Escritoras 4.6.- La Confesión de Ana

+4.5.- CAMINO AZUL. 4.7.- ALGUIEN NOS ESCUCHA+La Dama de Negro: historias de erotismo sin fronterasLa Dama de Negro me dijo que una amiga le pidió un favor, anticipándole que no podía negarse. "Ana es mi amiga, te leyó en Retos Femeninos, recíbela, escúchala, necesita de ti". Concertada la cita, Ana fue directa: "Tengo una historia real, mi propia historia del año 2002, si me prometes proteger las verdaderas identidades, te la digo tal cual. Por favor, te pido que la escribas con tu estilo". La Dama de Negro prometió, escuchó y escribió:LA CONFESION DE ANALa Dama de NegroEra un sábado en verano… estaba yo en casa degustando una humeante taza de café y despabilándome, pensando qué iba a hacer con mi día cuando un chavo tocó a la puerta. Salí para ver que quería y me dio un folleto que decía: “Ven y encuéntrate con Dios”. (Él traía una playera con el logo de un grupo parroquial de la iglesia de mi comunidad).No era la primera vez que me daban un folleto de esos, en los que te invitan a vivir un retiro espiritual para jóvenes “descarrilados”, así que la verdad me fastidiaba mucho el asunto porque siempre me insistían demasiado en eso y, bueno, a mi me gustaban otras cosas. (Aparte¿quién me iba a presentar a Dios en el Templo?)… Pero hubo algo en la persona que me dio el folleto que me hizo click y por primera vez me reté a mi misma diciéndome: (“Hey Ana, qué tal si vamos a ver que onda con eso de la iglesia, a ver que “rollo” tiran allí”) Así que decidí que el siguiente sábado estaría puntual a las 5 de la tarde, atendiendo la invitación del chavo de la parroquia.Guardé el folleto y comencé a prepararme el desayuno ya que tenía que hacer algunas cosas en casa, como arreglar mi cuarto, mi ropa, hacer algunas compras, ayudar a mi madre en cosas domésticas, para luego hacer mi espectacular rutina y arreglarme con tiempo para salir, por que esa noche iba a ir al lugar que visitaba cada sábado, como ya era costumbre, con mis dos amigas Raquel y Perla… ¡Era un ritual sagrado para mi visitar el bar de Rolando los Años cada fin de semana !En ese lugar mis amigas y yo entrábamos gratis, sin pagar cover, por que yo conocía a los dueños del lugar, a los meseros, a los guardias de seguridad y a los músicos y siempre nos asignaban la misma mesa que estaba estratégicamente colocada en una posición en la que podía pedir canciones a la banda, y ver todo el panorama masculino que iba entrando al bar !...Yo era la única soltera y sin compromisos, ya que Raquel era casada y tímida y, Perla era divorciada y desinhibida pero yo… ¡Era joven, bonita, voluptuosa, fresca y bailaba estupendo! (gracias a eso había ganado varios concursos) así que la que se llevaba a los galanes de la noche a la mesa, era yo.Eran más o menos las 10 de la noche cuando llegamos al lugar y desde el estacionamiento vi a un amigo que estaba de guardia en la puerta y lo saludé. (Me gustaba saludarlo de beso en la mejilla y acariciarlo sugestivamente con la mano la mejilla, mientras le decía algún piropo o le decía lo bien que se veía o lo rico que olía, al tiempo que mis amigas entraban y, luego, él intentaba besarme en los labios, pero yo siempre lo esquivaba con picardía y astucia casi infantil).El lugar estaba a reventar, allí ponían música para bailar de los 70’s exclusivamente y luego, ya entrada la noche, el grupazo hacía gala de sus grandes interpretaciones con su único y original estilo rockero que tanto me gustaba.Nuestra mesa estaba lista y ya dueñas de ella y del antro, Jimmy nos tomó la orden y al poco rato de estar observando a los chicos y platicar con mis amigas, vimos que nadie se atrevía a abrir la pista de baile… En eso pusieron mi canción favorita: Savage Lover de Ring y no pude contenerme…Dejé mi bebida (un martinni extra seco) en la mesa y le dije a mis amigas: ¡que empiece la fiesta”! Y me fui a la pista de baile a abrirla yo sola, como tanto me gustaba hacerlo.Me gustaba pararme allí con las luces apagadas y que se viera mi silueta en medio, que poco a poco fueran encendiendo los focos de colores y que se reflejara la luz en la esfera plateada que colgaba del techo. Mientras eso sucedía, yo cerraba los ojos y me hacía el amor a mi misma bailando en la pista del bar, que era como si fuera mi propia casa: ¡Tenía tantas historias mías, tantas vivencias, había conocido a tanta gente allí, que me sentía como pez en el agua haciendo lo que mas me gustaba…! Sentía que la música me penetraba los poros y me iba poseyendo lentamente, me hacía mover el cuerpo de una manera que era inevitable pasar desapercibida… Me volvía una mujer completamente sexual cuando bailaba, si me veía alguien a los ojos, en ese momento