Bien sabemos que en general los fenómenos naturales son impredecibles, si bien la ciencia ha avanzado y nos permite hacer ya algunos pronósticos que nos llevan a detectarlos con alguna anticipación.
No así en el caso de los terremotos que cuando mucho una alerta sísmica lo anuncia o poco antes de que potencialice su poder destructivo para resguardarnos lo más posible.
Viene a propósito mi comentario porque día a día nos enteramos de catástrofes dentro y fuera de nuestras fronteras.
Así, lo mismo nos enteramos recientemente del tsunami con sus olas pavorosas e inmensas en Indonesia que arrasó edificaciones y todo lo que encontraba a su paso, que las fuertes lluvias que azotan diversas regiones de nuestro país. Verdaderas trombas que caen inusitadamente generando perjuicios enormes y pérdidas de vidas.
Y me pregunto si antes ocurrían con esa frecuencia e intensidad y me parece también a la vez que son sucesos que se registran en número y consecuencias mayores en nuestros días.
Es inevitable pensar en las causas, lo cual me conduce a la tesis del calentamiento global como punto de partida y de tantos desastres. Así, hemos presenciado por ejemplo otros casos preocupantes ya el desprendimiento de bloques inmensos en el polo Norte con graves afectaciones al medio ambiente y a la fauna del lugar como la triste escena de osos polares que andan flotando sobre bloques de hielo en la inmensidad del mar. Y qué decir de la extinción de algunas especies que nunca más veremos en el cielo, en la tierra y en el mar que por milenios o siglos existieron. ¡Qué horror!.
Lo peor es la inconciencia que permea todavía a muchos gobernantes y políticos en diversas latitudes como ocurre en el caso de Estados Unidos y China, aunque no son los únicos.
Emmanuel Macron, Presidente de Francia, ha dado muestras en cambio de responsabilidad social, sensibilidad y visión porque de no cortar de tajo con estos efectos nocivos de la industrialización en el planeta, podrían generarse cambios irreversibles y tal deterioro que ponen en riesgo a nuestra propia civilización.
Urge entonces que se regrese al tema en foros nacionales e internacionales sin excepción, y una exigencia férrea en contra de las potencias mundiales que depredan en mayor medida.
Es una tarea que nos convoca a todas y todos y una exigencia social de nuestros tiempos, por lo que tenemos que activar nuestra presencia y elevar nuestras voces en cada uno de los espacios de que dispongamos.
Nuestros hijos y las nuevas generaciones en su conjunto lo esperan de nosotros y de no hacerlo, nos lo demandará la patria, y hasta bien podría decirse que la propia humanidad también.
Página web:
Sala-Museo Martha Chapa:
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