Soledad Espacio Irrenunciable

Por Fabiola Guerra Ugalde

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El miedo a la soledad puede conducirnos a la habituación de la pésima compañía con el fin de evitar el aislamiento.

Cuando estamos solos nuestros miedos se revelan, nos atacan y materializan en relaciones sentimentales, dónde: se abren puertas, ventanas, sopla el viento como nunca; se nos sube el muerto, escuchamos ruidos, sentimos que alguien de junto sube las escaleras, mueve muebles, hay golpes en la puerta, se escucha el timbre sonar, etc.

Hay inherente a la existencia de todo lo humano; hambre, miedo y sufrimiento. Nuestros temores personales aumentan de forma considerable las catástrofes reales o imaginarias. ¿Ciencia o ficción? La puerta que nos juzga, no es otra cosa que el terror que yo siento a la privación afectiva, terror que podrirá el corazón y alimentará la búsqueda. Entonces, ¿El niño pone el coco y luego le tiene miedo?

¿Quién nos educa para estar solos por periodos prolongados de tiempo?

Superar el sentimiento de orfandad es una meta conquistable, domesticable. Es más, tú, le puedes meter un susto al miedo ya que nuestra alma es auto-refulgente. Tras la confusión está la confesión de la soledad –muchas veces razonamos como niños-.

“Cree todo, espera todo, supera todo” y de la compañía humana ni tanto ni tan poco.

GRACIAS por leerme

En las siguientes cartas a Julieta veremos que si hay parejas felices. Favor de hacer clic en cada uno de los siguientes enlaces directos de Retos Femeninos