MADRES SOLTERAS

Este último factor, acarrea una serie de conflictos de toda especie, y responsabilidades en las que se involucra primordialmente a la familia y más directamente a los abuelos maternos. Esta es una historia, como la de muchas mujeres; de ésas mujeres que confian plenamente en el hombre que confunden con “el amor de su vida”. La protagonista (obviamos su nombre por respeto), es “La madre soltera”. Al conocerlo experimentó el típico flechazo, le impresionó su personalidad y la seguridad que él demostraba en su trabajo (ambos trabajan en la misma oficina). Un día, se dió cuenta que había química entre ellos y empezó una relación un poco extraña, que ella calificó como “demasiado sincera y sin medias tintas”. Pero a pesar de todo, ella se daba cuenta de que él no la quería con la misma intensidad, pero pensó que podía despertar en él, la misma pasión y amor que a ella la consumía. Obvio, sucedió lo que pasa en las parejas que van a mil por hora, sin pensar siquiera en las consecuencias, pensando sólo en el inicio de una hermosa relación íntima, ella supuso que estarían más unidos, pero cuando se enteró que sería madre, más que miedo, experimentó algo muy hermoso. Pensó que sería el motivo para estar juntos por siempre… (apoyarse, quererse y esas cosas), sabía que se venían momentos difíciles, porque no estaba preparada, pero sentía que podía salir adelante. Sin embargo, su sueño se convirtió en pesadilla… En el mismo momento que le comentó a su pareja, sobre su estado de “embarazo”, y saber que no tendría su apoyo, (aunque lo dijo, pero no lo cumplió), muy tarde comprendió que no la amaba lo suficiente como para enfrentar esa enorme responsabilidad… ¡Todo fue mentira! Sus argumentos fueron salpicados de mentiras… pensó que significaba algo para él… y no sólo ella, sino ése ser que venía al mundo. Todo ésto la hizo verlo tal cual era, cómo realmente él era y darse cuenta que fué “otra más a la que él le hizo el favor”, sólo que esta vez… dejó un regalo muy especial: UN HIJO. La decepción que le embargó por el rechazo del padre de su hijo, se le sumó tambien el dolor y el miedo. Sabía que como “madre soltera” se le cerrarían muchas puertas y hasta llegó a considerar a ese hijo que latía en sus entrañas, como un obstáculo para alcanzar cualquier meta que se propusiera en adelante. Como era de esperarse, la noticia en su casa provocó una profunda crisis en la que hubo lágrimas y recriminaciones. Fueron los días más horribles y tristes de su vida. No tuvo más remedio que callar, bajar su cabeza y pedir perdón a sus padres una y otra vez y muchas veces más, sintiendo el temor de quedarse desamparada. Pero al cabo de algunos meses sus padres decidieron apoyarla y conforme transcurrió el tiempo se descubrió amando cada día más a ese pedacito hermoso que se movía en su vientre, y que sin nacer todavía, ya llenaba su vida de nuevos bríos y nuevas ilusiones. Entendió que si una puerta se cierra, otras se abrirían, con las que aprendería a poner a prueba sus propias capacidades. Descubrió de pronto dentro de si, a una mujer más fuerte de lo que ella misma suponía. Y el día que nació su hijita, lo único que sentía por aquel hombre, era lástima infinita, porque por cobarde, se había privado de esa dicha tan grande. Ha pasado casi tres años desde que nació su bebita, y verla sana, hermosa y que Dios le permita tenerla a su lado, es la mejor recompensa al sufrimiento. Ella trabaja muy duro para poderle dar todo a su hija y prepararse para un futuro en el que pueda educarla lo mejor posible y darle más de lo que ella tuvo. Con ternura dice que va a inculcarle a esa hermosa niña, los valores morales que hagan de ella una mujer íntegra y honesta, y nadie mejor que ella sabe que debe predicar con el ejemplo, tendrá que enfrentar numerosos retos, pero estoy segura que va a superarlos airosamente. Tuvo que ser a ésas alturas de su vida, en que comprobó en carne propia que, ser “MADRE SOLTERA ” nunca debe ser un obstáculo para superarse, que se debe seguir caminando por la vida con la frente muy en alto. Es una inmensa alegría. saber que ella está convirtiendo su “pecado”, en su mayor aliciente para ser mejor como ser humano, y siempre darse a respetar y jamás volver a aceptar a uno de esos hombres que no desperdician la oportunidad para hacer leña de un árbol caído. Ella está aprendiendo que no debe confiar sus sentimientos sólo a palabras que son como promesas inciertas, sino en hechos reales. Muy dentro de su corazón ella sabe que vale mucho y que puede alcanzar las metas que se proponga y no “a pesar de su hija”, sino “al lado de su hija”. El apoyo de un hombre no es tan necesario cuando una misma sabe darse su lugar, y cuando se acepta con toda la madurez posible, que un hijo debe considerarse una bendición y jamás un estorbo, aunque éste llegue en condiciones adversas. Quizá algún día, esta “madre soltera” de nuestra historia, encuentre el verdadero amor, pero mientras vaya caminando por la vida sólo para su hija, ella se dará cuenta que Dios le ha dado la oportunidad de sentir el amor que existe entre una madre y un hijo, se dará cuenta que el verdadero amor ya lo tiene a su lado, y que son unos ojitos grandes, una piel suavecita, una hermosa sonrisa, unos grititos llenos de salivita cerca de su oído, ¡Un pedacito de su ser y de su corazón!. Su bebita tiene casi tres añitos y ella dice que es lo mejor que pudo haberle pasado, se siente orgullosa de su muñeca. Es obvio que ella, no es la primera ni la última “madre soltera”, en éste mundo, pero sí: ¡La que tiene todo para ser felíz!. Y ustedes mis queridas amigas… ¿Qué hubieran hecho en su lugar?

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