EL ARRAIGO EN LA PSICOTERAPIA HUMANISTA CORPORAL

El Arraigo en la Psicoterapia Humanista Corporal

Mtra. Marilenca Bailey Jáuregui

Estar arraigado es estar presente, enfocado, dinámico, es estar aquí y ahora. Según Lowen (1993), arraigar es madurar. Si nos arraigamos, descargamos energía hacia la tierra y cargamos energía de ella, permitiendo que la gravedad trabaje en nosotros sin oponernos. Arraigarse es un acto co-creativo, es vivir más responsablemente. Si estamos arraigados nos apoyamos en nuestra vida y estamos en contacto con la realidad, estableciendo un contacto con el planeta, con la tierra. Los problemas emocionales, el sufrimiento, el abandono etc. nos pueden hacer desarraigarnos como árboles en una tormenta. El arraigo/desarraigo lo aprendemos desde el comienzo de la vida: al gatear, chupar, mirar, sentir. Si contactamos con nuestra raíz ésta nos hace crecer, cuando nos separamos nos da miedo. Estar arraigados, entonces, es estar sólidos, en este tiempo y en este espacio, con los pies en la tierra. Cuando nos arraigamos nos damos cuenta de que estamos solos y a la vez acompañados, y ésta es la base de la vida espiritual seria. El arraigo tiene mucho que ver con la confianza básica real que tenemos hoy en nuestro mundo. Hablar de arraigo, es hablar de amor.

Según Stanley Kelleman (1971) nuestras familias determinan como nos arraigamos y como formamos nuestro territorio, si es que nos ha faltado contacto físico y sostén o no. Puede ser que no tengamos la confianza emocional necesaria en el piso en que nos paramos, ya que no podemos confiar en otros para apoyarnos. Señala que en su experiencia, las personas que no han sido sostenidas lo suficiente, tienen miedo de caer, y se mantienen rígidamente alejados del piso. También nos indica que los que se sienten avergonzados de su propia sexualidad, y les disgusta su cuerpo nunca se arraigan.

Podemos estar arraigados/desarraigados a varios niveles según Nabb (1999):

1. A nivel físico: las piernas plantadas en la tierra, conectadas en tiempo y espacio con el medio ambiente. Hay una corriente vibrante en las piernas que van de y hacia la tierra. La energía se comparte con el planeta.
2. A nivel emocional: la capacidad de diferenciar sentimientos del pasado y del presente, y poder expresarlos de manera fluida.
3. A nivel mental: poder distinguir la veracidad de las imágenes y creencias y que tan actualizadas están las defensas. Ver cuál es la verdad hoy.
4. A nivel de la voluntad: equilibrar la voluntad interna y la externa para dirigir la intención y la conducta de manera positiva para ir hacia la vida y no alejarnos de ella.
5. A nivel espiritual: este es el arraigo de todo el Ser. La intención del espíritu de estar aquí haciendo lo que estoy haciendo, y no otra cosa. Es ser lo que soy. Es pertenecer a un grupo pudiendo ser lo que soy. Es centrar el Ser Superior.

Si tenemos un adecuado contacto y estamos arraigados, el reto es ir arraigando todos los aspectos cada día mejor. Buscamos un arraigo integral, paulatino, un arraigo de la vida cotidiana, una responsabilidad en el arraigo.

El Desarraigo

Estar desarraigados es algo muy peligroso en nuestro mundo. La energía invisible que nos arraiga, cuando no está funcionando nos deja desamparados en los roles de un funcionamiento cotidiano óptimo. Al estar desarraigados, no podemos cuidar nuestra economía, nuestra salud y nuestra sexualidad, ya que estamos poco encarnados. Entonces, el estar desarraigados es estar poco estables y despegados de la propia tierra que caminamos. No tenemos fundamento. La tierra no siente nuestro peso y estamos desconectados de nuestros sentimientos y del de los demás. Una persona desarraigada no se percata del medio ambiente, se tropieza, no es dueña de su ritmo (es crónicamente impuntual y/o excesivamente estresado). Una persona desarraigada crónicamente tiene una falta de apoyo interno y muy poca confianza. Generalmente se apega rígidamente a un punto de vista y evita los conflictos lastimándose. Los guerreros de nuestra historia, han puesto una enorme atención a su arraigo para establecer metas y balance en sus vidas, ya que no es suficiente plantarnos como un árbol. Tenemos que poder movernos y arraigarnos: poner raíces y levantarlas. Necesitamos establecer nuestros límites de protección y nuestro territorio para estar arraigados.

Motivos del Desarraigo

Existen muchos motivos etiológicos en nuestra vida que nos hacen desarraigarnos. Quizá en nuestra infancia estuvimos enfrentados a retos que eran muy difíciles de lograr, quizá aprendimos a ser independientes prematuramente sin la suficiente confianza, quizá al ponernos en contacto con nuestra genitalidad y sexualidad fuimos enjuiciados y no guiados, de manera que no aprendemos a tener placer quedándonos sexualmente desarraigados. En general el desarraigo tiene que ver con falta de amor y confianza expresado. Según Conger (1994) hay que pensar en el arraigo y en el desarraigo no como la imagen de las raíces de un árbol, sino como una función del movimiento: como una rueda de carreta que va tocando la tierra cuando se mueve. Por lo tanto, el arraigo es acerca de las relaciones, y del cómo la rueda toca la tierra, no nada más se trata de tocar la tierra. Es por eso que no podemos estar arraigados y desconectados de nuestro cuerpo. Traer la energía en un ejercicio de arraigo y sentir piernas y pies no es estar arraigado. Es necesario darle lugar a nuestras polaridades, ya que también extendemos nuestras ramas hacia el cielo. Entonces la manera en que abrazamos nuestras polaridades y tocamos la tierra es la manera en que nos relacionamos; por eso es importante honrar nuestras polaridades y a la tierra, en la metáfora de Conger, tendríamos que estar entonces sentados en medio de la rueda que gira tocando la tierra, honrándola de una manera conectada, percibiendo un sentido de completud que se expande más allá de nosotros mismos. La energía del miedo es la que nos desarraiga y nos sostiene desarraigados.

