SÉ IMPECABLE CON TUS PALABRAS

En los  talleres que paso acerca del poder de la palabra, hago una dinámica bastante reveladora que consiste en dialogar acerca de un tema concreto en parejas y grabarlo. En una fase posterior se pasa la grabación de algunas conversaciones y se da retroalimentación. En este proceso sorprenden dos cosas; por un lado es fácil  advertir que no somos plenamente conscientes de todo lo que decimos. Por otro lado tenemos muy poco control de cómo decimos lo que decimos. Parece razonable pensar que entre los muchos hábitos que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida, el de la forma en la que nos expresamos es uno de ellos, quizás el más importante. Ahora bien, asumiendo que la palabra condiciona en parte nuestra forma de pensar y de sentir, se hace fundamental generar conciencia de cómo utilizamos la palabra para cambiar radicalmente o en parte la forma en la que nos expresamos.

Siempre que paso esta dinámica en mis talleres, las personas se sobrecogen cuando generan conciencia del poco control que ejercen  sobre la forma en la que manejan  la palabra.

La palabra es generativa, es decir, tiene la capacidad de crear una gran parte de lo que forma parte de nuestra vida. La Biblia nos dice. «Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios». Una de las pocas cualidades que nos diferencian de los animales es que podemos hablar. Las palabras no son sólo sonidos o símbolos escritos. Están dotadas de poder y contribuyen en gran medida a crear tu realidad. Pero son como una espada de doble filo ya que dependiendo de cómo la uses crearás o destruirás.

Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian, para bien o para mal, nuestras creencias. Por ello hemos de ser impecables manejando la palabra. Veamos qué significa la palabra “impecable”

La palabra Impecable significa: “sin pecado”. Impecable proviene del latín pecatus, que quiere decir “pecado”. El im significa “sin”, de modo que “impecable” quiere decir “sin pecado”. Las religiones hablan del pecado y de los pecadores, pero entendamos lo qué significa realmente pecar. Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que pienses, sientas, digas o hagas que vaya contra ti es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por algo concreto. No pecar es exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgar ni culparte.

Desde este punto de vista, todo concepto de pecado deja de ser algo de corte moral o religioso, para convertirse en una cuestión de puro sentido común. El pecado empieza con el rechazo a uno mismo. De hecho, el mayor pecado que cometes, es rechazarte a ti mismo. En términos religiosos, el autorrechazo es un «pecado mortal», es decir te conduce a la muerte. El rechazo te puede conducir a la vergüenza que es la emoción más detractora que existe. Yo suelo decir que lo último que siente una persona cuando se suicida es vergüenza; es una fuerza negativa, tan poderosa, que induce a un ser humano a cercenar lo más valioso que le ha sido otorgado: su propia vida.

Por todo ello, ser impecable con tus palabras es utilizarlas a tu favor y no utilizarlas contra ti mismo. Si en un momento dado te insulto, porque no me gusta algo de ti, puede parecer que utilizo palabras de insulto contra ti, pero en realidad las utilizo contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Sin duda la proyección que hacemos sobre los demás es la proyección de nuestras carencias; por ello has de aceptar que cuando insultas a alguien te estás insultando a ti mismo y no sólo has de aceptar eso sino que has de ir más allá y reflexionar  «para qué te insultas».

Ser impecable con tus palabras, significa utilizar tu energía correctamente en la dirección de la verdad y el amor por ti mismo. Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para que la verdad y el amor se manifiesten a través de ti. Pero llegar a ese acuerdo el difícil, porque hemos generado el hábito de hacer justamente lo contrario. Hemos aprendido a hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros mismos. No somos impecables con nuestras palabras. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente proporcional a la calidad e integridad de tus palabras.

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • Dosindo: Excelente. Gracias por compartir. Bendiciones de luz, siempre.

  • Excelente Artículo... Gracias x Compartir Maestro Dosindo Blanco
This reply was deleted.