Sobreprotejer a tus hijos no es una buena idea.

La sobreprotección de los hijos. Con las mejores intenciones a veces se logran los peores efectos.Artículo publicado en el diario AM de León, Gto.Por Gabriel de Velasco, Psicoterapeuta fundador de Centro ConstelaCuántas veces no hemos escuchado en los noticiarios o leído en los periódicos que un joven de 17 años o menos se mató a bordo de su automóvil último modelo en la carretera o en una de las principales avenidas de la ciudad.Este tipo de noticias nos llevan a la reflexión obligada del porqué si se les da todo a los hijos, ellos no corresponden de la misma forma con sus padres, con buenas calificaciones, conducta intachable y moral ejemplar. De pronto se torna contradictorio lo que sucede con niños y jóvenes que nacen y crecen en un ambiente donde aparentemente no les hace falta nada. Acuden a colegios con cuotas de cinco estrellas, cuentan con un exclusivo guardarropa digno de un actor de telenovela, poseen una cuenta en el banco de la que pueden disponer en todo momento y un auto, que en el peor de los casos es el que mamá dejó de usar para cambiarlo por el del año en curso.En un escenario conservador, este joven del que hablamos es el mismo a quien se le puede observar de jueves a sábado en los antros, tugurios y after hours bebiendo cantidades industriales de alcohol y asesinando sus neuronas con cigarros de cajetilla roja, blanca, verde, azul o hasta dorada.Sin pretender emular la moralina de Carlos Cuauhtémoc Sánchez ni parafrasear a ninguno de los merolicos de la excelencia, estos jóvenes son por demás peligrosos no sólo para la vialidad de la ciudad, sino para la conciencia de este país. Nuestra juventud se está autodestruyendo ante nuestras propias narices y nadie hace absolutamente nada.La raíz de este problema es la creciente sobre protección de los niños y jóvenes en el seno familiar, la cual es tan grave como el maltrato infantil. Ambas crían a los futuros adultos que no tendrán contacto con la realidad.Oscar Wilde escribió alguna vez: Con las mejores intenciones se obtienen, la mayoría de las veces, los peores efectos. Y para ilustrar esta frase les compartiré el caso de un paciente que estaba buscando por todos los medios poder tener acceso a la herencia de su padre antes de que éste muriera. El joven sentía que tenía el derecho de cobrar este capital por la sencilla razón de ser hijo de un millonario.A este grado de confusión puede llegar un individuo que en su desarrollo vivió la sobre protección, donde no había responsabilidades ni proyectos personales. Por lo tanto les suena fuera de lugar la frase de: Gánate aquello que quieres gastar.Muchos lectores seguramente responderían que el dar tanto amor no puede hacer mas que bien, sin embargo, por la experiencia en el consultorio yo les respondería que son incontables los casos en los que el amor incondicional, la falta de límites y la ayuda innecesaria produce muchos más daños que beneficios al niño y al adolescente.Hace dos décadas comenzó una moda literaria con textos en los que se alertaba a los padres a evitar toda clase de regaños y nalgadas a los hijos ya que esto provocaría un trauma irreversible en los pequeños, a quienes en su edad adulta convertiría en seres inseguros, mediocres y limitados.Esta propagada actitud benévola en la relación entre padres e hijos puede conducir a resultados totalmente opuestos; jovencitas menores de edad que fingen ir a una excursión de amigas o a una pijamada, para escaparse con un amigo o free a un motel. O adolescentes varones que se les hace fácil portar un arma de fuego.Aunque estas manifestaciones conductuales en los jóvenes también suelen presentarse bajo el modelo del maltrato físico en la familia, el tema que nos aqueja en esta ocasión es el de las consecuencias de la sobreprotección, que cada vez es más grave no sólo en los círculos más adinerados, sino también en la clase media y baja, aunque en menor grado.El hecho de que este fenómeno se presente con mayor regularidad en familias de mayores recursos económicos e intelectuales se debe a la creciente cifra de hijos únicos que viven bajo estas condiciones. A esto hay que sumarle la gran cantidad de hijos de madres solteras que son criados por abuelos y tíos bajo un ambiente de sobreprotección.No hay que dejar de lado otra realidad: cada vez son más los adultos jóvenes de 24 a 30 años que viven con sus padres a pesar de ser económicamente autosuficientes. Ellos no abandonan la comodidad del hogar original por miedo a la responsabilidad, como Peter Pan, el niño que no quería crecer. La gran mayoría de ellos argumenta: Para qué irme a vivir solo..., Mi mamá me mima..., ella me lava, me plancha, me cocina; además mi papá me resuelve todos mis problemas.Por otro lado existe un gran sentimiento de apego de parte de los padres que nunca antepusieron su relación de pareja y dejaron de serlo para convertirse en los eternos papás de niños a los que no quieren ver crecer: Mi hijo tiene 28 años, pero está con nosotros porque sabe que siempre lo apoyaremos en todo, por eso somos sus papás.Trampa tras trampa, creando seres que no han probado sus recursos emocionales, que sin sus padres no pueden tomar una sola decisión, que no han salido del cascarón y que desconocen las consecuencias de sus actos.Buscar un culpable sería inútil, lo que está en nuestras manos es responsabilizarnos de lo que nos toca y dejar de ver al hijo como nuestra propiedad. El amor verdadero está en el acto de soltar, permitirle al adolescente que se enfrente a sus problemas, supervisándolo a distancia sin sobreproteger; que al caerse sea capaz de levantarse solo, que aprenda que las cosas tienen un costo y hay que ganárselas. Sólo así formaremos a los hombres y las mujeres emocionalmente sanos que tanto necesita este país.Más información en (477) 7174282; consultorio@centroconstela.com y en www.centroconstela.comGabriel de Velasco Vázquez y Valenzuela es psicoterapeuta corporal con especialización en terapia sistémica (Constelaciones Familiares) y Coaching Organizacional. Articulista, conferencista y consultor empresarial.
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Comentarios

