¿De verdad está el proletario orgulloso de su esclavitud?
Por Fabiola Guerra Ugalde
Yenka71@gmail.com BLOG http://fabiolaguerraugalde.crearblog.com
Ni Frío Ni Calor
El duelo es un miedo con una sobre-carga de una sensación de "no estar ahí"
Nuestra opresión es un acto consensual milenario como consecuencia de los Sacrificios Aztecas, la Corona Española y la Santa Inquisición –en países como Colombia “hasta” el canibalismo- donde se acepta el servilismo y se vive por la ilusión del indulto –perdón- y por la obtención en el último de los casos de un período de gracia. O se refugia en la privación de todo para no trabajar.
Cuando la Nada es una Respuesta; “lo que nunca llega nos entristece menos que lo que llega tarde”
En nuestra sociedad ni la privacidad ni la intimidad son derechos humanos del oprimido; las leyes pueden intervenir por medio de reformas en los contratos laborales, intervenir cuentas bancarias, y –hasta del facebook-. ¿Quién maneja las cuentas individuales de afores-por ejemplo-? El opresor interviene llamadas telefónicas ya que este método no cae en desuso en las empresas u hogares. La desconfianza, el espionaje, el incumplimiento, la incomunicación, la ley de cateo, el uso de la fuerza, etc, son muestras del poder fáctico. El opresor discrimina por motivos de edad, por sexo, por educación.
La Necesidad No Tiene Días De Fiesta
El hombre es capaz de venderle su alma al diablo ya que es un presa hiper vulnerable de la necesidad. Nuestras autoridades se valen de que el vivo es solo un muerto en potencia. El ser humano cuando está de luto; ¿Es un muerto o un vivo?
La Fragilidad
La eterna pena es un “objeto maldito” a superar tenemos que perseguir la voluntad del vivir. Soltar nuestro pasado a través de la valentía de la confesión, el voto, el despertar, el ahorro, el autodominio, y otras artes de la comunicación efectiva que lo lleven a realizarse como un hombre sano y libre del aguijón de la necesidad. Tenemos que abrasar la poderosa afirmación de que las cosas malas no arruinarán nuestro presente.
Nos tiene que caer el veinte y dejar la hibernación del duelo que deforma el espacio intimo.
Es nuestra opresión la que genera opresores
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