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Esto es lo que se preguntaron investigadores de la Universidad de Rutgers.

Los descubrimientos, realizados por el neurólogo Barry Komisaruk y publicados en el “Journal of Sexual Medicine”, se basó en un estudio en el que eligieron a 11 mujeres sanas que tuvieron que autosatisfacerse con la mano o con un vibrador cilíndrico al mismo tiempo en que los investigadores les tomaban una prueba en un escáner y una resonancia magnética.

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