podía ver esa chispa centelleante de fuego como cuando no puedes apagar una brasa que aún arde cuando el fuego se ha consumido. La “melena” que yo usaba me acariciaba el rostro y jugaba con mis mejillas, comenzaba a escuchar aplausos y piropos de los hombres que me veían bailar (a mi me gustaba mucho que los hombres me desearan y que me tuviera sólo el que yo decidía y, me gustaba mucho jugar con ellos y con esa situación…) ¡Era tan divertido!Recuerdo que de pronto, en medio de ese mi momento, sentí un roce en la cintura y abrí los ojos, era un atractivo hombre alto y de ropa oscura, que me miraba fijamente y me invitaba a seguir bailando con él…No había nada más sensual que bailar con un desconocido de esa manera tan especial, como si nos conociéramos y, rozarnos con cierto miedo a atrevernos a más… El tenía una mirada perversa que me invitaba y arrastraba…yo estaba empezando a sentir la necesidad de cazar a una presa o de que mis manos se estacionaran… Fue cuando sin querer y de tan cerca que estábamos, sentimos nuestros alientos y el calor de nuestros cuerpos… Las pupilas de él estaban dilatadas, la impaciencia se manifestaba y unas ganas estaban por reventar…Al terminar la pieza me tomó de la mano y como la pista estaba llena de gente y el lugar también, era fácil desaparecerse entre la multitud, que me condujo al baño de los hombres y entramos en uno individual… Yo sabía ni su nombre y eso ¡lo hacía tan excitante!...El animal despertó, esa bestia que yo, era estaba enfurecida y mis manos se adueñaron de ese hombre, me recargó contra el baño mientras él bramaba como el mar cuando rompe en las olas… Me retó a rozar, a morder y a acariciar, me domó y me aprisionó, bebió, olió, llegó con tanta impaciencia a mi cuello y esperó entre besos y arañazos el rocío que escapaba de mis laberintos, empezó a meterse poco a poco por el surco de mi rosa, yo me enroscaba en su espalda y sentí la víbora impaciente de sus ganas hasta que hundió su colmillo venenoso en mis entrañas.Aquello fue tan deliciosamente atrevido, que me hizo salir del baño con una sonrisa pícara que anunciaba triunfo, como cuando una hembra atrae a su macho y luego de aparearse hembra lo asesina… Así, justo así era yo… (Lo sigo siendo en realidad).Al salir me dirigí a la mesa, yo no traía mi tono usual de rojo en los labios y, eso hizo que mis amigas lo notaran, pero sólo brindamos y chocamos copas en señal de victoria. Ellas me conocían y sólo me cuidaban, pero no se metían en mi vida en lo más mínimo… Eso sí, como “zorras astutas y de experiencia” pues me daban muchos consejos que me ayudaban a hacer de lo más suculento mis jugadas.Salimos hasta que el antro cerró, cerca de las 4 de la mañana y me llevaron a casa Eso sí… jamás llegué pasada de copas a casa, nunca fue mi estilo perder la personalidad bebiendo en exceso, así que fácilmente podía levantarme al día siguiente temprano como si nada hubiera pasado, para hacer mis ejercicios de rutina e ir a visitar a mis padres.La siguiente semana transcurrió con normalidad, una que otra dificultad en el trabajo, una que otra cita con chicos que no me convencían, pero si me servían para seguir aprendiendo de esa “raza” (los hombres). Esa era mi manera tan personal de ver la vida y las cosas que sucedían y ¡me era de lo más agradable!De cierta forma yo estaba cansada de lo mismo… no encontraba a ese ser especial que me hiciera vibrar y yo pudiera amar… pero ¿era capaz yo de amar?Al llegar el sábado, día del evento en la iglesia, me encontraba algo inquieta. Deseaba saber ya de que se trataría todo eso relativo a “Dios” y esos jóvenes que en apariencia se veían contentos…Me arreglé como era mi costumbre y me fui caminando al Templo, pues quedaba a algunas cuadras de casa, y la tarde era linda para una caminata.En punto de las 5 de la tarde, como decía en aquel folleto, comenzó el evento. Recuerdo que los chicos de la Parroquia, los que dirigían el asunto, vestían iguales. Quienes íbamos de “visitantes” nos sentamos en círculo y luego de presentarnos y hacer una introducción de nuestra vida y nuestro entorno, comenzaron a hablarnos de temas como la familia, los amigos y nuestra identidad, cosas así… Me gustó y me sentí cómoda conociendo a otras personas tan lejos del ambiente al cuál yo estaba acostumbrada. En el grupo parroquial había muchos chicos atractivos y también buena competencia de chicas guapas. De pronto, sentí una mirada interrogante entre tanta gente… y entonces lo vi. El era parte del grupo y se llamaba Camilo.En poco tiempo y con todas mis vivencias y nuevas experiencias, un día yo era ya parte de ese grupo y Camilo era mi compañero de equipo.Había algo en sus ojos que me atraparon desde aquel