Rafa Reséndiz
El tiempo pasó rápido, tal vez demasiado. Cumpliré mis primeros 48 años de edad. Parece que apenas ayer tenía 47, pero no, ya no. Son casi 5 décadas de estar dando lata, mucha lata. El balance es positivo en todos los aspectos, nada de qué quejarse.
Este último año ha sido lleno de cosas buenas, las más, de situaciones malas, las menos. Han llegado a mí vida personas que se han ido acomodando en el sitio que les corresponde dentro de mi corazón. Una que otra ya no están, sus razones tendrán, cuando quieran regresar aquí estoy, lo saben.
He puesto en práctica acciones en las que creo firmemente, porque sé que es lo correcto. He intentado apoyar y ayudar a algunas causas y a personas en las que confío porque son causas y gente buena. porque al igual que yo, creen en lo que hacen y ponen todo su empeño en conseguir sus sueños.
Los hijos siguen creciendo, es la ley de la vida. Mañana se van, volarán con alas propias y harán su historia. Tienen sueños, esperanzas, metas y los miro abrirse camino en pos de ellas. Cuando tropiezan procuro ayudarles a levantar el vuelo aunque no lo pidan, para eso estoy.
Sé que ella les inculcó los principios y valores, y sembró en ellos la semilla que los hará personas de bien. Esa será la mayor recompensa y la mejor herencia que ella les deje. Por ello, infinitas gracias.
Mis viejos ahí están, siempre al pendiente de mí. Que si como, que si estoy sano, que si necesito algo, que si fui al doctor. Nunca dejarán de mirarme, al igual que a mis hermanos, así, como el pequeño que necesitan proteger. Eso aprendí de ellos, a ver a los hijos así y protegerlos a costa de todo. Gracias má, gracias pá.
Los hermanos también están conmigo a pesar de la distancia. Nos amamos y nos apoyamos en lo que podemos. Sufrimos a la par. Gozamos igual. Enojos, broncas, sí, pero nada que el amor filial no ayude a superar y a olvidar. Los amo y agradezco todo lo que me han enseñado y ofrecido.
He retomado con mayor compromiso mi gran amor por este país. He puesto manos a la obra para compartir con todos mis amigos, conocidos y desconocidos esta gran pasión por este México tan hermoso, tan lleno de gente buena y de paisajes tan maravillosos, regalo de Dios para nosotros.
Sigo escribiendo lo que me nace, lo que siento en lo profundo de mi corazón. No soy bueno, pero la lucha le hago y me deja la espina de ser mejor cada día. Poesía, prosa, frases, líneas sin sentido para muchos, es lo que plasmo. En ello pongo el corazón.
En suma, el balance es positivo. Nada de qué quejarse, además no ganó nada. Mejor sonrío, me sacudo y sigo adelante.
Gracias Dios por permitirme llegar a esta edad. Por tus bendiciones, por tu amor, por tu misericordia. Sólo te pido me ayudes a ser más generoso, más humilde, menos flojo y actuar siempre con verdad, rectitud y ética.
A todas mis amigas y amigos, gracias por estar, por ser y permanecer. Por dejarme ser, estar y permanecer a su lado. En verdad, gracias de todo y con todo mi corazón.
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