¿QUÉ PASA CON LOS MILLENNIAL QUE AHORA SON ADULTOS?

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Los Millennials percibidos como narcisistas, arrogantes y faltos de compromiso se diluyen ante los resultados revelados en estudios recientes: Millennials are disrupted. Somos una generación rota porque estamos en el fuego cruzado entre del mundo tradicional y el mundo volátil, efecto de los avances tecnológicos, la migración, el cambio climático, y otros factores. No es que queramos romper el status quo; la incertidumbre de pisar nuevos terrenos se moldea la subjetividad de una generación que hoy es la más grande y constituye la fuerza laboral del mundo. 

Deloitte en su estudio Generation disrupted, en el que año con año encuesta a cerca de 13,500 millennials de 42 países, revela interesantes insights respecto a la realidad a la que nos enfrentamos los que pertenecemos a esta generación. Y aunque parece desolador, nos ofrece una radiografía más amplia para tomar mejores decisiones, no sólo de consumo, también de la forma en que establecemos vínculos, ocupamos nuestro tiempo y  diseñamos el futuro. 

Aquí les compartimos el análisis y algunas de las conclusiones del estudio:

  • Los Millennials han perdido la confianza en el entorno que continuamente cambia y en la esperanza en que las cosas van a mejorar. La sensación de desilusión se ha convertido en el tamiz que filtra nuestra realidad. 
  • Aislamiento.  Los Millennials somos la generación más conectada, pero también la más aislada. La posibilidad de hacer vínculos significativos y amorosos se han convertido en un lujo que se paga con una moneda en desuso: la vulnerabilidad, el vacío y la extrañeza del otro. En un mundo que promueve que sujetos todopoderosos que Just do it, pocos son los que están dispuestos a vivir la incomodidad de estar incompletos y dejarse ayudar por el otro.  
  • La autoridad ya no es la vigilancia del otro. La vigilancia está interiorizada. El único capaz de salvarnos es el mismo capaz de destruirnos: nosotros mismos. El culto por el self ha borrado la presencia del otro para dejarnos encerrados en la prisión de lo mismo. Ha desaparecido la represión para dar paso a la epidemia de la depresión. 
  • Las grandes decisiones de la vida llegan cada vez más tarde. O no llegan nunca. El matrimonio, los hijos, adquirir una propiedad son los sueños de los adultos del pasado. Hoy, los milestones de la vida se cuentan con historias y experiencias efímeras: viajes, festivales y comida se convierten en el escape de las aplastantes responsabilidades económicas que consumen nuestros salarios. ¡La seguridad social, médica y educativa nos cataloga como la generación más endeudada de la historia!
  • Compromiso social. Según el estudio este factor es constante. La necesidad de encontrar sentido a lo que hacemos (generando algún tipo de impacto en la sociedad) sigue siendo un motivador importante que influye en las decisiones de compra y la elección de estilo de vida. No obstante, antes que éste, el principal factor que define nuestras elecciones, es el precio. Ya que en un mercado hipercompetido con sobreoferta de productos y servicios, el más barato es el ganador. 
  • Falta de tiempo. Los Millenials somos una generación que se percibe a sí misma como time starved. Por esto, lo que valoramos más son las preciadas cosas en las que decidimos invertir nuestros minutos. No importa si lo que vendes son productos o servicios, para conseguir la elección de los Millenials es importante diseñar experiencias que ofrecen a este público, una recompensa, más allá de la compra. 

 

Para quienes diseñamos experiencias o creamos productos, es importante considerar cuáles son los efectos de lo que hoy entendemos como las reglas del juego. La evidencia nos dice que nuestros usuarios (y nosotros mismos) finalmente entendimos que no todo lo que brilla es oro y que una linda foto con un copy espectacular no son más que un predador más buscándonos como presa. Tener miles de amigos en Facebook, más allá de celebrar la conexión, es síntoma de la deprivación social que nos suma a las filas de la depresión y la ansiedad que provoca no tener relaciones significativas con los otros.

 

Como generadores de contenidos o tomadores de decisiones ¿qué podemos hacer para recuperar la confianza y credibilidad de este sector? ¿Cómo podemos revertir este frenesí de tener más y ser el mejor? Producción y performance son dos términos cuyos significados tienen que cambiar si queremos construir sociedades menos egocéntricas y más solidarias. 

Esta entrada fue publicada originalmente en el blog de Dalia Empower

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Acerca de la autora: 

Isabel Rojo ha desarrollado su carrera profesional entre la Comunicación y el Psicoanálisis. A lo largo de sus 15 años de experiencia en el campo de la comunicación, el branding y el desarrollo de estrategias de contenidos para medios tradicionales y digitales, ha contribuido a la construcción y posicionamiento de diversas iniciativas para el sector público, privado y la sociedad civil. Es practicante de psicoanálisis. Actualmente está haciendo la Maestría en Psicología Clínica y la formación en psicoanálisis en el Círculo Psicoanalítico Mexicano. 

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