instante en el cual él me miró por primera vez, cuando éramos tan solo dos desconocidos con un mundo de interrogantes el uno acerca del otro.Recuerdo que comenzábamos a salir con un par de amigos: Lily y Alex y yo me agarraba del brazo de Camilo cuando hacía frío, como para resguardarme del viento… ( en realidad lo que yo quería era tocarlo y estar cerca de él).En esa etapa, cuando estuve en los grupos parroquiales, cuando conocí a Dios y me encontré con él cara a cara y me hizo hacer un alto en mi alocada vida, mi corazón se fue transformando poco a poco en algo que yo desconocía. No digo que era una mujer cien por ciento entregada a la iglesia, pero si comencé a ver las cosas de otra forma. Mi alma de animal siempre ha estado y ahora está más despierta que nunca y es mi esencia y jamás va a cambiar, pero las cosas se tornaron tan distinto… Aquel juego de hombres y seducción ya no me llamaba tanto la atención, Camilo me gustaba mucho y yo sentía “no merecerlo” por ser un chico tan cerca de Dios, tan espiritual.( Pero era hombre y un hombre apasionado como él en éste mundo de carne y alevosía, hicieron estragos fascinantes en mi vida. Y daría lo que fuera por revivir en éste momento cualquiera de aquellos días).Nuestra amistad comenzó a crecer y a él como a mi, las letras lo apasionaban así que comenzamos a intercambiar poemas y textos dándonos nuestros puntos de vista y corrigiéndonos el uno al otro… No sé cómo ni cuándo pasó, pero ambos comenzamos a enamorarnos sin darnos cuenta. El se me declaró con un poema, recuerdo muy bien lo que decía, pero eso debo guardarlo solamente para mí.La atracción mutua era muy fuerte (ese era el problema) ¿Sabes? Yo quería en ésta ocasión hacer las cosas bien pero… no se pudo. Sé que debíamos predicar la palabra de las Escrituras con los jóvenes y decirles que se cuidaran de no tener sexo pre-marital y todo eso pero ¡yo lo amaba y lo deseaba mucho más!La pasión que había entre Camilo y yo propició que cuando nos hicimos novios, nos diéramos unos encerrones de horas y horas en su cuarto, “viendo películas y comiendo palomitas”…cuando en realidad lo que hacíamos era ¡incendiar el colchón de su cama !¿Recuerdas el apodo que yo tenía en ese tiempo?... “La Pantera”Mis Ojos: perlas negras alumbrando en la oscuridadMis Colmillos: dagas filosas y plateadasMi Piel: terciopelo negro, suave al tacto, acariciable... belleza negra, misteriosa, caminante nocturna, ansiosa, imponente y misteriosa…Así me hacía sentir Camilo.Amaba todo su ser… Lo amaba completamente, hasta su desnudez. Desnudo se dejaba oler, desnudaba el corazón y la sensatez… Era una locura hasta el amanecer, descubríamos el alma sin miedo a la pequeña muerte, él era como un minotauro cuando llega a su guarida, a esa cueva donde se puede ver la estrella del atardecer, el fuego en el cielo y el dulce proceder. Yo era su doncella sacrificada que se impactaba sí, pero él me llevaba y yo no podía resistirme…¡El, él me bebía por la piel!Yo era un volcán en la cima de aquella montaña que en cualquier momento iba a explotar. Ese fuego mortal me estaba consumiendo pero así era feliz.Nosotros encontrábamos la Inmortalidad entregándonos cuerpo a cuerpo. Era una combinación de maleza y verde pasto, mapas mundi y estacas afiladas, licor fermentado y en sus ojos el incandescente deseo atrapado.Cada sábado íbamos a las reuniones de nuestro grupo parroquial y hacíamos como que nada sucedía. Estábamos pecando, si…estoy consciente, pero no éramos los únicos, cada uno de los integrantes luchaba con algo, cada uno tenía esa guerra interna con su otro yo y nosotros no éramos la excepción. Eso nunca lo he negado, los consejeros espirituales jamás se enteraron, nosotros éramos novios y amantes pero para la “comunidad de la iglesia” éramos una pareja más de dulces y tiernos enamorados inocentes y salvos de culpas.A veces el cielo se oscurecía, el viento apremiaba y unas cuantas gotas caían en el momento….pero no era tu furia… No.Éramos nosotros en pleno estruendo que anunciaba el fin del mundo, yo veía lava correr y creía en ese momento que esa era la otra vida. (Allí cuando yo reptaba por sus piernas, cuando le entregaba más que mi cuerpo, cuando mi último suspiro se iba con gusto…allí yo pensaba que estaba en el paraíso)Y la verdad quiero volver a morir de esa manera tan peculiar, tan especial… Me quedan seis vidas y yo con gusto volvería a vivir eso, aunque me consuma de nuevo en las llamas de su infierno…¿Por qué nunca te lo dije?... Honestamente, Señor nunca te pedí perdón por eso, por amar así a ese seminarista...por que no me arrepiento. Lo digo hoy que vine a confesarme.
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Comentarios

