UNA OPORTUNIDAD PARA SEGUIR RESPIRANDO

Hace unos días me di cuenta que me abandoné a mí misma, y hacerlo es algo que trae consecuencias graves y a veces irreversibles. Comprendí lo frágiles que somos los seres humanos y que si no nos damos cuenta a tiempo que estamos haciendo con nuestra vida, se nos puede ir así, nada más, porque para morir no se necesita  que ocurra un terrible accidente o una grave enfermedad terminal;  lo único que se necesita es descuidarnos, dejar de respirar y eso es todo.  Pensaba que llevaba una buena vida y que estaba haciendo bien lo que “debería” hacer: ser una buena madre, esposa, empresaria, locutora, conferencista, correr de aquí para allá con las zapatillas, la pesada bolsa de mano, y además llegar a casa por la noche y rematar con el lavado de uniformes, ver lo de la cena, preparar los programas de radio de cada día  etc. Ese era mi concepto de hacer las cosas bien: cansarme hasta el límite.  Curiosamente eso me hacía sentir plena y muy feliz porque amo a mi familia y mi trabajo, pero de un momento a otro comencé a quedarme dormida en cualquier sillón de mi casa en calidad de bulto, a veces sin desvestirme ni desmaquillarme. Una noche una vocecita en mi cabeza me dijo: “Gaby, presiento que algo malo esta por pasarte”, y tristemente no le hice caso; creo que Dios a través de mi cuerpo me habló advirtiéndome. Aun así dije: “yo puedo con eso y más” y seguí sobre esforzándome.  Hace años me pasó lo mismo y logré equilibrarlo, pero seguramente eso no quedó tan firmemente aprendido porque al pasar del tiempo,  me fui dejando llevar otra vez por esa inercia de la rutina y no me di cuenta a qué hora nuevamente sucedió. Trabajaba demasiado para lograr mis ideales, porque sentía que había perdido mucho tiempo en tontería y media cuando fui más joven y ya comenzaba a sentirme vieja a mis 36 años de edad; todo esto me hizo caer en la trampa del estrés y tontamente pensé en que ser valiosa e importante dependía de que mis logros fueran cada día mayores. Creía que estar estresada era algo así como un privilegio porque significaba (según yo) que tenía más trabajo y por lo tanto eso me hacia ser más triunfadora, afortunada y plena como mujer. Pero que equivocada estaba. Era tiempo de ser realmente congruente: no basta decir “quiero estar bien” y por dentro estar hecha un manojo de nervios y corajes.

Una noche empecé con una tos común, que subió de intensidad, hasta que comencé a asfixiarme. Pensé que pasaría rápido, ya que años antes me había sucedido algo a lo que muchos llamamos “agruras” ¿te ha pasado? Brincas de la cama con desesperación  por ese ardor que casi te mata. Y no hice caso porque podía controlarlo con un antiácido rosa que ya era necesario  tener como articulo de primera necesidad en mi buró de noche. Pero esta tos se repitió todas las madrugadas al grado de llegar a ponerme morada por la falta de aire. Después me sucedió en la calle, manejando, haciendo programas, y varias veces fui internada de emergencia para lograr que volviera a respirar porque en ocasiones perdí el conocimiento. No me ardía, ya no eran agruras, simplemente esos espasmos que si los has llegado a sentir, te levantan de la cama con desesperación al no saber cómo volver a agarrar aire. Después de visitar 5 doctores, con una endoscopia me detectaron una hernia hiatal que ya tenía años afectando mi garganta, esófago, cuerdas vocales debido a los ácidos gástricos que dejaba salir cada que me enojaba, me saltaba comidas o comía cosas dañinas, o me angustiaba cuando sentía que nadie me apoyaba, cuando en realidad era yo la que trabajaba de mas, y cualquier apoyo que mi esposo pudiera brindarme nunca era suficiente. Ese perfeccionismo que buscaba en los demás, que me hacía sentir incomprendida y obviamente frustrada al pensar egoístamente que la gente a quien amo tanto hacían las cosas mal a propósito, me hacía daño a mí y a ellos. Estuve a punto de perder mi voz  porque mis cuerdas vocales y epiglotis estaban tan quemadas por los ácidos gástricos que esta última se cerraba para defenderse cuando los ácidos subían y era entonces cuando comenzaba a asfixiarme. Así estuve dos meses hasta que el Doctor Cesar Lozano me recomendó a una excelente otorrinolaringóloga que aun se está encargando de ayudarme a sanar. ¿Ahora te das cuenta que el estrés puede matarnos? Tu cuerpo te habla, te pido por favor que lo escuches, para que vivas feliz muchos años agradeciéndole a Dios por cada oportunidad que te da para seguir respirando.

Gaby Machuca

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos

Comentarios

  • Si Rocío pasa cuando menos nos damos menos nos damos cuenta! Es muy importante ser conscientes cuando ya necesitamos un descanso y tomarlo con gusto porque claro que lo merecemos! Abrazos y lindo día para ti!
  • Hola Luz Maria Navarro Negrete! Es terrible! Gracias por preguntar, si estoy mejor, y deseo de corazón que tu hermana también lo éste!! Un abrazo cariñoso a las dos!
  • Tienes razón Angeles Ramirez, es necesario hacer caso a esas manifestaciones de nuestro cuerpo y consentirnos y cuidarnos! Solamente tenemos uno!! Abrazos!
  • Mil gracias querida Luz Martinez por compartir también tu experiencia! Me da tanto gusto que hayas superado todo eso! Todo es para aprender y mejorar! Te mando un gran abrazo! ♡
  • Que buena reflexión, estamos tan metidas en la rutina y siempre creemos que como mujeres debemos y tenemos que aguantar y poder con todo, pues ¿a poco no es lo que nos enseñaron? a trabajar, a cansarte y muchas veces sin pedir ayuda, solo hasta que de plano la situación es grave.

  • Pues en verdad espero que te encuentres mejor, fíjate que a mi hermana le pasa lo mismo y en diciembre yo sentí que la perdía , como dices llega un momento en que no podía respirar y verla ponerse morada y no poder respirar en verdad es algo horrible , ojalá y recapacitemos un poco o un mucho y no descuidemos la salud , cuídate , te mando un abrazo

  • Gaby, creo que los cuerpos tienen diferentes formas de manifestarse, a mi últimamente con el exceso de trabajo y el ego de obtener una maestria, estuve trabajando casi 20 horas al día, a veces si tenia descanso a veces nada, lo que a mi me paso es que por la madrugada comenzaba a sudar intensamente y la boca se me hacia piedra, es como si el agua se evaporara tal plancha de vapor, y bueno si es parte del stress y consecuencia  por tanta desvelada.

  • Hola Gaby.
    No sabes como me identifique con tu historia, a mi me paso algo similar. Solo que yo estuve a punto de morir.
    Los acidos quemaron mi esofago y los medicos me dijeron que si no me operaba era propensa a un cancer, al operarme me regeneraron el esofago y pase meses comiendo papiyas, fue una experiencia muy dificil.
    Te comparto mi experiencia en un video que esta en esta en la pagina principal de retos, se llama violencia intrafamiliar Luz Martinez.
    Deseo que tu experiencia y la mía le sirvan a otras mujeres que al igual que nosotras dan todo en el trabajo la familia  y el precio que se paga es muy alto y la moneda con la que pagamos es la salud.
    Un abrazo y bendiciones.

This reply was deleted.