¿POR QUÉ NO?

Que la televisión abierta es la reina de los medios, nadie se atreve a cuestionarlo. El 99 por ciento de la población está expuesto a ella, con niveles de atención de casi el 60 por ciento, de acuerdo a TGI México-IBOPE. Le sigue la radio -AM y FM-, con 77 por ciento de exposición pero con tan sólo el 24 por ciento de atención. En tercer lugar se encuentran las publicaciones diarias, con una penetración del 44 por ciento y 37 por ciento de atención.Apena reconocerlo, pero somos una sociedad de iletrados. Sólo por ilustrar: en su conjunto, el tiraje diario de los principales periódicos nacionales es de apenas un millón 145 mil ejemplares; en tanto que en Brasil, sólo uno de los periódicos, el de mayor circulación, diariamente tira más de un millón 200 mil ejemplares. En Argentina, El Clarín tiene una circulación diaria de 700 mil ejemplares, más del doble que el periódico mexicano de mayor circulación con apenas una tercera parte de la población. Comparando extremos, el Bild Alemán tiene una circulación diaria de casi 6 millones, es decir, cinco veces más que la circulación total de los diarios mexicanos.Lo acertado de la intuición de aquellos que adivinan el enorme peso que tiene en México la televisión abierta se constata en las cifras de los libros de medios, utilizados por los anunciantes como herramientas para maximizar el aprovechamiento de los gastos en publicidad. Y aunque también es cierto que el costo de 30 segundos en la pantalla en horario "prime time" ahuyenta a cualquiera, éste garantiza al anunciante la mayor exposición del producto que pretende vender -sea un jabón o un político.Esto no sería un tema de Estado, si apenas interesara el costo de la publicidad. El problema reside en que sólo existen dos cadenas nacionales de televisión abierta, y que para un porcentaje importante de la población éstas son las únicas ventanas a la realidad del mundo y del país. En un mundo de ficción, las cadenas nacionales tienen la capacidad de presentar una realidad distorsionada, y para el 60 por ciento de la población sería la verdadera. En ello radica su poder: en su capacidad de crear o desaparecer personajes de la vida nacional, sobre todo aquellos cuya permanencia en el poder o su capacidad para acceder a él depende, a su manera de ver, de su exposición mediática.Nadie duda del poder de las televisoras, que tienen como rehenes al Estado y sus poderes, a los partidos políticos y a sus candidatos. La sed de poder o el ánimo de influir en la opinión de la sociedad hace de cualquiera un cautivo de las buenas relaciones con las televisoras, a las que no se atreven a ocasionar un agravio ni siquiera imaginario. Y siendo el Estado rehén, sus ciudadanos somos presos de los intereses de estos grupos privados. Cualquiera que sea la realidad que nos presentan es apenas la que se construye en las juntas editoriales desde los sets de televisión, en donde se decide lo que es trascendente y lo que es noticia, y lo que no.Pero ¿cómo alterar esa verdad a sabiendas de que los otros medios tienen poca penetración en la sociedad? Es imposible crear más lectores de la noche a la mañana, pero es factible fortalecer a otros medios existentes y generar espacios para la incursión de nuevos grupos, que en sus esfuerzos por capturar mercado diluyan el poder que hoy detentan las dos cadenas de televisión abierta. De ello depende la supremacía del Estado y sus poderes, y la verdadera democracia. Pero si esto es cierto ¿por qué el Estado no ha abierto la puerta para que existan no una, sino varias cadenas nacionales de televisión?Hasta hace poco las razones eran de naturaleza técnica. No cabían más cadenas de televisión abierta. Pero el avance tecnológico ha superado esa limitación y con apenas un convertidor digital de menos de 400 pesos -que podría ser financiado por los nuevos grupos televisivos-, la población tendría acceso a las nuevas opciones informativas y de contenido. Además, al dejar de existir impedimentos técnicos, la negativa a otorgar nuevas concesiones es contraria a nuestra Constitución, que prohíbe los monopolios. Hoy no sólo es posible sino que es obligatorio propiciar una mayor competencia en el sector.La pregunta es entonces ¿Por qué no? ¿Por qué no atreverse a romper los grilletes que hoy someten al Estado y sus poderes? ¿Por qué no dar oportunidad a una verdadera democracia que no esté cautiva a los intereses de grupos privados? ¿Por qué no dar espacio para que surjan nuevas cadenas de televisión nacional?
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Comentarios

  • Bune día!
    triste relaidad en la que vivimos, desafortunadamente los contenidos de la televisión son pura poquería, la ignoracia crece y asi seguirá.
  • Hola,

    No había tenido oportunidad de leer tus publicaciones, pero esta en especial creo que tiene mucha tela de dónde cortar.

    La realidad a mi modo de ver es que si el estado y sus poderes estan presos de los medios, es porque lo han propiciado.

    Ahí tienes éstas ultimas reuniones o inauguraciones como el camino de hidalgo a querétaro sin pasar por la ciudad de méxico en donde al parecer el protagonista ha sido Carlos Slim.

    Otra realidad innegable es que la televisión mexicana (salvo sus honrosísimas excepciones llámense canal 11 y 22 ) es un reverenda porquería en lo que a su contenido se refiere. En también es muy rescatable la programación del canal Mexiquense y el 40, pero párenle de contar. Si no es Futbol, son Telenovelas, caricaturas violentas y en las noches hasta prostitutas venden.

    Si el estado no abre la puerta a otras opciones es porque hay intereses en las televisoras. ¿Que no hay espacio para más? Claro que lo hay, pero es un monopolio compartido entre las dos que existentes.

    Un ejemplo muy claro de porqué no hay más lo tenemos en las compañías telefónicas: ¿Telmex es la única? No, eso ya lo sabemos, pero está todo tan amañado que a las otras empresas no les representa negocio entrar, ya que las que hay actualmente tienen que utilizar por fuerza la infraestructura de Telmex y eso cuesta. Esa es la razón de que contemos orgullosamente conlas tarifas más altas del mundo en lo que se refiere a Internet y televisión por cable.

    En los Estados Unidos y Europa si se puede decir que ya no hay espacio porque hay montones de cadenas, pero eso se traduce en más competencia que da como resultado más y mejores tarifas para los usuarios y sobre todo PARA LOS ANUNCIANTES que pagan sumas estratosféricas por publicidad, pero con esa cantidad de publico cautivo bien vale la pena la inversión.

    Muchos han de recordar a José Gutierrez Vivó y sus programas de radio y ultimamente televisión. Se le ocurrió meterse con estaciones de radio pertenecientes a televisa y lo demás ya lo sabemos.

    No pararon hasta que lo borraron del mapa o por lo menos del de las radiodifusoras y como él hay muchas personas con una gran valía y simplemente ya no pintan más.

    ¿No es difícil imaginar por dónde va la cosa verdad?

    Qué hay de esos programas SANOS y sobre todo CULTURALES. La verdad es que siempre ha existido un matrimonio velado entre los medios de comunicación y el estado.



    concluyo dicendo que tienes razón: "Vivimos en un país de iletrados y eso es lo que conviene". Cada quién tiene lo que merece y nuestra televisión refleja el grado ignorancia en que vivimos.

    El estado es alcahuete de los medios y viceversa

    Ya lo dijo Juvenal: " Al pueblo hay que darle Pan y Circo" y eso es la televisión "EL CIRCO DEL PUEBLO MEXICANO"

    Saludos
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