  • Intensa, con mucha pasión, como todos tus escritos, has sabido dejar tu firma.

    Una historia real candente! Me encantó la descripción de "la Pantera". Tus narraciones se sienten en la piel. Tu estilo está lleno de fantásticas analogías que describen un erotismo fino y sutil.
  • ¿Quien no se ha sentido tentada a seducir a un religioso? ¿Quien no ha querido poner a prueba sus táctidas y decir: no que no? Y pedir perdón, ¿Porque? ¿A quien? Yo no lo haría.
    Buena historia, solo que no encuentro la relación entre la primer situación sexual y la segunda, quiza tengas que cuidar la historia para no caer en un exceso de aventuras sexuales.
    Marina
  • ORALEEE... YA ME IMAGINO LA PENITENCIA JAJAJA !

    QUE SUGESTIVO TEXTO, ME ENCANTO ! COMO TODO EL TRABAJO QUE REALIZAN LAS MARAVILLOSAS ESCRITORAS...SIGAN ADELANTE !
    ANIMO !!

    OYE DAMA...Y EL SE ORDENO SACERDOTE???
  • Felicidades Dama de Negro, como cada una de tus historias, además de excelentemente narrada, deliciosamente erótica y sensual. Definitivamente es un estilo que se te da muy bien. Un abrazo
  • WOOOOOOOW! ME EH QUEDADO CON LA BOCA ABIERTA Y CON LA PIEL DE GALLINA, Q FORMA DE CONFESARSE, MIS RESPETOS A LA DAMA DE NEGRO!
  • guauuuu....!!!!! Dama de Negro:
    Nadie como tú para escribir historias eróticas, como siempre haces que me meta en tu personaje y ansiosa siempre estoy por ver el final .muy buena historia Felicidades
  • Muchas felicidades, me gusto mucho!!!

    Enserio, que manera de escribir muchas felicidades!!!
  • DAMA DE NEGRO.

    Vas a pensar, que no engo otras palabras , pero lo verdad, me dejas muda, WOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHH¡¡¡, eres unica, que manera de escribir, me encanta, como plasmas la sensualidad, el amor, el deseo, de verdad, FELICIDADES¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

    De verdad que en mi tienes a tu fan numero 1..................

    FELICIDADES, a las dos, por tener, la valentia para decir la VERDAD.......
  • ¡Felicidades Dama de Negro!
    Tu texto es un canto a la sensualidad y al erotismo fino y sutil, como sólo tú sabes hacerlo... pleno de voluptuosidad y emoción.

    Tu relato se distingue por despertar en el lector un profundo erotismo de manera gradual y natural. Tan sólo... la descripción del baile de Ana tiene connotaciones eróticas que invitan a rememorar el exquisito y singular placer que disfrutamos al seguir la música... ¡WOW!

    ¡Verdaderamente me encantó! Tienes una gran virtud... estaré atenta a otra publicación tuya.
  • No cabe duda que quien sabe sentir la música y expresarlo con el movimiento de su cuerpo posee una sensualidad que se vuelve un don. Conozco un caso MUY cercano de una persona igual a Ana y me doy cuenta que así se siente cuando baila ritmos tropicales, salsa sobre todo, y hasta ahora que leí tu "cuento/historia real" me encantó la definición que haces... cuando baila se ama a si misma con el ritmo de la música y me atrevo a decir que siente el erotismo de los que disfrutan también viendola bailar.
    Dama de Negro, sólo tú en este grupo para el erotismo, FELICIDADES !!!
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