¿Qué quieren las mujeres?
Lo mismo que los hombres: ser amadas. Pero no de un modo anónimo y general, sino por aquella persona en especial a quien ella ama. Un amor que no se reduzca a roles sino que al complete como persona. Sin embargo, la realidad de la queja femenina, a lo largo y a lo ancho, gira en torno de las heridas de amor. ¿Cómo hacer para dejar atrás el sufrimiento del desamor? ¿Cómo aprender a darse cuenta que, a veces, no es que no la aman sino que no la aman como ella anhela? El amor en todas sus formas es un tema central del universo femenino y que la acompaña en todos los momentos de las diferentes etapas de su vida. La mujer ha aprendido en el proceso de la construcción de su identidad, entre otras, dos cosas vitales: equivocarse y crear. Y, estos recursos le dan la capacidad esencial para estar volcada a aprender de la experiencia. ¿Por qué, entonces, se encuentra atada, en ocasiones, a modelos que le impiden expresar sus auténticos sentires, decir lo que en realidad quiere decir y hacer lo que desea realizar? En ese contexto explorar las diversas fases que atraviesa una mujer da la posibilidad de comprender el saber natural y simbólico que se atesora en cada una de ellas y acercarse a una herramienta, las esencias florales, que las ayude a liberar las emociones en las cuales pueden estar estancadas o que aún hayan quedado como pendientes de vida. Eduardo
La mujer tiene una gran cantidad de facetas que puede explorar. Sin embargo, desde pequeñas van desconectándose de los grandes recursos con los que cuenta el mundo femenino: la capacidad para expresar sus emociones, así como la posibilidad de aprender de sí misma a través del ciclo menstrual y otros ritos de paso (menarquia, embarazo y menopausia). Las esencias florales son grandes maestras que acompañan las diferentes etapas de la mujer. Transformar sus heridas profundas, hace que la mujer experimente mayor libertad y fidelidad a sí misma. Gabriela Zamarripa
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