Carta de la anciana Cecy

CARTA A MÍ MISMA

México, Tlaxcala 22 de noviembre de 2036 Cecy: Mientras tú empiezas a leer la presente, me acerco suavemente y acaricio con ternura tu hombro. Mírame con los ojos del alma. ¿Me ves? Detrás de cada letra está la sabia anciana en la que algún día te convertirás. Mi arrugado rostro sonríe y te bendice con lágrimas de felicidad. Vengo aquí a renovar tu confianza, a decirte que no claudiques... por más difícil que encuentres el camino, por más espinas que halles... mantente en ese mundo de amor, que con tanto trabajo has construido. Sé que has llorado porque has encontrado puertas que no se abren... ¿pero sabes la razón? Es para que te muevas en otra dirección. También sé que has tropezado, te has golpeado y lastimado, pero no has renunciado a que el amor guíe tus pasos y eso tiene un inmenso valor. ¿Sabes? Me encanta ver cuánto disfrutas tu trabajo... como haces del aprendizaje de tus alumnos una experiencia grata y sumamente productiva. Disfruto tanto ver la ternura con que acaricias a tus padres y besas a tus hijos. Y el empeño que pones cada día para darles todo lo necesario y lo posible para mejorar su calidad de vida. ¿Y lo que más me sorprende? ¡Qué encuentras placer en este esfuerzo! En estos 44 años de vida has comprobado que vale la pena tanta constancia y entrega para servir a los demás. Crees en el amor, en la felicidad y en la prosperidad, por eso sólo hablas de ideas relativas al amor, felicidad y prosperidad, sin importar que te tachen de idealista, loca u absurda... ¡bendita locura! Quisiera mostrarte la importancia que tiene seguirte esforzando, sin cerrar tu corazón a una pareja. ¿Por qué temes entregar tu corazón? Esa faceta también tienes derecho a experimentarla. Sé que estás necesitando una cuota extra de esperanza, por eso te escribo. Eres merecedora de un amor puro, sincero y limpio. No lo dudes por favor, ¡pero tampoco dejes pasar tanto tiempo en indecisiones eh! Jajajá. Abre tus ojos del alma y descubrirás a ese hombre que te ama ya y aún anciana te amará. Ahora bien... prepárate mi niña, pues viene una intensa transición. Mas no temas por el rigor de las pruebas, porque con toda seguridad - te digo - las superarás. Imagina a Dios como a un Gran Maestro que te plantea problemas acordes a tu propia capacidad y competencias. Recuerda que jamás te pondrá en situaciones que rebasen tu capacidad. En breve surgirán nuevos espacios de consciencia donde compartirás tus experiencias docentes. Allí tu corazón abrazará otros corazones y los contagiará del amor a la docencia.... ¡Cantarás y sentirás que lo vivido no fue en vano! Internamente gozarás de una profunda paz. Sólo faltan algunos pasos. Confía. Confía. ¡Confía! Me despido de ti con un fraternal abrazo y un fresco rocío te renueva irradiándote infinitas bendiciones. Cecy 72 años.

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Enviarme un correo electrónico cuando me contesten –