Características de una Persona Arraigada

Para que una persona conecte y sostenga la relación interna con su propia luz o su Ser Superior, es necesario que esté arraigada. Entonces una persona que tiene una verdadera y comprometida vida espiritual que se demuestra en su conducta, está arraigada.
El arraigo nos trae conciencia de todas las dimensiones que nos conforman, y esto, nos hace ser seres agradecidos. Las personas arraigadas son personas agradecidas.

La persona arraigada siente que tiene derecho a estar aquí y ser vista y escuchada. Muchas veces las personas arraigadas son escuchadas sin necesidad de hablar: su presencia es escuchada.

Estar arraigados inevitablemente nos lleva a poner los límites necesarios. Al ser sensibles a las propias necesidades de límites en nuestras relaciones, es más factible ser sensibles a la de los demás y no importunar o empujar los límites de los otros. En palabras de Conger “nos sentimos intrigados por el sutil juego que existe entre la cercanía y la distancia” (1994).

Estar arraigados nos permite tener consciencia de la necesidad de flexibilizar el cuerpo. Un cuerpo en mala condición física, y sin flexibilidad, no es un cuerpo arraigado.
Estar arraigado es un pre-requisito para sentirnos centrados y en pleno contacto.

Para Conger (1994) existen 7 fases en el arraigo que se van desarrollando desde el nacimiento hasta la edad adulta:

1. En la primera etapa estamos arraigados en el vientre de nuestra madre, y en los primeros momentos de nuestra vida. Si en esta etapa no hemos estado aceptados amorosamente y recibimos esa aceptación, no vamos a estar suficientemente arraigados de adultos. En estas etapas primeras de la vida, si no somos tocados en ciertas zonas con amor, estas zonas permanecen sub-desarrolladas y no conceptualizadas y crecemos con imágenes pobres de nuestro propio cuerpo.
2. En la segunda etapa aprendemos a gatear, a pararnos y caminar. Desarrollamos territorio y límites. Nos identificamos como separados de nuestra madre y aprendemos a tolerar el conflicto y a calmarnos. En esta etapa es muy importante que se fomente una dependencia saludable, si no sobre todo vamos a ver en la vida adulta la carencia de arraigo en las piernas, tobillos, pies y columna.
3. En la tercera etapa se desarrolla el arraigo en nuestras relaciones y nuestra sexualidad. Esta es la etapa cuando el niño busca la posesividad exclusiva de un padre y rechaza al otro queriendo no perder su afecto. En esta etapa edípica si no hay apoyo por parte de los dos padres es muy difícil arraigar la sexualidad.
4. La cuarta etapa del arraigo tiene que ver con salir de la casa materna-paterna para establecernos en el mundo externo: entramos a la escuela. El arraigo en esta etapa tiene que ver con la cooperación y el compromiso con otros. Aprendemos a arraigarnos en relación.
5. La quinta etapa tiene que ver con la etapa adolescente en donde nos movemos de lo concreto a lo abstracto. Nos alejamos de la familia, especialmente de la madre, y ya somos parte de una nueva generación. Aprendemos a tener grandes sueños y a contener nuestra naturaleza rebelde.
6. En la sexta etapa de la adultez joven, nos enfrentamos con las limitaciones y restricciones de la realidad. Tenemos que trabajar para vivir y aprender a posponer ciertos sueños con el apoyo de las generaciones pasadas. Tenemos que aprender a superarlos.
7. En la séptima etapa del arraigo los problemas mundanos nos afectan menos y estamos más en relación con el cielo. Cambiamos nuestra relación con nuestro cuerpo, y si hemos tenido una buena relación con el cielo y la tierra, tenemos fe.

En la Psicoterapia Humanista Corporal, trabajamos especialmente el arraigo de muchas formas diversas, en muchos estilos, con muchas técnicas, con paciencia constancia y voluntad. Un psicoterapeuta que no está arraigado, o por lo menos observando su desarraigo con aceptación, no podrá hacer un trabajo de sanación y concientización profundo: estar arraigado es un pre-requisito.

Estar arraigado es un pre-requisito para sentirnos centrados y en pleno contacto.
El crecimiento integral, el desarrollo de la consciencia y el desarrollo de nuestras potencialidades, solo pueden darse cuando se está observando y trabajando el arraigo. Cuando no es así, el camino de crecimiento tiene vuelta en “U”, es incompleto y no da satisfacción.

Bibliografía:

1. Jerry Nabb (1999), Core Energetics Concepts of Grounding, South west center for Core Energetics
2. Bailey, M. (2015) Arraigo y Personalidad. Recuperado de: http://www.instituto-integra.com/el-arraigo-y-personalidad/
3. Lee Rosenberg Jack (1985), Body self and Soul, Humanics New age.
4. Lowen Alexander (1993) La Espiritualidad en el Cuerpo, Paidos.
5. Hoberman Barbara (1991), Your body believes every word you say, Aslan Publishing.
6. Kelleman S. (1971) Human Ground: Sexuality, Self and Survival. Berkeley CA.
7. Conger John (1994) The Body in recovery. Berkeley CA
8. Pierrakos, J. (2005). Core Energetics: Developing the Capacity to Love And Heal Paperback. USA : Neo-person press.

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