  • Gabriel: es un gran articulo que nos brinda las mejores opciones a seguir; aunque en la realidad realmente es un poquito diferente e intentar ser justo, equilibrado o sobrellevar no es tan sensillo sinembargo es grandioso tener las herramientas para intentarlo dia a dia.
    Gracias Que tengas un hermoso dia.
  • Lo recomendable es que los padres acudan a terapia para revisar sus áreas de oportunidad.
  • TENGO DOS HIJOS Y TRATO DE HACER LO MEJOR QUE PUEDO COMO MADRE , RECUERDO A UN AMIGO QUE CON LAGRIMAS EN LOS OJOS UN DIA ME DIJO "NO LE DES TODO A MANOS LLENAS A TUS HIJOS, PORQUE LOS PUEDES DAÑAR" Y ME IMPACTO MUCHO VERLO ASI PORQUE EL ES UN HIOMBRE CON UN GRAN CORAZON, Y BATALLA PARA CONTROLAR A SUS HIJOS.... Y ENTONCES ENTENDI QUE EN EL AFAN DE EVITAR QUE NUESTROS HIJOS PASEN POR LAS CARENCIAS QUE ALGUNOS PASAMOS DE NIÑOS, LOS HECHAMOS A PERDER...ES TRISTE PORQUE LES QUEREMOS EVITAR TRAGOS AMARGOS PERO RESULTA QUE EN LUGAR DE AYUDARLOS LOS HECHAMOS A PERDER...
    COMPARTO CON USTEDES ALGO QUE ME LLEGO Y ME PARECIO MUY BUENO...
    Disciplinar a los hijos
    Le puede ser familiar el oír”ya no tengo paciencia”, “me cuesta montones que se siente a la mesa a comer”, “no quiere hacer tareas”, “si yo no le doy lo que pide me hace un berrinche”, “me estoy volviendo loca”. ¿Le parece conocido? Estos ejemplos son escenas cotidianas que viven los padres y que hace que se pregunten ¿cuál será la mejor manera de disciplinar a mis hijos?
    Existen gran variedad de métodos disciplinarios; mientras unos funcionan para algunos hijos, otros no lo hacen. La disciplina o el establecer límites se conoce como el conjunto de reglas que permiten la convivencia en el hogar. Tiene como objetivo el producir un patrón específico de comportamiento y es importante porque contribuye a que los niños crezcan sin temores, aprendan lo que se espera de ellos, ayuda a protegerlos de situaciones peligrosas y además hace que se establezcan las condiciones para convivir con los demás. Además una vez que se establezcan los límites claros y razonables con respecto al comportamiento de sus hijos, se logra tener una mejor relación y evita los enfrentamientos constantes.
    La disciplina es necesaria y debe ser guiada por adultos para que los niños aprendan cómo realizar lo que desean de la manera más adecuada, aprendan a postergar los deseos para momentos más oportunos y logren tener confianza en sí mismos. Además contribuyen a la tranquilidad, al orden y autocontrol.
    Usted se preguntará, ¿qué sucede si no se limita la conducta? Si usted no pone disciplina, su hijo no aprenderá a auto controlarse y auto dirigirse, y además lo expone al rechazo, pues la vida está llena de reglas que debemos seguir y que se aprenden desde que estamos pequeños.
    Para definir los límites debemos basarnos en las necesidades de los padres y los niños. Tome en cuenta las necesidades y etapas de desarrollo de sus hijos así como su temperamento, sin dejar de lado que el liderazgo lo ejercen los padres. Recuerde que es un proceso que no se da de la noche a la mañana y que por eso desde pequeños debemos establecerles límites. Además entre más firme y constante sea, mayor respeto y comprensión logrará.
    Al establecer las reglas recuerde que lo que limitamos es la conducta y no los sentimientos que la acompañan. Los sentimientos deben reconocerse aunque no se acepte la conducta. Un ejemplo: si tira la puerta decirle: “comprendo que estás muy enojado pero las puertas no se tiran, si quieres cuando estés más tranquilo podemos hablar.”
    Como padres, deben aprender a distinguir entre comportamiento normal, irresponsabilidad y desafío. La exploración normal debe ser animada pero de una manera que sea sana para ellos y los que lo rodean. Algunas veces se enfrentarán a irresponsabilidades de los niños, como dejar los juguetes tirados, quebrar un vaso, entre otros. En esas ocasiones pregúntese si es algo accidental, o algo propio de la edad. Pero en otras ocasiones los niños desafiarán la autoridad. Esto es cuando ellos conocen lo que usted quiere y no lo hace, se rehúsa.
    Para que ni usted ni sus hijos se sientan mal o culpables, la disciplina se debe establecer sin que afecten el respeto y autoestima del niño, ni de los padres.
    Algunas maneras para lograrlo:
    1- Señale la situación problemática empleando pocas palabras.
    2- Establezca las reglas con anterioridad, explíquelas y establezca consecuencias lógicas. Es decir, explíquele a su hijo lo que se espera de él y si él no cumple, decirle que él fue el que decidió ser regañado, castigado. Esto con el fin de que interiorice que es él quién decide, con su conducta, las consecuencias. Póngale ejemplos: “en esta casa vamos a comer a las siete, tienes dos opciones: si comes puedes ver tu programa de televisión, si no, vos decidiste que ese día no vas a ver el programa.”
    3- Los castigos-consecuencias deben ser de corta duración.
    4- Proporcione alternativas para lograr lo que desea. Por ejemplo: “Carlos, los juguetes están tirados. Puedes seguir viendo el programa y durante los anuncios recoger primero los juguetes” o decirle: “si quieres seguir viendo el programa debes recoger los juguetes.”
    5- No califique al niño. Señale el problema, la conducta.
    6- Sea firme, tranquilo, no grite y no se desespere.
    7- Es importante la manera en que se pongan los límites. Por ejemplo, si siempre se le habla al niño con órdenes y amenazas, le está diciendo al mismo tiempo que no cree que sea capaz.
    8- No le dé sermones. Sea claro.
    9- No sea repetitivo, sus hijos necesitan ver que usted actúa.
    10- Establezca las reglas en común acuerdo entre padres e hijos. Debe comunicarlas con anterioridad. Además, ambos padres deben estar de acuerdo con las reglas y no contradecirse. Los hijos deben saber que ambos padres tienen la misma autoridad, sino esto puede hacer que se establezcan alianzas en donde sólo uno “es el malo de la película”.
    11- Señale las situaciones sobre las que se deben establecer reglas.
    12- Sea flexible, comprensivo, valore los sentimientos y necesidades. Recuerde que el establecer límites no quiere decir que quitamos el afecto. Los límites y el afecto van de la mano.
    13- Defina cuándo una conducta es aceptable o no. Por ejemplo, piense qué se entiende por la orden que usted da. Sea específico.
    14- Sea consistente.

