DESDE HOY, SERÉ TAL Y CÓMO SOY. Y COMPARTIRÉ CON EL MUNDO MI SINGULARIDAD

Desde pequeños, más a unos que a otros, se nos trata de empujar en una dirección, condicionarnos (cuando no, forzarnos) a adoptar unas pautas de vida y/o unas determinadas creencias. En resumen, se pretende hacernos encajar en un molde con mayor o menor presión. En la mayoría de los casos, se logra ‘moldear’ al individuo ya que, la ‘promesa de obtener amor si uno se pliega  los deseos del otro’, es más fuerte que proteger y defender la individualidad, la identidad, la integridad, en definitiva, la dignidad propia. Se suele campear la adolescencia con peor o mejor éxito, en demasiadas ocasiones enfundándose un molde sobre el molde ya existente previamente. ¿Por qué procedemos así?

Hay que encajar en el grupo social.

Así se llega a la post adolescencia o a la pre madurez embutidos en varios moldes que ya están dando señales de que, la asfixia, a la que someten a la dignidad, empieza a ser insoportable y a somatizarse, esto es, los síntomas del desequilibrio que genera el ir enfundado en los moldes de ‘que me quieran y acepten los demás’, así como la mordaza autoimpuesta de callar la verdad del alma que uno es, comienza a asomar su rostro: depresiones, insatisfacción vital, parejas que son un fiasco, comer demasiado, empinar el codo, dolores varios…

La búsqueda, preferentemente, suele darse afuera. La mayoría, consecuencia del despiste existencial (otra de las consecuencias colaterales de ir enfundado en moldes), se agarra a algún gurú o gurusa (algunos se auto denominan ‘maestros espirituales), con la esperanza de que le dé sentido a su vida y de paso, le proporcione las ‘fórmulas’ mágicas que le libren de las corazas o moldes, eso sí, sin pasar por el proceso de individualización e introspección interior. Tanto los gurús como las gurusas, lo que quieren es gente que permanezca en la inopia, ergo, no ayudan a desprenderse del molde sino que sirven otro molde que falsea la existencia de los moldes previos. Pasado un tiempo, el ‘amoldado’ se da cuenta de que su insatisfacción resurge. ¿La solución? Dejar al gurú de turno y buscar uno nuevo con la esperanza de que, esta vez, sí sea el gurú adecuado.

  • El ser uno mismo, un ‘fuera de la ley del CdR (Club del Redil’, está muy mal visto.
  • Requiere mucho coraje y mucho amor a uno mismo persistir en la defensa de la identidad propia.
  • Osar mostrar el verdadero rostro en forma de actos y opiniones es tarea para valientes. Pero, ¿qué vida es esa en la que uno no osa ser quién es?
  • ¿Para qué vivir si no vivimos siendo nosotros?
  • ¿Habrá servido de algo vivir de espaldas o en contra de uno mismo?
  • ¿Qué tipo de lecciones acumularemos al final de nuestra vida?

 

En la sociedad actual (la formamos entre todos, por lo que cada uno de nosotros contribuimos ya sea por acción u omisión al resultado de la tipología de sociedad existente en general en todo el mundo), a mí particularmente me llama mucho la atención el ‘brillo que sigue teniendo el dinero’. Más allá de su función  práctica (paga cosas necesarias y no tan necesarias), está el valor que cada uno le quiera dar. No estoy en contra de ser rico, monetariamente hablando, ni mucho menos. Ahora bien, de lo que sí estoy en contra, es de prostituir el alma o la dignidad propias por un puñado de billetes (al final, siempre es, más o menos, un puñado).

  • Querer quedar bien con los demás o no quedar mal, es el origen de todos los males.

Dado que hay tanta gente que se obnubila ante el ‘brillo’ del dinero, no es de extrañar que uno se deje la piel del alma, la dignidad y lo que haga falta (incluyendo la vida propia), en pro de lograr éxito social y mucho, mucho, mucho dinero que exhibir. La sociedad, en general, se rinde ante el poder del brillo del dinero. Tanto es así que a las personas se nos califica y concede importancia en función de la cantidad o puñado de billetes que tengamos y de nuestras posesiones materiales así como del ‘cargo’ profesional.

Olvidamos que todo eso material, empezando por el cuerpo físico, quedará aquí cuando nos marchemos al otro lado. Todo lo que tenemos en la vida humana es prestado, todo. Ergo, ¿para qué prostituir la dignidad propia? ¿Por qué silenciar el alma que somos?

