¿POR QUÉ NO SOLTARNOS PARA SER SOSTENIDOS POR NUESTRA PAREJA?

 

No podemos negar que hay problemas en el matrimonio y hacer como que no existen. Todos podemos pedir ayuda, pero por orgullo muy pocos la buscan. Lo primero que necesitamos es reconocer que la pareja es una carrera de obstáculos y muchas veces una zona de desastre.  Nos da vergüenza aceptar social y culturalmente que tenemos conflictos en nuestra relación: “Todo va de maravilla”, “Bueno… tenemos alguna que otra diferencia”, “Sí, estamos un poco enojados, pero se nos pasará“, “ya sabes cómo son las mujeres, se quejan de todo y no aguantan nada” etc. etc.  Todos queremos ser la pareja ideal y seguir engañándonos con “me casé con el amor de mi vida”. No queremos sentirnos vistos, ni susceptibles a los ojos de los demás. ¿A quién le gusta ser juzgado o criticado?   

Después de reconocer que es difícil y muy complicado vivir en pareja. Lo segundo que habría que ponderar, es aceptar que casi todos los problemas residen en la falta de comunicación. No trasmitimos lo que nos pasa. No sabemos expresar lo que sentimos. A las mujeres se nos es más fácil decir lo que nos sucede. Por lo menos, contamos con las amigas con quienes desahogamos y exprimimos todo el veneno, pero a los hombres, les cuesta sacar lo que tienen dentro.  Aprietan sus emociones,  las resguardan y se las comen.   Y mucho menos, reconocen  sus carencias y afectivas.   Al no pedir lo que necesitan, asumen que  nosotras las mujeres, podemos adivinar lo que les sucede, como si tuviéramos una bolita de cristal.  Y así  es justo como empiezan los malos entendidos pues suponemos y hacemos cuentos chinos alrededor de algo muy simple.  Cuando están incómodos con la relación, en lugar de decir lo que piensan en ese momento,  se refunden en una esquina con el control de televisión, se callan y van acumulando, semana tras semana, como el Melate, resentimientos que se vuelven añejos. ¿Qué te pasa? Nada, contestan.  Es decir, nos castigan con su silencio, en el mejor de los casos. Y las mujeres, con lo complejas que somos, imaginamos historias que no tienen nada que ver con lo que les sucede. Lo tomamos personal.

¿Cómo poder conectar con nuestra parte más íntima? La intimidad  la hallo cuando me confieso ante ti, cuando me aflojo afectivamente, cuando me sostengo contigo.   Encuentro  alivio cuando me abro a ti. No pasa nada decirte lo que siento. De esa manera me desahogo  y me relajo.  Me encanta que no tengo que fingir. ¡Hay tanto que decirnos!  Lo paradójico, es que para llegar a esa intimidad, la mayoría de las veces, tengo que pelearme, romper en gritos, mentar madres para luego pedir perdón y acabar en última instancia, llorando y abrazándonos. Parecería que la mejor manera de acceder a la intimidad es entrando por la puerta grande de los sombrerazos y las broncas.  Vamos acumulando dolor, tensión, remordimientos, rencores, reproches y  quejas que cuando llegan al tope, al límite,  explotamos. Se revienta el globo lleno de miserias emocionales y es sólo así, al parecer, que podemos conectar con nuestras necesidades reales y expresar sentimientos que han estado encapsulados por mucho tiempo.  ¿Cómo podemos aprender a afrontar nuestros conflictos? Podríamos hacerlo cada vez mejor.  Todos pasamos por ellos.  Llevamos a cuesta muchas responsabilidades, cargamos con deberes cotidianos como es la casa, negocio, escuela, etc. Y claramente es por lo cual, no podemos parar la maquinaria  y conectar con lo que está dentro de nosotros. Y menos aún comunicarlo al que vive conmigo.   Llegamos tan cansados del trabajo, que en lugar de desalojar lo que está estorbando, nos callamos y nos distraemos viendo la televisión o prendiendo la computadora. El mejor remedio siempre será evadirnos.  Y la verdad, funciona. Pero, ¿qué pasa cuando se han acumulado kilos de carga emocional? ¿Dónde lo acomodamos? Ya no  hay espacio dentro. Y claro, cuando sucede eso. Lo echamos para fuera con ira, con frustración y ¿quién va a estar ahí?  … Nuestra pareja como recogedor de basura.  ¿Por qué no, cuando estemos hasta el copete de todo,  dar un paseo caminando, o leer algún poema o reflexión, o simplemente contar el último chiste que nos mandaron por whatsapp? Podemos llegar a escuchar música tranquila y respirar. Ponernos en stand bye unos minutos y dejar que pase. Hay mil formas para acercarnos  y sentirnos acompañados.    

Dejemos como mujeres espacios para que nuestra pareja nos proteja y  sostenga. Para el hombre es importante sentirse útil y especial.  Renunciemos de vez en vez a esa imagen idealizada de perfección que hoy en día nos hemos impuesto. Y dejemos que la vulnerabilidad entre en la relación como fuente inagotable de crecimiento y sanación.

 

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Comentarios

  • A mi ex entre menos le pidiera ayuda era mejor, por lo tanto fui independiente toda la vida hasta que me di cuenta que era inútil seguir con él, solo nos unía un papel de matrimonio.

  • Marcela Beacho, que bueno que estás colaborando en Retos.
    Es verdad que las parejas se distancian por no expresar sus necesidades afectivas creyendo que es obligación del otro adivinarlas.
    Me encantó tu libro "Parejas sin fecha de caducidad".
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