TU LUGAR EN EL UNIVERSO

Para comenzar esta reflexión, me gustaría preguntarte: ¿cuántas veces te has sentido en tu vida, en el límite?  Y cuando me refiero a ese límite, no es solamente entre la salud y la enfermedad, entre saber lo que hacer y no saber lo que hacer, es ese límite que tiene que ver también con reacciones que tenemos muchas veces en forma desmesurada o desproporcionada frente al suceso que nos tiene como protagonistas.

Y yo creo que cada ser humano en algún momento de su vida se ha sentido con esa quizás desagradable sensación de estar en el límite. En el límite de nuestras fuerzas, en el límite de nuestro control emocional, en el límite del funcionamiento de nuestro cuerpo físico, en el límite del pensamiento.

Y… claro, surge inmediatamente la idea y el concepto de que lo ideal sería no llegar a esa situación tan extrema. Pero… a la vez también tenemos que preguntarnos: ¿por qué llegamos a ese tipo de situaciones? ¿Por qué se nos dan en la vida circunstancias y escenarios que nos hacen sentir como que el precipicio está ahí, a un paso, a centímetros de donde estamos? Y sin embargo, con uñas y dientes nos aferramos a la vida y nos aferramos al equilibrio y nos aferramos a intentar mantener esa armonía y esa paz interior. ¿Por qué? Porque por sobre todas las cosas prima el deseo de vivir. Y prima el deseo de VIVIR CON DIGNIDAD.

¿Y cuál es el concepto que tenemos nosotros de la vid?,¿ qué significa vivir para cada ser humano?

Esa discusión se ha tornado de alguna manera permanente, porque en definitiva todos tenemos una determinada concepción de la vida y a veces esa concepción no nos lleva al destino que nosotros elegimos. Por lo tanto, hay que ser prudente a la hora de tomar decisiones respecto a qué actitudes vamos a asumir nosotros frente a la vida. Vivir es algo extremadamente valioso, en la medida que nosotros sepamos respetar nuestra integridad. Y por el contrario el sobrevivir es simplemente dejar que la vida nos lleve por los destinos de la misma, sin darnos la oportunidad de elegir nosotros, qué caminos queremos transitar.

Y hay muchas personas que eligen esta opción. ¿Por qué? Porque es mucho menos compromiso y porque no tienen entonces el peso de tener que tomar decisiones importantes. Lo que pasa, pasa y lo que sucede, sucede y la vida transcurre de esa manera en una especie de fluir espontáneo sin que nosotros tomemos el mando de la misma.

Lo que no se entiende es que la palabra VIVIR tiene un sentido unidireccional, es decir, que tanto si uno vive bien o vive mal, o vive mejor o vive peor, no hay retroceso, porque lo que está viviendo no tiene vuelta, de ahí que sea tan importante tomar ese café para pensar, para elegir correctamente cómo uno quiere que la vida transcurra. Después la vida dirá, si podemos o no. Pero por lo menos partir desde una base de cuál es el sentimiento que albergamos cada uno de nosotros respecto a cómo queremos desempeñarnos en nuestra existencia. Los arrepentimientos, los llantos y las lágrimas no sirven para poder borrar ni lavar aquellos errores que pudimos haber cometido.

¿No sería mucho más interesante que nosotros pudiéramos mejorar la comunicación entre todos los seres humanos, para que cada uno pueda expresar lo que piensa, lo que siente, lo que le tocó vivir y que lo pueda trasmitir sin tratar de imponer el criterio, sin una manipulación, pero sí tratando de trasmitir su propia vivencia?

Porque la suma de las vivencias es lo que nos puede dar un camino a elegir. La opinión y las experiencias de todos pueden sumar para que juntos podamos aumentar nuestra calidad de vida.

Las dudas, las incertidumbres, todos aquellos miedos o todos aquellos enemigos son mucho más visibles. ¿Cómo hacer entonces para poder alejar esos fantasmas que nos están acosando desde que abrimos los ojos hasta que los volvemos a cerrar cuando nos acostamos?

Ante todo creo que cada ser humano debe definir para sí mismo qué es lo que significa VIVIR. Eso significa qué va primero y qué va después, qué es importante para ti y qué es importante para mí. En qué cosas podemos coincidir, en qué cosas podemos diferir. Y… te hablo a ti directamente porque tú como ser humano eres un universo en ti mismo. Con tu realidad, con tu entorno y con un escenario donde tú estás desarrollando tu existencia en el día a día. Por lo tanto, tienes que definir cómo quieres que sea tu vida. No como la quieren los demás, ni siquiera aquellas personas que te rodean y que conviven contigo que realmente te quieren bien. Tienes que tener autenticidad en la definición de lo que tú quieres para tu vida.

Y hablar de respeto por otro, es permitirle desarrollar y proyectar su vida a su manera, siempre y cuando este proyecto y este planteo no dañe o no perjudique a las personas que le rodean.

Pero suele suceder, con mucha frecuencia, que el ser humano, por distintas causas, va renunciando progresivamente a sus sueños y a sus ilusiones ubicándose en un lugar muy distante de lo que fueron sus sueños del inicio  cambiando el orden de las cosas y dándole mucho más jerarquía a las necesidades y a las voluntades de los demás.

 Eso no es una manera de vivir. Eso sí es solamente tratar de sobrevivir. Y seguramente no es lo que tú quieres para tu vida.

Tú eres la esencia misma de la vida. Aférrate a tus sueños y lucha incansablemente hasta ver cumplidas tus metas. Cree en ti; defiende tu lugar en el Universo. No te compares con los demás y traza tu propio surco. Al final del camino  te esperan tres recompensas: el éxito, la paz interior y el bienestar. ¡Ve hacia ellas, porque tú lo mereces!

 

Dr. Walter Dresel

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com

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