VIDA AFECTIVA

Todo ser vivo es un organismo sensible y, por lo tanto, receptivo a los estímulos del medio ambiente interno y externo. Esta capacidad de ser afectado y de afectar, tiene como efecto un cambio en el estado del organismo, que puede convertirse en una conducta emitida hacia el medio externo como respuesta. Tal movimiento de afectar y ser afectado, que ocurre entre el organismo y su medio ambiente, tiende a llamarse vida afectiva.

Nuestros sentimientos más profundos, nuestras emociones, nuestras pasiones y anhelos se encuentran en relación directa con nuestras vivencias y experiencias; nos determinan cuando se trata de afrontar momentos difíciles y tareas demasiado importantes como para dejarlas sólo en manos de nuestro intelecto: las situaciones de riesgo, las pérdidas dolorosas, la constancia a la hora de progresar hacia una meta, a pesar de los fracasos, los vínculos con compañeros o con la familia.

Cada emoción nos ofrece una disposición definida para actuar o responder; nos señala una dirección considerada eficaz para ocuparse de los constantes desafíos de la vida humana. Las emociones, por ello mismo, han cumplido y cumplen una función adaptativa y de desarrollo de la especie.

¿Conoces y gestionas adecuadamente tus procesos emocionales? Si necesitas mejorar en algún aspecto, te sugiero que profundices en el desarrollo de las correspondientes habilidades.

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