QUIEN IMPORTA ERES TÚ

Un día despertarás como cualquier día de tantos y te darás cuenta que tus hijos han crecido, que se han ido de tu lado, que han comenzado un viaje independiente y tendrás que dejarlos ir, aunque eso duela, aunque desees que se queden a tu lado, aunque anheles que te necesiten o que te llamen porque eres indispensable para ellos.

Abrirás las cortinas de tu recámara y notarás el pájaro que siempre ha cantando cerca de tu ventana, pero que no habías reparado en él. Te mirarás al espejo y notarás las líneas que se forman en tu cara, las estrías de tu vientre, las venas de las piernas que comienzan a verse.

Tratarás de encontrar en dónde quedaste, a dónde se fue aquella chica diáfana o impulsiva que creía en ella como nadie, o tal vez no, pero que intentaba de todas las formas posibles ser un poco más agradable con las amigas, con los chicos, con el novio, con el marido, con los retoños del amor.

Mirarás hacia atrás y te darás cuenta quizás, que lejos está la luchadora, la guerrera, el alma belicosa que defendía o estaba en contra de aquello que consideraba denigrante.

 Posiblemente te preguntarás si valió de algo luchar por nada o por todo, por aquello que considerabas tuyo y que, por lo mismo, te perdiste en los senderos de darte lo que anhelabas. Sonreirás y te sentirás satisfecha o, a lo mejor comprenderás que por no proporcionarte amor y no poderlo compartir por la agitación de tu vida, se fue. Y ahora, ahora ya no existe.

Llorarás unos momentos y de ti dependerá que el dolor se prolongue y comience a ser sufrimiento o te limpies las lágrimas y te des el tiempo para conocerte, para aceptar que la vida es maravillosa, que lo que diste, bueno o no, fue por algo en lo que creías en ese momento. Que, pese a que te has quedado sola por reprimir un abrazo, un beso o un te amo, todavía estás a tiempo para empezar a decírselo a la única persona importante que debió existir y que existe en el universo: Tú.

Te recogerás el cabello, te pondrás aquella blusa que tanto te gustaba y que no la usabas porque estaba demasiado llamativa, a lo mejor hasta experimentarás salir sin maquillaje, sin tacones, cómoda contigo, con la vida, con tu vida.

Escucharás la canción de tus años de moza y la cantarás a todo pulmón con los cristales abiertos, sin importar que las personas que pasan a tu lado se fijen en ti.

Ya no existe la necesidad de llamar la atención, de luchar por nada, de estar en contra de nada porque lo significativo eres tú.

De vez en cuando recordarás a aquella amiga que te traicionó o aquel novio que te abandonó, o cuando tu hijo te dijo algo que entristeció tu alma, pero sólo será para bendecirlos porque sabrás que, de no haber sido por ellos, la ganancia de la enseñanza que aportaron a tu vida, no la hubieras obtenido.

A lo mejor te lleve un tiempo, puede ser corto, largo, opaco o nítido, a lo mejor un nuevo amor aparezca en tu vida y abrazarás, besarás, te atreverás a experimentar las locuras de la felicidad, tomarás el vino y dejarás de tratar de buscar cosas inexistentes y explicaciones imprecisas porque comprenderás que esas actitudes sólo fue un desperdicio de tiempo. Tiempo desperdiciado que pudiste dedicarte.

Y a lo mejor nunca suceda, pero todo depende de Ti.

By: Rosy Alcocer Vázquez

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Comentarios

  • Que hermosa manera de aceptar el paso del iempo, muchas gracias, me encanto

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