¿Adictas al amor, a la pasión?

Cuando el amor obsesivo se dispara, ¡nada parece detenerlo!. Ni el sentido común con la ayuda del psiquiatra y tu dosis de prozac para el control de la depre y el manejo de la ansiedad, la psicoterapia gestalt, aromaterapia, hipnosis....¡Ni magia ni terapia!. La adicción afectiva parece ser el peor de los vicios, ya que la persona que depende afectivamente de otra va anulando poco a poco su propia identidad, su dignidad, autorespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente. ¿Cómo se manifiesta la adicción afectiva? Los activo-dependientes pueden volverse celosos e hipervigilantes, tener ataques de ira, desarrollar patrones obsesivos de comportamiento, agredir físicamente o llamar la atención de manera inadecuada, incluso mediante atentados contra la propia vida. Los pasivo-dependientes tienden a ser sumisos, dóciles y extremadamente obedientes para intentar ser agradables y evitar el abandono. El repertorio de estrategias retentivas, de acuerdo con el grado de desesperación e inventiva del adicto, puede ser diverso, inesperado y especialmente peligroso. Otra foma desgastante de adicción afeciva consiste en aquellas y aquellos que tratan de comprender el mundo mirándolo a través de los ojos de la persona amada, el goce de la vida se reduce a la del otro, queda anulada totalmente la identidad y dignidad de la persona adicta. La adicción afectiva enferma, mutila, incapacita, elimina criterios, degrada y somete, deprime, genera estrés, asusta, cansa, desgasta y, finalmente, acaba con todo residuo de humanidad disponible. El amor libera, no esclaviza, ni destruye.

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