El amor...

Era una mañana, una tarde ó una noche? No recuerdo cuando fue, lo único que recuerdo fue su tierna mirada que se fijo en mí y llego para quedarse… Desde entonces camino al lado del amor, sí ese magnífico sentimiento que me vuelve tonta, romántica y soñadora. Lo miro en las estrellas, el cielo y las flores. Lo siento en la lluvia, la brisa y el viento. Lo escucho en la canción que pasa en la radio, en el canto de un pájaro y siempre se hace presente en mi vida, lo encuentro en todas las cosas bellas de la vida. El amor me permite por la noche acostarme con la ilusión de encontrarme un nuevo amanecer. Lo visto de cualquier color, tiene la mirada tierna, la voz mas bella, todo, todo en él es perfecto. A veces llega sin buscarlo, sin esperarlo. Así dejemos que crezca sin aprisionarlo, sin aferrarnos a él. Me permite sentirme un ser afortunado en el mundo no por lo que me amen, sino por que me ha enseñado abrir mi corazón y saber que soy capaz de amar en toda la dimensión de la palabra. Por que le permite a mis ojos apreciar hasta las pequeñas cosas de la vida. Estar enamorada es amar la vida entera me hace vivir plenamente, me permito mantener la cabeza bien alto por que tengo el derecho de hacerlo y me repito que soy un ser magnifico y me lo creo, por que si no, nadie lo hará. Al amor no hay que buscarlo… Sólo hay que apreciarlo, sentirlo, palparlo y vivirlo en su totalidad. Dejar que invada todo nuestro ser y corazón, llenarnos de él, buscar pretextos para ser felices. Enamorémonos de la vida entera vale la pena vivir eternamente enamorados. ¡Amor... Gracias por existir!

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