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Hace siglos, me confinaste a vivir bajo tu sombra,
hace siglos, expropiaste mi cuerpo, mi sexo,
mi tiempo, mi trabajo, mis ideas, mi fortuna,
me desposeíste de mí,
me obligaste a ser sólo para los demás:
una madresposa, una monja, una puta, una esclava
y si me resistía, era presa, era loca, era bruja.

Me prendiste en hogueras,
me encerraste en psiquiátricos y cárceles,
me violaste, me mutilaste, vendiste mi cuerpo,
me borraste de la historia
y hurtaste mi poder poniéndolo a tu nombre.

Sábete que no he muerto,
llevo siglos cavando,
buscando mis restos,
reuniendo mis huesos para volver a ser una.

Sábete que soy indómita,
hace mucho que escupí la mordaza,
ahora grito, protesto, denunció, doy discursos,
clamo mi nombre, canto y rio a carcajadas.

Sábete que tengo un “Cuarto Propio”
donde rescribo nuestra historia
con letras rojas, negras, amarillas y blancas.

Sábete que he parido
generaciones enteras de mujeres libres y guerreras,
propietarias de sí mismas que ahora son:
aliadas, maestras y amigas entre ellas.

Sábete que también tengo aliados,
hombres justos que dejaron de ostentar el falo,
con quienes construimos un mundo nuevo,
tomados de la mano.

Sábete que gozo, que donde tú dejaste heridas
yo he sembrado besos y caricias
y ahora tengo un cuerpo fértil
para mi amor y mi placer.

Y sábete que lo sé,
que sé que te estás pudriendo,
que das patadas de ahogado,
que tus días en este mundo, están contados.

AZALEA