Jugando a "amar"

Por: Sigrid ArteagaDisfrazadas de rosa y subidas en los tacones de mamá, dibujamos el momento de nuestro primer beso e imaginamos el día de nuestra boda. Con el tiempo cambiamos el vestido rosa pastel por una mini falda y unos “stiletos de moda” mientras afianzamos nuestro ideal amoroso entre Johnny Depp y Tom Cruise. Tejemos al amor entre las novelas, los libros y las canciones que cantamos a todo pulmón y suspiramos por la llegada de aquel personaje.Y entre los sueños y las ilusiones, llega la realidad cuando al hombre perfecto lo compartimos con tres mujeres más, o que bien siempre está el que alega su miedo al compromiso.Entre fracaso y fracaso, nos entregamos a una caja de chocolates y una comedia romántica que nos haga creer de nuevo. Después de ello, recobramos las fuerzas con un par de martinis y una plática intensa con las amigas del por qué los hombres son así. Terminamos comprando el lápiz labial que nos dará unos labios más carnosos, un push-up bra de la modelo brasileña con piernas de envidia y le damos una segunda pensada a la cirugía que dicen que sólo duele lo necesario, todo para intentar parecernos más a la de la portada de revista y menos a nosotras.Pero al final de cuentas seguimos en el mismo punto, cuestionándonos por qué nuestra pareja no se comporta cómo el personaje de la y a pensar que a lo mejor nosotros no somos suficientes o bien que todos los hombres son iguales.¿Serán ellos o seremos nosotras? O a lo mejor algo más profundo ¿será el amor?El amor no se enseña en los libros o entre las meriendas, lo vemos y percibimos en nuestro entorno, en las parejas más cercanas como nuestros padres o bien, en las ficticias que nos acompañan todas las tardes en nuestro televisor.Nuestra educación sentimental viene en su mayoría de ahí. De las películas, historias, canciones y fotografías que consumimos a diario. Nos gustan por que nos hacen creer, nos hacen soñar y tener esperanza. Gracias a ellos, a los 3 somos las princesas de Disney y nos vestimos con todo incluyendo las zapatillas de cristal, a los 7 podemos ser mamás expertas en cambio de pañales de bebés casi reales y a los 10 súper profesionistas con los kits “Mi Alegría”. Durante todo este tiempo, sabemos que eventualmente llegará nuestro príncipe azul a “salvarnos”. Con ello, llegan los 17 o veintitantos mientras el susodicho no se ha dignado a aparecer y es ahí cuando comienza el problema.Al vivir dentro de un mundo mediático formamos nuestros ideales con base en sus mensajes, retomamos los modelos a seguir en todos los aspectos y validamos nuestra vida a partir del éxito preestablecido por estas creencias. Si tomas en cuenta que buscamos al amor perfecto, el cuál hemos conocido y construido a partir de las relaciones que vemos en la tele, de lo que leemos en las revistas, te darás cuenta que no estás buscando a Juan Pérez sino a Hugh Grant protagonizando “Realmente Amor”.El amor, también se define aquí, en el centro de lo ideal y alejado de lo real. Si realizamos una mirada cuidadosa de lo que buscamos en nuestra media naranja, veremos que muchas características, las hemos recopilado de las películas y de los libros y que con ello, nos alejamos de la realidad del amor, aquella dónde el “vivieron felices para siempre” implica conocer al hombre de tu vida despertándose una mañana de cruda o peleando con él por las compras del súper.La invitación es esa, reconocer nuestros ideales, bajarlos al mundo terrenal, sacar a la princesa rosa y al príncipe azul para convertirlos en Sandra y Sebastián. Crear nuestra propia definición amorosa aislada de los estereotipos mediáticos. Este proceso nos liberará y dejará disfrutar más al hombre que no nos trae flores ni serenata pero nos da masajes en los pies cuando llegamos cansadas y nos deja ver nuestra película favorita.
