¿ME QUEDO O ME VOY?

Amar es una decisión
Amar es una decisión, la oración no me pertenece, a quien se la escuché primero fué a Martha Ortíz, psicóloga del Instituto Prekop de México, quien nos mencionó que Jirina Prekop la soltó en uno de sus eventos, la original es asi: "Amar es un acto de voluntad".

Y es que amar implica eso: tomar una decisión voluntaria de quedarnos o irnos de la relación de pareja.

No, el tema no es fácil, porque es fácil divorciarse hoy en día y salir corriendo rápidito de lo que signifique conflicto, y sin resolverlo, dejamos atrás embrollos, líos, enredos sistémicos, que luego las siguientes generaciones repiten una y otra vez, tal como lo venimos haciendo nosotros mismos. Pensamos que luego se disolverán con el tiempo, pero no es asi. La vida siempre cobra lo que debemos, hasta siete generaciones después de mi, y no es cuento, hoy estamos repitiendo historias de mujeres y hombres de nuestra familia que no resolvieron sus rollos, que huyeron de sus responsabilidades, porque era la opción para poder sobrevivir, y que hoy con otros rostros, otras ciudades, se nos muestran de diferente forma a ver si estamos preparados para resolverlo, quedarnos, o volver a huir rapidito.


Lo difícil hoy en día es decir: a pesar de todo esto hoy me quedo y veo como lo resuelvo. Y es que anclado en el Inconsciente Colectivo perdimos la capacidad de resolver los conflictos y enfrentarlos de la mejor manera, fuimos entrenados para la guerra, desde chiquiticos se nos enseña que estamos en la supervivencia del más fuerte, que para yo ganar, necesariamente tu tienes que perder, recordemos el preescolar, cuando algún chico o chica le pegaron y llego a casa con algunos morados y la ropa sucia ¿Qué decían nuestros papás? ¿qué decimos hoy en día nosotros? frases como esta: - defiéndete, si vuelves a llegar aquí asi, la que te va a pegar soy yo..... etc. Y asi crecimos, con amor ciego, y en su nombre repitiendo una vez más la historia sin fin, es lo fácil.

Cambiar eso en el inconsciente colectivo, es trabajo individual de cada uno, y aterrizar en nuestra propia conciencia para tomar decisiones que incluyen el respeto por el otro, el reconocimiento de lo mio, el reconocimiento de lo que en verdad ES.

Dirimir las asperezas en la pareja, resolver nuestras rabias y frustraciones sin proyectarlas en el otro es tarea titánica de reconstruir nuestras heridas emocionales, heridas que vienen de nuestra propia infancia, sin idealizar a nuestros padres, resolviendo nuestros duelos, es entonces que tal vez con todos esos parchitos, podamos ver a nuestra pareja como la que realmente es. Me gusta decir que la pareja ideal no existe, la pareja ideal es la que tienes ahora, la que te tocó, la que penetró tu herida y te la muestra para que la resuelvas. Así podemos llegar a vivir con la persona que aún a pesar de nosotros mismos se queda a dormir en la almohada que esta al lado de la nuestra.

A veces llegan personas a terapia, acusando a su pareja de sus propias desventuras, y a veces me pregunto en silencio, ¿qué le hizo ella o él antes para que la pareja reaccionara de esa forma? y allí a veces está la respuesta. Somos muy buenos hijos de nuestra familia, y esa conciencia a veces nos hace defender nuestra propia historia sin incluir la otra la del otro. Actuamos desde nuestra buena conciencia, ¿y sabes qué? nuestra pareja también.

¿Cuánto en verdad estás dispuest@ a conversar, negociar, transformar, trascender? y es que no se trata de ganar y perder como nos entrenaron, en la pareja se trata de ganar-ganar, de consensuar, de hablar de lo que siento, de hablar de mi herida y lo que de allí reconozco y puedo cambiar, y saber, de asumir mi responsabilidad, de mis emociones, de mi conducta, de mis pensamientos y ser consciente, que si el "otro" no cambia, saber que si eso viene de su familia, que es más grande que él mismo, que lo sobrepasa, y yo decido: Me quedo o me voy, y si me quedo, me quedo y no me quejo, me quedo por decisión de amar, me quedo aunque el acontecimiento se repita una y otra vez, y ser complaciente a eso, y cuando asiento a ese destino que elegí consciente, es posible que algo suceda, sin promesas, día a día, en el presente, disfrutando de lo que es, tal cual es, sin pretender cambiarlo.

Asumir dentro de la pareja, implica salir de nuestro sistema de origen con toda su fuerza. La familia tiene mucha fuerza, y nos hala hacia ellos. "Para que un sistema nuevo prevalezca, el anterior debe dejarse", y dejarlo es trabajo personal, asi quedamos libres con la bendición de todos los ancestros.

Y si decido irme, saber que si no le doy un lugar en mi corazón a lo sucedido y lo trasciendo con amor, se volverá a repetir, con otros rostros, otras ciudades, otras historias.

No es fácil vivir contigo, ni conmigo, ni con el vecino, porque en nuestra mente siempre está el oscuro deseo por el pasto del vecino, creemos que es más verde que el nuestro...Amar es una decisión... me quedo o me voy!

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