VIDA BALANCEADA, ¿MITO O REALIDAD?

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Este inicio de 2019 me he encontrado con una inquietud latente en la mayoría de las personas que me rodean, ya sea a nivel personal o profesional: ¿cómo lograr un balance de vida adecuado? A pesar de que esta pregunta no es ajena a mi situación particular, me he propuesto brindar apoyo y herramientas para que cada día más personas se sientan en control de sus vidas y se liberen un poco del estrés.

2018 fue para mí un año cargado de experiencias nuevas, de mucho aprendizaje y muchas responsabilidades que me hicieron darme cuenta del impacto que tiene en mi estado físico y emocional no saber balancear adecuadamente mis actividades y mis prioridades. A medida que avanzó el año, tuve más claridad sobre aquellas áreas de mi vida que requerían más atención y comencé a hacer ajustes para liberarme del estrés y priorizar mejor. Desde entonces, he investigado las mejores prácticas o claves para tener una vida balanceada. Aquí les comparto algunos de mis aprendizajes:

1. No existe tal cosa como la vida balanceada que imaginamos, en donde nos alcanza el tiempo para todo y todos. Una “vida balanceada” en realidad, va a depender del nivel de prioridad que tenga cada área de tu vida de acuerdo a tus objetivos personales y al momento de vida en que te encuentres. Por poner un ejemplo, si estás emprendiendo un negocio, quizá esa sea tu prioridad #1 y será el área que requiera más atención y energía de tu parte; lo cual deja en segundo o tercer lugar a otras áreas como tu vida social o el entretenimiento. Esto dependerá de que lo acotes a un tiempo determinado (1 año quizá o tal vez 6 meses) y te enfoques en lograr que tu negocio esté estructurado y cuente con los recursos que necesita. La clave está en que tengas claridad de cuánto tiempo y energía quieres dedicarle a cada cosa y que busques los medios para que así sea. Eso te hará sentir satisfecha a medida que vayas alcanzando tus objetivos y evitará que sientas frustración o enojo por no poder salir de fiesta o viajar como lo hacías antes.

2. Primero lo primero: Encuentra algo que te dé las herramientas personales para poder con todo lo demás y conviértelo en tu prioridad principal. Puede ser una alimentación saludable y energética, meditación o mindfulness, hacer deporte, dedicar tiempo a tu familia, etc. Lo que sea que a ti te llene para poder atender lo demás, eso es lo que no puedes dejar de lado. Piensa que si descuidas tu salud o tu paz interior, los resultados que esperas obtener en otras áreas se verán mermados por el estrés, la falta de concentración, el agotamiento, entre otros estados de ánimo que sólo sabotearán tus objetivos.

3. Sé  productiva y deja de estar ocupada. Cuando entendemos la diferencia entre estas dos premisas, nos damos cuenta de que realmente buscamos ser productivas, ya que esto nos permite llegar más rápido a donde queremos y tener tiempo para otras cosas importantes. Saber planear, delegar, organizar, decir “no” y priorizar, son algunas de las habilidades que implica la productividad,  si las ejercitamos constantemente, lo podemos lograr. No olvides también bloquear las distracciones, incluyendo las redes sociales que tanto tiempo nos quitan y nos llenan la mente de cosas innecesarias.

4. México no es el mejor país para tener una vida balanceada (sorry to disappoint you…)  Según cifras de la OCDE, en su apartado “Balance de vida y trabajo”,  el 30% de los empleados en México trabajan más de 50 horas a la semana. Además, la CDMX ocupa el primer lugar en tránsito vehicular haciendo que a un gran porcentaje de los empleados le tome hasta 2 horas en promedio trasladarse a su lugar de trabajo y de vuelta a casa. Estos factores implican que habitualmente un mexicano dedica mucho más tiempo a su trabajo que a otras actividades por lo que hablar de balance se vuelve un lujo en algunos casos. Si además consideramos que en México existen muy pocas empresas que tienen esquemas de trabajo flexible y que no hay un sistema fuerte que apoye el cuidado de niños, adultos mayores, o personas con alguna discapacidad, no es sorpresa que la demanda por cumplir con las responsabilidades familiares y las laborales sea un factor determinante en los altos niveles de estrés que afecta a los mexicanos.