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Comentarios

  • Que buen artículo, felicidades a Sigrid. Es cierto el amor d pareja lo aprendemos d nuestro entorno y también es cierto q nosotras las mujeres nos hacemos castillitos en el aire, así pues llegaron mis 17, 25, 32 y mi príncipe azul no aparecia; hoy se q yo traia un montón d programaciones q alejaban a los príncipes. En una ocasión le pregunte al chavo con el q yo andaba, xq no me regalas flores, pero más q pregunta fue reclamo d mi parte, me hecho un rollo q ni se imaginan, a los pocos días me llego 1 correo donde decia todas las hermosas cosas q Dios nos da y lei q ÉL cada día me regala el suave canto d los pajaros, el calorcito del sol, el perfume de todas las flores (para mi y sólo para mi) y yo llorando x un ramito d flores.
    Saludos :)
  • EL PROBLEMA ESTA EN QUE YA NO SE FIJAN LAS ADOLECENTES EN LOS SENTIMIENTOS DE LOS CHICOS,COMO QUE VA MAN MAS POR EL INTERES DE VER QUE CARRO TRAE A QUE SENTIMIENTOS TIENE!
  • Ese es el mayor error, creer que el principe azul es Hugh Grant y andar buscandolo a como de lugar¡¡ Ahora vemos tantas peliculas que nos olvidamos de buscar en un hombre sus valores. Queremos que nos traten como princesas cuando nosotras no estamos dispuestas a tratalos como príncipes. Que no se nos olvide que debemos buscar lo que estamos dispuestas a dar. Queremos alguien de buen corazon? con buenos valores? que tenga buen salario? que sea fiel?... entonces la pregunta mas importante es, ¿estamos dispuestas a dar lo mismo y estar a la altura?
  • Muy bueno este artìculo, làstima que tantas adolescentes se pasen las tardes llenandose de la basura televisiva
  • Sigrid: Gracias por compartir. La construcción social como mujeres nos lleva justamente esto que comentas sobre los estereotipos, lo cual estimula en este marco a construír "nuestros amores" desde un sentido muy virtual o bien fantasioso, creo que esto parte desde el tipo de juguetes y "muñec@s que nos regalan de niñas" las cuales hay hasta cierto punto desde edades muy tempranas, una desvinvulación afectiva perdiéndose o desdibujándose un poco la mismidad; es decir pensamos en el otro o en los otros, ya no en nosotras mismas, para complacerlos y de esa forma reconocernos en nuestra conducta como "mujeres buenas" (obedientes, responsables, protectoras, amorosas, sacrificadas, etc. Qué tiene que ver con el amor? que esta construcción como identidad de género, nos deja una autoestima un poco empantanada, de tal forma que a veces buscamos o aceptamos a una pareja por nuestras necesidades afectivas o sexuales que a veces como consecuencia se cae en relaciones codependientes o destructivas y no tanto por construír (como decía una amiga que citaba en un correo "En nuestras manos está el reto de construír formas alternativas de amar sin lastimar, desvalorizar, destruír, poseer, marginar, que conduzcan al crecimiento, a la dignidad y a la libertad" !maravillosos conceptos verdad!?. El punto es que hay que seguir creciendo hay que resignificar lo que es una pareja, pero principalmente ser mujeres empoderadas, sabias y felices. Saludos a todas.
  • lo mejor es conocernos y aceptaron con nuestros defectos y lo mas dificil pero no complicado para dos personas k se aman comprenderse y amarse mas por sus defectos k x sus virtudes eso me lo enseño una personta k hace mis momentos mas significativos
  • se que dios yo puedo decir que esa clase de amor aun no tengo la dicha de que este con migo pero tengo algo mas importante el amor de mis hijas y segundo que el me regala se que dios me tiene algo muy especial y mientras disfruto cada segundo que el me regala
  • Para encontar al principe azul no es necesario ser una princesa todo lo contrario se necesita ser autentica solo asi encontraremos al autentico principe de nuestros sueños y yo lo eh encontrado no es mejor hombre me comentan mis amigas pero ara mi es el unico y el mas especatacular con esta publicacion lo termino por comprobar........................... gracias Dios por darnos lo que merecemos y Gracias Sigrid Arteaga por ser una gran mujer y compratir tus pensamientos con nosotras k Dios te bendiga siempre
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