución civilizatoria, a salvo de regresiones bélicas, de tiranías, opresión, misoginia y otras perversones.
Ampliar en todo caso los espacios al diálogo abierto y hasta crítico, pero siempre inserto en la libertad, el respeto y la fraternidad.
Desde luego, unirnos en favor de quienes resienten esos oleajes de violencia demencial, como ahora es el caso de Francia, especialmente por lo que simboliza en tanto puntal de nuestra civilización, junto a las vastas, deslumbrantes e invaluables aportaciones a la cultura universal, ya se trate de filosofía, pintura literatura, música, cine y en las más diferentes expresiones artísticas.
Perfilarnos entonces hacia una orden mundial y culminarlo en función al modelo más adelantado que hemos conseguido hasta hoy, con libertad, democracia, justicia y prosperidad común.
Alcanzar ya, lo que a lo largo del siglo XX y de siglos pasados, no hemos sido capaces de lograr en bien de todos y todas nosotras, y del mundo, y del planeta mismo.
Facebook: Martha Chapa Benavides
Twitter: @martha_chapa
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