No deberíamos dejar para mañana, el ser quién nos da la gana ser, o lo que viene a ser lo mismo, ser o mostrar el rostro del alma que habita la identidad humana y sacar a pasear los recursos que albergamos en las alforjas de alma. El plan de navegación o plan de vida que vinimos a ejecutar no puede ser olvidado o silenciado en las mazmorras y todo porque no nos atrevimos a plantar cara al CdR y, consecuentemente, no osamos ser quienes somos en verdad.

Sí te importa más quedar bien con los demás, no desilusionarlos o no decepcionarles o no llevarles la contraria, que tu propia felicidad, allá tú. Es una opción. Ahora bien, tendrás que aceptar todas las consecuencias y sus efectos (daños) colaterales.

En esto de enfundarse ‘moldes’ o ‘corazas’, las mujeres se han revelado a lo largo de la historia como expertas en la materia. ¿Son menos inteligentes que los hombres? Para nada. En mi opinión, la inteligencia no tiene sexo ni género ni nada que se le parezca. Por muchas y variadas razones, que no voy a enumerar ahora, se dejaron vencer, optaron, en general, por un papel secundario,y, el ‘patrón de conducta, cristalizó llegando a parecer que era ‘inherente a la identidad de las mujeres’ en vez de ‘una conducta’ o ‘táctica de supervivencia’, un ‘personaje (coping persona). Las más osadas y atrevidas, las que se hartaron de acoplarse al ‘rol imperante’, llegaron a pagar incluso con su propia vida el plantar cara al poder masculino, al machismo, al misoginismo. A ese escarnio se sumaron (lamentablemente, se siguen sumando), mujeres resentidas consigo mismas y envidiosas (en 'La reina que dió calabazas al caballero de la armadura oxidada' (RBA), las bauticé como ‘damiselas de diadema floja’) de aquellas valientes. La envidia, el resentimiento, el odio… al igual que sucede con la inteligencia, no son patrimonio de un sexo sino del ser humano.

¿Esclava del CdR o liberada?

Cada mujer elige su camino.

La esclavitud tiene sus ventajas y sus inconvenientes, al igual como sucede con el ser una misma sin rubor sin disimulos.

Depende de si las ‘ventajas’ compensan ‘los inconvenientes’. Lo cual, como todo en la vida, es una decisión personal e intransferible. Por eso no vale quejarse ni lamentarse de los resultados. Cada cual debe apechugar con sus estrategias y decisiones. Caso de que no guste el resultado, siempre se puede modificar y variar la estrategia. Nunca es tarde para volver a empezar. Sin embargo, mañana sí es tarde para ser feliz.

El dinero, la fama, el poder que otorga el CdR nunca debe ser (o debería), ser más importante que ser quien eres.

  • Puede que brillar la singularidad que se es a nivel de alma no cotice en Bolsa.
  • Puede que no se nos den premios.
  • Puede que no seamos admitidas en el CdR.
  • Puede que, al final, no se sea la más rica del cementerio.
  • Puede que no seamos ‘un referente’ o se nos nombre ‘influencer del año’-.
  • Puede que no seamos ‘influencers’ en nada.
  • Puede que, la luz que brilla cada mañana en nuestro despertar, sólo la veamos nosotras.

¡Qué más da!

Lo importante es ser luz, brillar la identidad y singularidad propias.

Ni un año más sin brillar la luz del alma.

Mañana es tarde para ser feliz.

Mañana es tarde para atreverte a ser quién eres.

Sí, al mostrar tu verdadero rostro, hay quien se enfada u ofende y decide ‘largarte de su vida’, tómatelo como que te empujan hacia tu destino.

Hay mucha gente en el mundo ansiosa, ávida de seres valientes que se atrevan a iniciar la marcha de la Luz y llevarle la contraria a los del CdR. No obstante, independientemente de ello, tú, sólo debes ser fiel a ti misma y mostrarle al mundo tu singularidad, tu esencia, sin rubor y sí con amor a ti misma. Porque una vida vivida al margen o contra tí o a pesar de tí, es una vida malgastada. Y, eso es una verdadera lástima. porque, si hemos venido a la vida humana, seguro que lo hicimos porque teníamos un plan vital un granito de arena o de luz que aportar al mundo. Todas las vidas cuentan. Haz que la tuya cuente, empezando para tí misma. 

Sé tú, sin complejos, sin miedos, sin tapujos.

Sé tú brillando a toda luz tu singularidad.

Eso es magia en estado puro.

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