5. Ser mujer en una sociedad machista tampoco ayuda a encontrar el balance. En un estudio realizado por Inmujeres y el INEGI en 2014, se encontró que la mujer mexicana trabaja en promedio 30 horas más que el hombre en labores domésticas no remuneradas, aún teniendo un trabajo de tiempo completo, mientras que el hombre trabaja en promedio 20 horas más que la mujer en un trabajo remunerado y dedica sólo 12 horas semanales a labores del hogar. Estas cifras nos indican que ni hombres ni mujeres cuentan aún con las condiciones para poder balancear de forma equitativa las responsabilidades laborales y familiares. Sin embargo, la mujer sigue siendo la que juega una “doble jornada” ya que por estereotipo social, debe ser quien se encargue de las labores domésticas y de cuidado de los hijos cuando vuelve de trabajar. Se necesita un cambio de mentalidad y cultural para que tanto hombres como mujeres podamos aspirar a un mayor balance vida-trabajo.  El verdadero cambio está en considerar que la vida personal y la vida laboral no están peleadas, sino que son parte de una misma persona y que en la medida que tenemos la vida personal “resuelta” seremos más productivas en el trabajo y viceversa.

6. No todo está perdido. Aún hay muchas herramientas que pueden servirnos cuando estamos en búsqueda de un balance de vida y que nos mantendrán en cierto equilibrio antes de llegar al burn out. El secreto está en fijar tus prioridades y tomar decisiones conscientes sobre la forma en la que usas tu tiempo y tu energía para atender tus actividades. Las personas que han logrado cierto balance en su vida y que definitivamente viven más en paz y satisfacción que la mayoría de nosotros, son personas que tienen muy claro en dónde invierten su tiempo y con quiénes. Para lograr esto es necesario que te tomes el tiempo de esclarecer tus prioridades, revisar las responsabilidades que actualmente tienes y decidir qué cambios o ajustes debes hacer para sentirte en mayor control de tu vida y de tu tiempo. No hace falta un cambio radical, pero ciertos ajustes nos pueden ayudar a concentrarnos en las cosas que son realmente importantes para cada uno de nosotros. Te aconsejo que revises cuánto tiempo le dedicas a tu familia, a tu salud, a tus finanzas, a tu trabajo, a tu vida espiritual, a tu vida de pareja, etc. y decidas si estás satisfecho con la forma en que lo haces. Si no estás satisfecha o un área te está sacando de balance, entonces evalúa qué puedes hacer para que todo funcione un poco mejor y te sientas más tranquila.

Por último quiero compartirte que no estás sola en esta lucha diaria por “tener una vida balanceada”; la mayoría de las personas a tu alrededor experimentan lo mismo que tú y sufren en silencio igual que tú. Así que comparte tus dificultades, pero también tus logros y verás cómo te nutres de nuevas ideas, aprendes nuevas formas de sobrellevar el día a día y te sientes más acompañado en este camino. Te sugiero que revises The Balance Project en donde cientos de mujeres comparten sus secretos y sus desafíos en la búsqueda de mayor “balance” y verás que sus días no son muy distintos a los tuyos.

Así que, el balance puede ser un mito pero también puede convertirse en una realidad dependiendo de las decisiones que tomes y los ajustes que hagas a tus días.

Esta entrada fue publicada originalmente en el blog de Dalia Empower

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Acerca de la autora:

Cristina Menchaca es Lic. en Pedagogía por la Universidad Panamericana, tiene una Especialidad en Pedagogía de la Formación por la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina y se ha desarrollado como Coach para el liderazgo y Coach educativo con la metodología de Growth Coaching International la cual se basa en ayudar a las personas a alcanzar sus metas.

Es tallerista, facilitadora y conferencista de diversos temas desde hace más de 10 años. Actualmente Consultor educativo en Dalia Empower y colabora en otras iniciativas privadas promoviendo ambientes innovadores y con enfoque humano.

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