    Y si el niño no respeta los límites:
    1- Debe tener consecuencias, inmediatas, proporcionales y directas. El niño debe saber porqué se le castiga. Cuando lo castigue, explíquele porqué es, señale la conducta.
    2- Las consecuencias deben ser adecuadas a la situación y coherentes, que se puedan cumplir.
    3- Sea firme, constante, actúe.
    El castigo físico
    Debe ser aplicado solamente ante desafíos y por padres amorosos es decir que no sean violentos o sean personas que no sepan controlar el enojo. Este debe ser advertido con anterioridad, debe ser siempre inmediato a la acción y cuando usted lo haya advertido, no lo utilice sólo cuando usted no sepa qué hacer. Debe aplicarse con un objeto neutral y no con la mano, el objeto no puede dañar seriamente a su hijo.

    1- No es conveniente en niños menores de un año y medio ni en mayores de 10 años.
    2- Ayude a sus hijos a que expresen sentimientos de manera adecuada.
    3- Permita que el amor sea su guía.
    4- Debe entender la intención de la conducta antes de reaccionar.
    5- Debe entender las consecuencias naturales, por ejemplo: si no llegó a comer a pesar de que se le estuvo llamando a comer, debe decirle cuando llega que ya pasó el tiempo para comer y que debe esperarse a la próxima comida.
    6- Cosas que NO debe hacer: utilizar el abuso físico (quemar, empujar, dar un manazo, palizas, etc.) ni agresión verbal. No utilice frases hirientes, no discipline con gritos, no amenace ni utilice sobornos por ejemplo te daré una galleta si te sientas en la silla del carro o si haces tal cosa te compro algo.
    7- Recuerde estimular a su hijo, alabarle, aprenda a reconocer los pequeños logros. Recuerde que sus hijos son el tesoro más grande que Dios le ha dado, ámelos y abrácelos. No olvide que la disciplina es sinónimo de amor.


    Creciendo juntos
    Fortaleciendo a la familia
    Proyecto de fundación Alba
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