"LA FELICIDAD ESTÁ DE MODA"

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“La felicidad es de los que se bastan a sí mismos”. Aristóteles.

La felicidad no es una mercancía, tampoco un objeto, aunque pensemos que sí.

Hoy que es tan común interactuar en las redes sociales observamos con frecuencia la publicación de imágenes cargadas de frases relacionadas a la felicidad, quienes circulan estas imágenes en su gran mayoría por supuesto, somos las mujeres.

De aquí mi curiosidad en preguntarme, ¿es la felicidad algo que nos interese más a las mujeres que a los hombres?

Intentando responder a la pregunta, no creo que se trate de una búsqueda exclusiva de un género, los seres humanos deseamos ser felices.

Lo que observamos es el reflejo de nuestros procesos emocionales, mientras que en las mujeres la corteza límbica que se encarga de regular las emociones es más grande que en los hombres, en los hombres existe lo que podemos llamar un pudor emotivo. No es que las mujeres estemos en una búsqueda mas ávida de la felicidad y los hombres no, si no que unas lo expresamos con mayor facilidad y aceptación social que los otros.

Esta sobre exposición de palabras e imágenes relacionadas a la felicidad que hacemos las mujeres, me lleva a otra pregunta, ¿es para nosotras la felicidad una búsqueda por moda, un objeto del deseo? ¿Por qué hoy es tan expuesto el interés por ser felices? 

Estas preguntas desde una perspectiva sociocultural nos invitan a revisar los mensajes de nuestra moderna humanidad, tan globalizada como nuestras propias emociones.

No es difícil reconocer que viviendo en una sociedad de consumo, nuestras necesidades básicas se conviertan en un objeto o nuestros placeres en una mercancía. Deducimos que comprando el libro del autor de moda, sobre el tema en boga, logremos encontrar la felicidad. Ya que suponemos que con tenerla es suficiente.

Seamos francas, al propagar imágenes de felicidad, amor, abundancia, energía, actitud positiva, etcétera, lo que hacemos en realidad es atender otro sentimiento básico distinto a la emoción de la felicidad, nuestro sentido de pertenencia.

No es la felicidad lo que buscamos per se, si no la identificación con el grupo. El grupo que se identifique con mis ideas, mis creencias y de alguna manera acepte cómo me siento y muy importante me aprueben.

Por lo tanto, no soy feliz porque lo experimento desde mi ser, internalizando aquello que solamente a mi me hace feliz, si no porque POSEEO ALGO que los demás poseen. No estoy excluida, soy feliz en la forma como lo dicta la conducta aceptada de mi entorno social.

Reducimos entonces nuestra propia experiencia a la posesión de una moda, una frase, una actitud, un libro, una conferencia, etcétera. La conexión con esta emoción, con este estado del SER, queda satisfecha al quedar satisfecho mi sentido de pertenencia.

Observemos que en nuestra sociedad moderna la propagación inmediata de estas frases refuerza nuestro concepto de felicidad, lo vuelve un concepto consensuado, mas no internalizado o experimentado de forma distinta en cada individuo.

Este culto a la felicidad no es nuevo, desde los años 80’s y casi finales de los 70’s, varios autores norteamericanos entre ellos Wayne Dyer, Deepak Chopra, o actualmente latinoamericanos como Paulo Coelho, Miguel Ruiz, o inclusive el oriental Osho, se aventuraron a formar nuestro moderno concepto de felicidad, no necesariamente con las características de cada cultura que ellos mismos representan sino precisamente, globalizando el concepto.

El gran éxito comercial de sus enseñanzas, se debe a la comercialización de la palabra, la repetición de las frases para hacer sentido con el mercado, la humanidad desea ser feliz, busca ser feliz, entonces bajo esta demanda, el mercado crea la oferta y a quienes la satisfacen, quienes finalmente nos dicen cómo se ES feliz.

Estos autores forman parte de un sistema donde se sacia el hambre colectiva, inclusive haciendo las necesarias combinaciones en términos, felicidad igual a paz interior, felicidad igual a éxito personal, felicidad igual a identificarme con mí presente, etcétera.

Lo importante como siempre, es reconocer que somos parte de un grupo, reconocer también que la felicidad es experimentar la emoción. Esta emoción que se dispara en la estructura más elemental de nuestro cerebro y que nos genera múltiples beneficios a nosotros y a nuestro entorno. Es algo para lo que cada ser humano estamos diseñados a vivir, no necesariamente a través de la moda, si no a través de nuestra propia experiencia, la experiencia UNICA de lo que a mí me hace SER feliz.

La felicidad es una emoción tan fuerte como el amor, tan exclusiva como éste, seamos capaces mujeres de viajar hacia nuestro interior y ser honestas con lo que sentimos, no catapultemos nuestras emociones por la moda, digamos SI a la felicidad, a NUESTRA felicidad, haciendo esta conexión una vez más con nuestra propia identidad.

Diana Rodríguez.

Mexicana, comunicadora y locutora en “Conversemos radio”.

Tijuana Baja California México, Julio 2013.

 

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